El científico Peter Piot (Bélgica, 1949) reconocido mundialmente por sus investigaciones e importantes hallazgos sobre diversos virus, dio positivo de la COVID-19. Recuperado de su convalecencia, el científico cuenta que estuvo entre la vida y la muerte.
Durante 40 años Piot se ha dedicado a estudiar enfermedades infecciosas y a combatir virulencias letales en distintas partes del mundo. En diversas entrevistas admite que “finalmente, un virus me cazó a mí”.
Fue uno de los científicos que descubrió el virus del Ébola en 1976. Y entre 1995 y 2008 dirigió el Programa de Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA. Es actualmente asesor sobre el SARS-CoV-2 de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Y también director de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres
En medio de esta pandemia el coronavirus lo atrapó, mostrándole el lado más agudo de su expresión. Confinándolo en una sala de hospital.
Piot y su terrible experiencia con la covid-19
Piot, desde su hogar en Londres, concedió una primera entrevista a la publicación belga Knack, que autorizó a BBC Mundo a reproducir su contenido. El diálogo también fue divulgado en inglés por la revista de la Asociación para el Avance de la Ciencia de Estados Unidos, sciencemag.org.
“El 19 de marzo tuve repentinamente una fiebre alta y un dolor de cabeza punzante. Me dolía el cráneo y el pelo, lo que me parecía extraño. No tenía tos, pero pensé enseguida: ‘Tengo el virus’”, relató el científico.
“Hablemos claramente: sin una vacuna contra el coronavirus nunca volveremos a vivir normalmente», dice el experto Peter Piot, en la primera entrevista que concede en su recuperación https://t.co/YlElV7exAa
— BBC News Mundo (@bbcmundo) May 16, 2020
“Como sospechaba, cuando me hicieron el test de covid-19 dio positivo. Me autoaislé en un cuarto de mi casa, pero la fiebre no cedía. Nunca había estado seriamente enfermo y no he tomado un día de licencia por enfermedad en los últimos 10 años. Llevo una vida sana y camino con frecuencia”, dijo.
Piot padecía una severa deficiencia de oxígeno en la sangre. “La imagen de mis pulmones mostró que tenía neumonía severa, típica del covid-19, además de neumonía bacteriana”.
Además, “me sentía constantemente exhausto, cuando normalmente me sobra energía. No se trataba simplemente de fatiga, era un agotamiento completo, nunca olvidaré esa sensación”.
“Tuve que ser hospitalizado aunque otro test del virus dio negativo. Eso es típico del covid-19, el virus desaparece, pero sus consecuencias permanecen durante semanas”, comentó.
“Estaba muy asustado”
Piot estuvo en el hospital durante una semana. “Me preocupaba que me entubaran porque había visto publicaciones según las cuales eso aumenta el riesgo de muerte. Estaba muy asustado, pero afortunadamente, solo me pusieron inicialmente una máscara de oxígeno y eso funcionó”.
El científico permaneció en la antesala de la unidad de cuidados intensivos. “Compartía el cuarto con una persona sin techo, un limpiador de Colombia y un hombre de Bangladesh. Los tres eran diabéticos, lo que es consistente con lo que se conoce sobre los grupos de riesgo”, relató.
El investigador reflexiona sobre la ironía de caer ante un virus. “A veces pensaba ‘me atraparon’. He dedicado mi vida a combatir virus y finalmente ellos pueden vengarse. Durante una semana estuve en vilo entre el cielo y la Tierra, en el filo de lo que pudo haber sido el final».
Peter Piot: “Many people think COVID-19 kills 1% of patients, and the rest get away with some flulike symptoms. But the story gets more complicated. Many people will be left with chronic kidney and heart problems. Even their neural system is disrupted…”https://t.co/FTjW8Sujhi
— Natalie E. Dean, PhD (@nataliexdean) May 9, 2020
Y advierte que “ahora que he sentido la presencia contundente de un virus en mi propio cuerpo veo a los virus con ojos diferentes. Me doy cuenta de que este cambiará mi vida. Me siento más vulnerable”.
Respuesta exagerada del organismo
Luego de una “larga semana” Piot fue dado de alta. “Volví a casa en el transporte público. Quería ver la ciudad con sus calles desiertas, sus bares cerrados y su aire sorpresivamente fresco”, recordó. “En casa, lloré durante un largo rato. Y también tuve dificultades para dormir durante varios días”.
Una semana después de volver a su casa, Piot sintió dificultades para respirar y debió regresar al hospital, aunque fue tratado sin ser ingresado.
“Tenía una enfermedad en los pulmones causada por lo que se conoce como una tormenta de citokinas. Es lo que sucede cuando tu respuesta inmunológica es desmedida. Mucha gente no muere del daño que el virus causa en los tejidos, sino de la respuesta exagerada de tu sistema inmunológico, que no sabe qué hacer ante el virus”.
Señala que “aún estoy recibiendo tratamiento con altas dosis de corticoides para suprimir el sistema inmune. Si hubiera tenido esa tormenta de citokinas al mismo tiempo que el ataque del virus en mi organismo no hubiera sobrevivido”.
Panorama sombrío
Con su larga experiencia combatiendo enfermedades infecciosas, Piot ofrece una visión sombría del impacto de la pandemia a nivel global.
“Mucha gente piensa que el covid-19 mata al 1% de los pacientes y el resto solo padece síntomas parecidos a la gripe. Pero la historia es más complicada. Muchas personas que sobrevivieron quedarán con problemas crónicos de riñón y corazón. Incluso su sistema nervioso puede verse afectado”, afirmó el virólogo.
Piot destacó el compromiso de la Comisión Europea en apoyar el desarrollo de una vacuna. Pero advirtió sobre el error de pensar que la actual crisis tendrá un fin cercano.
Los delitos contra la vida silvestre afectan la seguridad y la economía de los países. También aumentan el riesgo de propagación de enfermedades zoonóticas como la #COVID19.
La @UNODC trabaja para poner fin al tráfico ilegal de animales: https://t.co/ZWa4hnGNPs pic.twitter.com/7OVmCFpzvn
— Naciones Unidas (@ONU_es) May 14, 2020
“Hablemos claramente: sin una vacuna contra el coronavirus nunca volveremos a vivir normalmente. La verdadera estrategia de salida de esta crisis es una vacuna que pueda ser distribuida en todo el mundo. Eso significa producir miles de millones de dosis, lo que es un enorme desafío logístico”.
“Y a pesar de los esfuerzos”, comentó, “ni siquiera es seguro que se pueda hallar una vacuna contra el covid-19″.
El científico también alerta sobre el riesgo del movimiento antivacunas.
“Existe actualmente la paradoja de que personas que están vivas gracias a las vacunas ya no quieren vacunar a sus hijos. Esto puede ser un problema si se distribuye una vacuna contra el coronavirus. Porque si muchas personas se niegan a ser vacunadas jamás lograremos controlar la pandemia”.
Lee también:
El movimiento antivacuna gana terreno en la redes sociales