La ciudad de Kyle, en Texas, se ha convertido en un fenómeno de crecimiento urbano que desafía las condiciones climáticas adversas y la escasez de recursos. A pesar de las temperaturas extremas y las advertencias sobre el cambio climático, esta urbe ha experimentado un auge sin precedentes, que atrae a nuevos residentes, inversionistas y desarrolladores inmobiliarios a un ritmo vertiginoso.
En la última década, Kyle ha visto un aumento poblacional del 63%, lo que la convierte en una de las ciudades de más rápido crecimiento en Estados Unidos. El veloz desarrollo es impulsado por varios factores, entre ellos los bajos impuestos y la abundancia de espacio para la expansión. Grandes desarrollos inmobiliarios, centros comerciales y megafábricas han surgido de la noche a la mañana y han transformado el paisaje urbano.
Sin embargo, este crecimiento acelerado no está exento de desafíos. La ciudad de Kyle enfrenta una crisis hídrica significativa debido a la persistente sequía que afecta a la región. Kyle depende de varias fuentes de agua, incluido el Acuífero Edwards y el Lago Canyon. Recientemente, la ciudad ha iniciado la construcción de un nuevo acueducto que traerá agua del Acuífero Carrizo-Wilcox, con la esperanza de estabilizar el suministro para 2025.
A pesar de estos esfuerzos, la demanda sigue superando la oferta. En 2023, Kyle utilizó el 102% de su asignación de agua del Acuífero Edwards, lo que obligó a la ciudad a comprar agua de San Marcos. Esta situación ha generado preocupaciones sobre la sostenibilidad a largo plazo del suministro en la región si las condiciones climáticas extremas se mantienen.
En masa
Las ciudades del sur y suroeste, en estados como Arizona, Florida y Texas, han estado creciendo a pasos agigantados. La gente y las empresas han llegado en masa desde la pandemia. Buscan impuestos bajos y espacio amplio. La expansión de la población atrae a nuevos empleadores y comercios, lo que eleva los valores de las propiedades y refuerza las listas de contribuyentes.
Pero muchas de estas ciudades en auge son cada vez más cálidas y secas. La afluencia está creando riqueza, pero también contribuye a que aumente más el calor y la escasez de agua. Lo que crea desafíos únicos y costosos, como dónde conseguir suficiente agua y cómo impermeabilizar el nuevo campo de fútbol. En esta zona de colinas y praderas entre Austin y San Antonio los desarrollos inmobiliarios aparecen por doquier. Amazon.com se unió recientemente al boom y abrió un centro de clasificación de 28.000 metros cuadrados en la ciudad. Tesla, por su parte, construyó una megafábrica cerca.
El cambio climático añade mayor complejidad a la situación. Las altas temperaturas y las sequías prolongadas están poniendo a prueba la resiliencia de la infraestructura de la ciudad y la capacidad de sus recursos naturales para satisfacer la creciente demanda. Los expertos advierten que las condiciones climáticas adversas podrían volverse más frecuentes e intensas, exponiendo a un mayor número de personas a riesgos potencialmente mortales.
Sin Pecos Bill
El calentamiento puede hacer que la vida en la zona sea brutal. El acuífero del que dependía la ciudad de Kyle se está reduciendo. En los últimos tres años la ciudad ha tenido que comprar derechos de agua a la cercana San Marcos para satisfacer a su creciente población. Las temperaturas alcanzaron casi 100 °F antes de que comenzara el verano y las condiciones de sequía persisten. La gente usa abanicos, limita el tiempo que pasa al aire libre a las primeras horas de la mañana y de la noche y mantiene a sus hijos dentro de casa.
Cuanto más personas se mudan, mayor es la presión sobre los recursos cada vez más escasos y mayor el número de personas expuestas a condiciones climáticas adversas que pueden resultar mortales. Aunque el problema de la escases de agua es de hace décadas, está empeorando. Los arroyos y los abrevaderos se están secando, afectados por las sequías prolongadas y la evaporación más rápida causada por las temperaturas más altas.
El condado de Hays, donde se encuentra Kyle, probablemente experimentará sequías extremas al menos una cuarta parte de cada año para 2040, según el proveedor de datos ICE Sustainable Finance. El verano pasado, la ciudad y otros municipios limitaron el uso de aspersores y mangueras de remojo a una vez cada dos semanas, lo que representa un inconveniente para muchos propietarios que deben humedecer el suelo bajo los cimientos de sus viviendas para evitar que se asienten y se agrieten. Además, se prohibió lavar automóviles en casa y utilizar agua local para proyectos de construcción.
Escasa y cara
Informes presupuestarios de las ciudades refieren que la factura mínima por suministro de agua para los hogares aumentó un 6,8% anual en promedio entre 2012 y 2022. Casi el doble del promedio de alrededor del 3,5% en el sur de Estados Unidos durante el mismo período, según la Asociación Estadounidense de Obras Hidráulicas. Travis Mitchell, alcalde de Kyle, dijo que la ciudad se adaptará.
Afirmó que las restricciones al riego del césped ya han ayudado. Destacó que una nueva tubería comenzará a surtir de agua a Kyle el próximo año. La ciudad también está considerando reciclar aguas residuales para uso agrícola y comercial y exigir que las nuevas viviendas instalen paisajismo que requiera poca agua.
«No podemos elegir entre un crecimiento moderado o lento», manifestó Mitchell. Explicó que la ley de Texas otorga a los municipios menos herramientas para frenar la construcción que en otros estados. Por ello Kyle se centra en atraer a los desarrolladores y luego negociar con ellos para asegurarse de que construyan de manera sostenible.
El nuevo acueducto
La construcción del nuevo acueducto cuesta aproximadamente 250 millones de dólares. Está a cargo de una empresa de servicios públicos llamada Alliance Water. Se supone que el proyecto transportará agua desde un acuífero subterráneo a unas 40 millas de distancia hasta Kyle y otras ciudades que lo financiaron.
Alliance planeó comenzar a surtir agua el año pasado, pero ha habido demoras en la construcción. Ahora dice que se comenzará a bombear agua en 2025. Graham Moore, director ejecutivo de la empresa, dijo que el ducto debería proporcionar el líquido a Kyle, San Marcos y Buda durante al menos 50 años. Pero Robert Mace, director ejecutivo del Centro Meadows para el Agua y el Medio Ambiente de la Universidad Estatal de Texas, alertó que el acuífero podría secarse mucho antes, probablemente en un plazo de 10 a 20 años. Las empresas de servicios públicos que prestan servicios a otros suburbios de Austin y San Antonio también están explotando el mismo acuífero, lo que acelera su agotamiento.
Para el dueño de Texas Disposal Systems, Bob Gregory, las duras condiciones son una oportunidad. Por ello comenzó a desalinizar el agua salobre que se encuentra a 213 metros bajo el vertedero de su empresa, ubicada a 21 kilómetros al norte de Kyle. Planea comenzar a producir agua potable para su venta el año próximo. “Es cuestión de tiempo antes de que el precio del agua suba para compensar el precio que pago por la desalinización”, dijo.
Miles de gastos
El clima en el condado de Hays combina una mezcla de alto calor y humedad que dificulta que el cuerpo se enfríe. El índice de calor, que tiene en cuenta el calor y la humedad, alcanzó un récord de 118 grados en el área de Austin en junio de 2023 y llegó a 115 en junio de este año. El control del calor cuesta dinero, desde facturas médicas y días de trabajo perdidos hasta más reparaciones de carreteras y algunos gastos más inusuales.
Por ejemplo Buda, al norte de Kyle,tuvo que alquilar una nevera portátil para su desfile del 4 de julio “Rojo, Blanco y Buda”. Gracias a esta inversión los asistentes acalorados tuvieron un lugar donde entrar a refrescarse. Los servicios médicos de emergencia de Austin respondieron en mayo a 125 llamadas relacionadas con el calor, más del doble de la cantidad del año pasado. Las muertes por causa de condiciones climáticas extremas en todo el estado alcanzaron un récord de 341 el año pasado.
“Había personas que trabajaban en fábricas o en un almacén de Amazon que tomaban precauciones y acudían a trabajar con una gran jarra de agua y aún así terminaban con insuficiencia renal”, dijo John Turner, director médico de cuatro centros de atención de urgencias y emergencias de la zona. La insuficiencia renal ocurre por deshidratación. Se acumulan toxinas en la sangre, lo que puede dañar los riñones. Algunos pacientes desarrollaron rabdomiólisis, una afección potencialmente mortal que provoca la destrucción del tejido muscular.
El asesino silencioso
El calor extremo afecta a las áreas urbanas de manera desproporcionada, con consecuencias significativas para la salud pública y la infraestructura. Las ciudades, con sus carreteras, edificios y otras infraestructuras, absorben y retienen más calor que las áreas rurales circundantes. Este fenómeno, conocido como el efecto isla de calor urbano, puede hacer que las temperaturas en las ciudades sean significativamente más extremas. La variabilidad de este efecto es notable, ya que puede cambiar drásticamente de un barrio a otro, e incluso de una cuadra a otra.
De esta manera las temperaturas extremas se convierten en un “asesino silencioso” que no recibe la misma atención mediática que otros desastres naturales como tornados o inundaciones. Sin embargo, su impacto en la salud es significativo. Las altas temperaturas pueden exacerbar condiciones médicas preexistentes y aumentar el riesgo de enfermedades relacionadas con ellas, como el golpe de calor. Además, puede afectar la salud mental y aumentar el riesgo de sufrir ataques de ansiedad y depresión.
Una de las principales causas del efecto isla de calor es que la ciudades están llenas de superficies de asfalto y concreto y de edificios que absorben y retienen el calor del sol durante el día y lo liberan lentamente durante la noche. Esto contrasta con las áreas rurales, donde la vegetación y el suelo natural pueden absorber y liberar el calor de manera más eficiente. También la falta de espacios verdes en las ciudades reduce la cantidad de sombra y evapotranspiración, un proceso en el que las plantas liberan vapor de agua que ayuda a enfriar el aire circundante. Las actividades humanas, como el tráfico vehicular, la industria y el uso de aparatos de aire acondicionado, son un detonante adicional del aumento de las temperaturas urbanas.
Mitigar el calor
Predecir el calor extremo y sus efectos es crucial para que las autoridades de salud pública puedan prepararse adecuadamente. Sin embargo, la predicción es complicada debido a la naturaleza hiperlocal del efecto isla de calor. Factores como el tipo de materiales de construcción, la vegetación y la densidad de edificios influyen en cómo se experimenta el calor en diferentes partes de una ciudad.
Para mitigar los efectos de las temperaturas extremas, las ciudades pueden implementar varias estrategias. Aumentar la cantidad de vegetación urbana, como árboles y parques, puede ayudar a reducir las temperaturas mediante la sombra y la evapotranspiración. Además, el uso de materiales de construcción que reflejen más luz solar y absorban menos calor puede ser beneficioso. Las políticas urbanas también deben considerar la creación de espacios públicos frescos y accesibles para todos los residentes.
Abordar el calor extremo como una amenaza seria y creciente para las ciudades es una tarea pendiente, especialmente en el contexto del cambio climático. Las soluciones requieren un enfoque multifacético que combine planificación urbana, salud pública y acción climática.