Atrás quedó la asociación de lo psicodélico con el movimiento hippie de la década de los sesenta. En esa generación y el movimiento cultural que surgió se hizo popular el consumo de sustancias psicodélicas para “expandir la mente”. Pues está de vuelta. Pero no en las bohemias y rústicas comunas de los hippies. Ahora está de moda entre los altos ejecutivos de Sillicon Valley como retiros psicodélicos
Las sustancias como el LSD, el DMT y la psilocibina han experimentado un renacimiento en la investigación científica después de décadas de estigmatización y prohibición. A mediados del siglo pasado esas sustancias se estudiaron por su potencial terapéutico, ero la guerra contra las drogas que emprendió el gobierno de Richard Nixon las clasificó junto con «drogas duras», al lado de la heroína, el opio y la cocaína.
El peyote, la ayahuasca y las setas alucinógenas, entre muchas otras, han sido utilizadas durante milenios por diversas culturas con fines curativos y espirituales. A diferencia de los estimulantes o los sedantes, las drogas psicodélicas inducen un estado alterado de conciencia. Cambia la percepción y activan o desactivan partes del cerebro. Sus efectos, según los investigadores, son comparables a prácticas introspectivas como el yoga o la meditación.
En la última década, los estudios han demostrado que pueden ser eficaces en el tratamiento de trastornos mentales comunes como la depresión, la ansiedad, las adicciones y el estrés postraumático. Pueden abrir “ventanas de aprendizaje” en el cerebro y permitir nuevas conexiones neuronales y facilitar la integración de ideas novedosas para abordar enfermedades mentales.
Además, pueden estimular la producción de más dendritas en las neuronas, lo que contribuiría a aliviar la depresión y el estrés postraumático. Aunque se necesita más investigación para comprender completamente sus mecanismos y efectos, los estudios prevén un enorme potencial terapéutico en el tratamiento de trastornos mentales más allá de la expansión de la mente.
Por trabajo, no por diversión ni curiosidad
Utilizadas desde tiempos ancestrales para potenciar las capacidades cognitivas, las sustancias psicodélicas resurgen en la era moderna como herramientas terapéuticas. En España se empleaban hace 3.000 años. Mucho antes de que Ibiza se convirtieran en el paraíso del LSD.
Hoy los ejecutivos de Silicon Valley buscan “guías psicodélicos”, chamanes del siglo XXI, que les administran microdosis de ketamina, LSD o psilocibina. Pero no asuma conclusiones apresuradas que no un uso recreativo sino un asunto de trabajo. Requieren “experiencias sensoriales” que proporcionen otras perspectivas sobre sus negocios y les permitan diferenciarse de la competencia. Un ejemplo reciente es Elon Musk, que estaría tomando una dosis terapéutica de ketamina para corregir un desequilibrio químico en el cerebro.
Con la llegada de la inteligencia artificial, la productividad pierde rango frente a la creatividad y el pensamiento divergente-disruptivo. En este contexto, las psicodélicas ganan terreno aceleradamente. Paul F. Austin, fundador de Third Wave y “coach de microdosis”, ofrece cursos y charlas que certifican como guía psicodélico y destaca el papel de los psicodélicos en la creatividad. Lo que reivindicaban hippies y artistas en los sesenta cuando defendían su uso para «abrir su mente al cosmo», y que las autoridades descalificaban como desvaríos de drogadictos.
Con cuidado, no son inocuas ni seguras
A pesar de los probables beneficios potenciales de las sustancias psicotrópicas y alucinógenas en el desarrollo personal, también pueden causar daños psicológicos significativos. En California han aumentado las consultas y urgencias médicas relacionadas sustancias sicodélicas. Sandra Dreisbach, cofundadora de Ethical Psychedelic International Community, afirma que su consumo vuelve a las personas más vulnerables y sugestionables, que pueden llevar a cambios significativos en sus vidas, y no siempre positivos.
En cuanto a la legalidad de los sicodélicos, cada Estado tiene su propia normativa. Los “retiros psicodélicos” se desarrollan en lugares donde su posesión y consumo están permitidos o la legislación es laxa. Se organizan como vacaciones corta de lujo en lugares paradisíacos. Atraen a personas vinculadas con la alta gestión empresarial que pretenden superar sus capacidades y alcanzar un estado de conciencia “superior”.
Jim MacPhee, un consultor que se jubiló como director de operaciones de Walt Disney World en 2021, afirma que la psilocibina le ayuda a ser mejor líder. Figuras como Steve Jobs, Elon Musk o Sergey Brin han confirmado tomar microdosis de ketamina, LSD o psilocibina para mejorar su rendimiento. Aseguran que han reorientado su modelo de negocio después de participar en uno de los retiros de descubrimiento personal.
No son nuevos, existen desde antes de Colón
Los retiros psicodélicos en la cuenca del Amazonas, donde abundan las ceremonias de ayahuasca, se han establecido albergues especializados. Centros turísticos y establecimientos de base médica que ofrecen terapias psicodélicas alternativas.
En Costa Rica y Jamaica, donde se permiten muchas sustancias psicodélicas, experimenta un crecimiento generalizado de centros sicodélicos. Su aumento coincide con la creciente popularidad del turismo del cannabis y las prácticas indígenas ancestrales combinadas con enfoques de la medicina occidental que incluyen modernos laboratorios hasta lujosas suites en complejos turísticos pintorescos.
Los viajes de expansión mental a Perú, Costa Rica y Jamaica tienen costos significativos. Por ejemplo, los retiros con hongos mágicos “todo incluido” son los “nuevos viajes de lujo”. Ofrecen no solo la belleza del entorno y comodidades exclusivas, sino también la sanación espiritual y el autodescubrimiento metafísico de las experiencias guiadas basadas en plantas psicodélicas.
Por la variedad de psicodélicos y métodos utilizados no es medible la eficacia de los laboratorios y los centros turísticos, ni el grado de bienestar o felicidad que logra cada persona, ni de decepcionados. Sin embargo, la información se obtiene de la misma manera que cualquier otra actividad turística que implique aerolíneas y hoteles. El centro de terapia asistida con psilocibina MycoMeditations, por ejemplo, recibió excelentes calificaciones en TripAdvisor, de sus clientes que describen sus estancia «como una experiencia que cambia la vida».
Transformadores y creadores de bienestar
En los retiros, las drogas psicodélicas se incorporan a programas que duran un día o una semana. Incluyen la preparación, la experiencia psicodélica y luego un proceso de integración que puede continuar semanas y meses. Aunque algunos participantes recuerdan momentos de terror, dolor y claridad abrasadora, muchos coinciden en que las drogas pueden desencadenar un verdadero cambio de comportamiento o de perspectiva mental después de períodos de estancamiento.
Los retiros no se centran en el uso recreativo de las drogas psicodélicas, sino en su potencial terapéutico para ayudar a las personas a superar desafíos y lograr un crecimiento interior significativo. Los conocedores advierten que es crucial la precaución y la responsabilidad, dada la intensidad de las experiencias psicodélicas y los graves riesgos asociados. Hay que ser cautelosos.
Las sustancias sicodélicas administradas si supervisión de especialistas pueden provocar psicosis o problemas mentales a largo plazo, en especial a personas con predisposición a enfermedades mentales. En los centros de retiro, cuando los huéspedes no están supervisados adecuadamente, el potencial de transformación podría tener consecuencias mortales.
De lujo, aunque sea en la selva amazónica
Los famosos retiros psicodélicos pueden ser una opción en las próximas vacaciones. Diversos medios se refieren a experiencias como ‘la muerte del ego’ en un retiro con DMT en Canadá. También ofrecen una variedad de experiencias en las playas de Jamaica, los Países Bajos y México, así como ciudades de Santa Cruz, y Denver, en Estados Unidos, donde la psilocibina ha sido despenalizada. Disfrutar de estas oportunidades de lujo y expansión mental requiere una inversión considerable. Un retiro psicodélico de lujo cuesta entre 2.825 y 11.300 dólares por estancias de entre 2 y 15 días. Otros entre 5.000 y 10.000 dólares por una estancia de 7 días que describen como de transformación vital.
Los interesados en hospedarse en el centro «todo incluido» Soltara Healing, en Costa Rica, deben desembolsar entre 2.600 y 8.900 dólares. En lugares como Silo Wellness de Jamaica, 3.995 dólares por persona o 6.400 por pareja. Un monto que está lejos del costo promedio de un paquete turístico con productos del mercado gris en Estados Unidos.
También urbanos
Entre la variedad de opciones disponibles hay retiros de una semana en MycoMeditations, que cuestan entre 4.300 y 8.000 dólares. También hay rituales tradicionales con chamanes o comunidades que pueden costar menos de 100 dólares. Nada es gratis, hasta los tratamientos comunitarios tradicionales tienen un precio, como apunta Alex Gillard, el fundador de Nomad Nature Travel, .
Los centros urbanos de tratamiento, como Nushama en Nueva York, resultan ideales para quienes no desean aventurarse en la naturaleza. Suelen escalonar los tratamientos con pacientes que pueden someterse a un periodo de tratamiento con ketamina de tres a cuatro semanas. Incluye 6 infusiones programadas de una hora en cada cita por 4.500 dólares.
La terapia con sustancias psicodélicas está experimentando un auge significativo. Se espera que impulse la industria mundial del bienestar y que alcance los 1,2 billones de dólares en 2027. Gracias al creciente interés de algunos profesionales de la salud mental que las utilizan como terapia para la depresión y el trastorno de estrés postraumático. Data Bridge Market Research estima que el mercado de medicamentos psicodélicos en los Estados Unidos podría alcanzar un valor de 9.800 millones de dólares para 2029.
Experiencia en Sillicon Valley, delito en barrios pobres
Los retiros psicodélicos de lujo ofrecen una experiencia única. Combinan la belleza de los entornos naturales, alojamiento confortable y excelente gastronomía con la «sanación espiritual y el autodescubrimiento metafísico» de las experiencias psicodélicas guiadas. El acceso está limitado a quienes con recursos económicos y tiempo para usar sustancias como la psilocibina y la ayahuasca.
Las “nuevas iglesias” que ofrecen “sacramentos” psicodélicos a sus feligreses bajo la protección de la libertad religiosa y los retiros psicodélicos de lujo parecen estar más orientados hacia el beneficio económico, todo lo contrario del legado cultural de las tribus indígenas de América Latina, que por siglos han utilizado ceremonias de ayahuasca con fines espirituales.
En las tradiciones amerindias, la experiencia de un viaje guiado con ayahuasca tiene como objetivo “cortar con la ilusión del ser”. Sin embargo, es irónico que este objetivo también pueda implicar la reafirmación del ser cada vez más rico, que es lo que buscan los millonarios de Sillicon Valley.