La búsqueda de la estética perfecta y económica ha tenido un alto coste para la salud de quienes las fabricaban. Más 1.800 trabajadores españoles la padecen. Es cruel e incapacitante, no tiene tratamiento ni cura
La silicosis es un enfermedad que se desarrolla con sigilo. Es traicionera y no hay tratamiento que la cure. Las encimeras de Silestone han generado una epidemia que crece de manera silenciosa. Detrás de la belleza y la resistencia de las encimeras de cocina de Silestone se esconde una trágica realidad. Miles de trabajadores de la empresa Cosentino enfermaron a causa de la inhalación de polvo de sílice, un mineral presente en el material. Con la silicosis, sus pulmones están marcados por cicatrices y dificultades para respirar.
La búsqueda de la estética perfecta ha tenido un alto coste para la salud de quienes las fabricaban. La silicosis, una enfermedad casi desconocida hasta hace apenas unos años, ha cobrado relevancia como “enfermedad profesional”. Más 1.800 trabajadores españoles la padecen. Es cruel e incapacitante, no tiene tratamiento ni cura.
En España, sentaron en el banquillo de los acusados al Grupo Cosentino, fabricantes de Silestone, el material utilizado en las encimeras de las cocinas modernas. Antes, la silicosis era una enfermedad considerada rara, asociada con labores de minería.
La moda de colocar hermosas encimeras de materiales durables, pero caros, como el mármol o le granito, llevó al desarrollo de variantes más económicas: el Silestone. La respuesta, y marca registrada del Grupo Cosentino a esa demanda del mercado.
Entre las bondades del producto destacaron su durabilidad, resistencia a las manchas y variedad de colores y texturas. El Silestone está compuesto por alrededor del 90-94% de cuarzo natural, junto con resinas y pigmentos que le otorgan sus propiedades estéticas y funcionales. Lo que no dice el fabricante es que incluye entre un 80% y un 90% de sílice. Una omisión nada inocente.
Epidemia silenciosa
Entre 2007 y 2019, 1.856 operarios que cortaban encimeras de Silestone fueron diagnosticados con silicosis. Una enfermedad pulmonar causada por la inhalación de partículas de sílice, un mineral presente en materiales como granito, cemento y arena, y en las encimeras de Silestone de Cosentino. Las partículas de sílice se depositan en el tejido pulmonar y producen alteraciones en el sistema respiratorio. Tos, disnea (sensación de falta de aire) y dificultad para respirar.
La enfermedad no tiene cura y afecta la capacidad del pulmón para recuperar oxígeno. Su tratamiento se limita en aliviar los síntomas y prevenir complicaciones mediante terapias de apoyo, oxígeno suplementario, y vacunación contra gripe, neumococo y tuberculosis.
La silicosis se produce principalmente en los profesionales de los sectores como canteras, minas, construcción, fabricación de vidrio y cerámica, y limpieza con chorros de arena, El sílice se convierte en un peligro cuando se inhala en forma de polvo. Causa una reacción inflamatoria que daña progresivamente el tejido pulmonar. Los síntomas suelen aparecer años después de la exposición: dificultad para respirar, tos crónica y fatiga. En casos graves, lleva a la discapacidad y la muerte. Puede ser un factor de riesgo para enfermedades como bronquitis, EPOC, tuberculosis y cáncer de pulmón.
Su gravedad depende de la duración y la cantidad de partículas inhaladas. En el caso de las encimeras de Silestone, detectaron un alto porcentaje de sílice (aproximadamente el 95%) lo que aumentó el riesgo de inhalar partículas dañinas.
De esponja a piedra
La silicosis lentamente va convirtiendo el pulmón en una piedra. En el tejido pulmonar, por naturaleza esponjoso y húmedo, las partículas de silicio se cristalizan al entrar en contacto y lo endurecen como una encimera de Silestone. El enfermo pierde capacidad respiratoria. Cualquier desplazamiento le resulta agotador.
En la medida que avanza la enfermedad, un tono azulado aparece en los labios y uñas. Finalmente, deben estar conectados a una bombona de oxígeno. El trasplante doble de pulmones es un recurso de reciente data para tratarlos, pero no todos son buenos candidatos ni son muchos los donantes.
Miguel Córdoba, diagnosticado con silicosis hace una década, se convirtió en uno de los primeros casos en Montemayor. Trabajaba como marmolista con piedra artificial, principalmente Silestone. Públicamente se ha pronunciado a través de los medios locales por la “prohibición de ese veneno” que es el Silestone y otros aglomerados de cuarzo.
Miguel padece silicosis complicada en grado C. Hace seis años, su capacidad pulmonar era del 48% ahora no quiere saberlo. Se enfrenta a una enfermedad sin cura y sin opciones.
Los médicos le explicaron que un trasplante de pulmones llenos de granulomas, creados por inhalar polvo de sílice en la fabricación o manipulación de aglomerado de cuarzo, tiene mal pronóstico. Los conductos se hacen arena y no pueden unirlos. “Los neumólogos me dijeron que de diez trasplantes que han hecho a personas con silicosis, ocho murieron”, asentó.
Un caso más dramático es el de la familia Aragón. Francisco y dos de sus hermanos padecen silicosis. Uno de ellos está confinado en una silla de ruedas debido a una miopatía derivada de la inhalación de sílice. Otro miembro de la familia, un primo, falleció mientras le hacían un trasplante de pulmones.
La discapacidad resultante de la enfermedad ha sido difícil de asimilar para ambos. “Me hace sentir que soy un inútil, que estorbo. Hay días en que quieres hacer cosas y no puedes. Me tengo que sentar cada poco rato”, contó Miguel.
La silicosis también ha tenido un impacto significativo en sus relaciones personales, les impide crear familias y forjar relaciones estables. “Es muy duro que con 27 años me dieran ese diagnóstico. Que te digan que no puedes hacer nada”, asegura Francisco, ahora de 39 años.
Cosentino gigante transnacional
Cosentino, una de las principales empresas fabricantes de encimeras de cuarzo, ha sido señalada como la principal responsable de los numerosos casos de silicosis. El alto contenido de sílice en el Silestone, junto con la ausencia de protección adecuadas, expusieron a cientos de empleados a un riesgo elevado de desarrollar la enfermedad. El Grupo Cosentino es líder en España en la producción de superficies para la arquitectura y el diseño.
Para la elaboración de su producto estrella, el Silestone, cuenta con 19 plantas, de las cuales 5 están ubicadas en España. Específicamente, en Cantoria, Almería, donde se produce tanto Silestone como Dekton.
La presencia global del Grupo Cosentino abarca más de 120 países y cuenta con unos 6.000 trabajadores en el mundo. En España, la empresa emplea a aproximadamente 2.500 personas. En términos financieros, facturó 1.401 millones de euros en 2021, con un beneficio neto de 104 millones de euros.
En 2022 le fue mejor. Facturó 1.411 millones de euros. La marca Silestone constituye una porción significativa de sus ingresos. Fue la impulsora del éxito de Cosentino, pero su manipulación sin las debidas precauciones ha expuesto a los trabajadores a la silicosis.
La versión de la enfermedad provocada por el Silestone es particularmente agresiva y de rápida evolución. En Andalucía se registraron 596 casos entre 2007 y 2022. Se presume que la cifra real es mucho mayor debido a la deficiente notificación de casos.
Un problema de salud pública
El drama de la silicosis en la industria de la construcción trasciende el grupo Cosentino. En España, alrededor de 2 millones de trabajadores estarían expuestos al sílice. Ciudades como Chiclana y Montemayor se han convertido en focos de la enfermedad, con un número desproporcionado de casos.
«De 3.800 habitantes más del 20% tenemos silicosis. Casi un centenar de familias sufren esta epidemia», puntualiza Miguel Córdoba.
Francisco Aragón recuerda que en el pasado se trabajaba principalmente con piedra natural. Pero a comienzos del siglo XXI, el aglomerado de cuarzo (Silestone, Compac y Dekton) tomó el mercado. Marcas que tienen una fórmula patentada que incluye entre un 80 y un 90% de sílice, mientras que la piedra natural contiene apenas un 3%. A pesar de los conocidos peligros del sílice, nunca se alertó a los trabajadores de los riesgos.
Se manipulaba el material de la misma manera que se había hecho con el mármol. Pese a que es treinta veces más peligroso. Al principio no llegó información. Nadie advirtió del peligro. A partir de 2004, el aglomerado de cuarzo llegaba con una etiqueta que tampoco decía mucho sobre su peligrosidad.
En la época del boom inmobiliario Montemayor llegó a tener una treintena de marmolerías, como ocurría en Chiclana, mandaban mucha de su producción a la Costa del Sol. “Sabían lo que pasaba y se callaron. Llenaron sus arcas y ahora apartan 8 millones o 10 millones para las demandas, que es nada para ellos”, subraya,
Sentencias contradictorias
La epidemia de silicosis en España dejó de silenciosa cuando las demandas proliferaron en los tribunales. Dos sentencias llaman la atención por contradictorias. En febrero de 2023, el Juzgado de lo Penal número 2 de Vigo condenó a Francisco Martínez-Cosentino, CEO y propietario de la multinacional almeriense Cosentino, a seis meses y tres días de cárcel por cinco delitos de lesiones graves (una rebaja notable respecto a los dos años y nueve meses de prisión que solicitaba el Ministerio Público). Dado lo bajo de la condena no hubo privación de libertad. En marzo, hubo un resultado inesperado. Un juzgado penal de Bilbao absolvió al presidente del Grupo Cosentino
La Fiscalía aplicó la atenuante de reparación del daño. Cosentino llegó a un acuerdo de conformidad con la Fiscalía para el pago de indemnizaciones por 1,1 millones de euros a cinco trabajadores de la empresa viguesa Granitel afectados por silicosis. En la sentencia, la magistrada Montserrat Delgado afirma que Martínez-Cosentino era consciente de los riesgos y la peligrosidad del producto desde el año 2000.
Reprocha a la empresa que actuase «de forma gravemente negligente al no facilitar información sobre los riesgos del Silestone a sus clientes, incluida la marmolería gallega Granitel, y responsabiliza a la multinacional almeriense de ocultar los riesgos para la salud asociados a la manipulación del Silestone. En consecuencia, es responsable de causar graves daños a trabajadores de la marmolería Granitel. «El Silestone es mucho más peligroso que el mármol o granito«, concluyó.
Revés en Bilbao
Los resultados del juicio en Vigo habían generado esperanza entre los enfermos con juicios pendientes, pero se desinflaron con el fallo del tribunal de Bilbao. Mientras que el juzgado de Vigo consideró que la empresa había actuado con «grave negligencia», el tribunal de Bilbao llegó a la conclusión de que no constituía una imprudencia penalmente relevante que la información proporcionada por Cosentino fuese insuficiente. La sorpresa fue monumental entre los trabajadores afectados.
Aunque, ambas sentencias coinciden en la falta de información adecuada por parte de Cosentino sobre los riesgos asociados a la manipulación del Silestone, difieren en la valoración de la gravedad de la omisión. La resolución absolutoria del juzgado penal 5 de Bilbao argumenta que si bien la información proporcionada por Cosentino fue insuficiente, no se puede afirmar que la empresa omitió «las más elementales medidas de cuidado». La sentencia se apoya en una resolución anterior que establecía que, en la época en que ocurrieron los hechos, no estaba suficientemente claro que la manipulación del Silestone pudiera causar silicosis.
La Fiscalía había solicitado una condena de año y medio de prisión, y la acusación particular elevó inicialmente la petición a tres años. Pero los afectados renunciaron durante el juicio a las acciones civiles y penales contra Cosentino. ¿La razón? Recibieron una indemnización económica.
En el acuerdo de indemnización se estableció una cláusula de garantías que obliga a los perjudicados a eximir de toda responsabilidad a Cosentino e imputársela al empleador. “So pena de tener que restituir a la multinacional las cantidades recibidas en concepto de indemnización”, que oscilaban entre los 9.000 y los 184.000 euros. “Yo lo he vivido de cerca y entiendo la fuerza que tiene Cosentino para callar bocas y limpiar su nombre”, comenta Francisco.
Empresa incumplió su deber
El juicio contra Cosentino se centró en determinar si la empresa incumplió su deber al no advertir adecuadamente sobre los riesgos del Silestone para los trabajadores de Novogranit, lo que resultó en casos de silicosis.
La sentencia confirmó que Cosentino suministró un producto con alto contenido en sílice cristalina (desde 1997 es considerado cancerígeno para los humanos), pero no proporcionó información suficiente sobre los riesgos hasta 2009. La etiqueta adherida al Silestone entre 2005 y 2009 solo mencionaba el polvo de cuarzo. Advertía sobre los posibles riesgos para la salud, sin especificar el alto contenido en sílice.
Las fichas de seguridad del producto no estuvieron disponibles hasta 2005 y se entregaron a las marmolerías en 2009, cuando se advirtió sobre la elevada concentración de sílice y sus riesgos para la salud.
La sentencia concluyó que asimilar el Silestone a otros productos de piedra natural como el cuarzo, mármol o granito, que contienen entre un 3% y un 20% de sílice, fue un error. Los aglomerados de cuarzo suelen superar el 90%.
La información proporcionada por Cosentino a la marmolería fue considerada insuficiente. La falta de información adecuada sobre los riesgos del Silestone llevó a Novogranit a no adoptar las medidas de protección de seguridad adecuadas para sus trabajadores. Solo comenzó a proporcionar mascarillas FFP3 a sus empleados después de que aparecieran casos de silicosis en trabajadores de Bermeo, que también manipulaban Silestone.
La jueza reconoció que existe “cierta imprudencia” por parte de la fabricante “al no suministrar información suficiente y adecuada”, pero no lo consideró “penalmente relevante como imprudencia grave ni como menos grave”.
Pese a toda la evidencia presentada, la sentencia concluyó que el incumplimiento no fue lo suficientemente grave como para incurrir en responsabilidad penal. La enfermedad de los trabajadores no era «relevante» penalmente.
Cruce de fronteras
Pero los casos de silicosis no se restringen a España. En los últimos años, en Estados Unidos, un importante mercado de Cosentino, ha registrado en California un aumento alarmante de casos de silicosis entre trabajadores de piedra artificial (similares a Silestone). Se han confirmado 180 casos de silicosis entre cortadores de encimeras en menos de 6 años. Un total de 13 inmigrantes latinos de sexo masculino, entre 20 y 40 años murieron de silicosis en el Valle de San Fernando, onde hay más de 200 negocios que cortan y pulen piedra artificial.
En julio de 2024, más de 40 empresas de piedra artificial se enfrentaron a un torrente de demandas de trabajadores debilitados por la silicosis. Un jurado declaró culpables a las empresas de piedra artificial en una demanda presentada por Gustavo Reyes González, un cortador de encimeras de 34 años que tuvo que someterse a un doble trasplante de pulmón. Ante la crisis, trabajadores, legisladores y activistas están luchando por proteger la salud de los trabajadores y plantean la exigencia de permisos para el manejo de aguas residuales en los talleres de corte y pulido de piedra
En Australia, luego de registrar el aumento en los casos de silicosis entre los albañiles que manipulaban el Silestone, lo prohibieron. Los dirigentes sindicales lo calificaron como «el amianto de siglo XXI». El Reino Unido estudia aplicar una medida similar. ¿Y en España?
Peligros más allá del sílice
La industria de la piedra artificial (categoría en la que entra el Silestone) está valorada en 25.000 millones de dólares . Su rápido crecimiento se debe a la demanda de encimeras y otros productos de construcción de alta calidad y bajo costo. Los fabricantes de piedra artificial argumentan que sus productos pueden manipularse de forma segura si se toman las precauciones adecuadas. Sin embargo, la evidencia científica y los testimonios de los trabajadores afectados muestran que los riesgos para la salud persisten incluso siguiendo los protocolos de seguridad.
Ante la creciente presión pública y legal, algunas empresas han comenzado a ofrecer productos con menor contenido de sílice cristalina. Pero muchos expertos consideran que son insuficientes para asegurar la salud de los trabajadores.
Pero no hay que perder de vista el cuarzo, también conocido como dióxido de silicio. Uno de los minerales más abundantes de la corteza terrestre. Puede darse en diferentes formas como las arenas de sílice, el cristal, las piedras y el Trípoli. Es utilizado tanto por la industria del petróleo o la fracturación hidráulica como para fabricar componentes electrónicos y ópticos. La exposición prolongada a sus partículas finas puede causar cáncer de pulmón, enfermedades renales y problemas inmunológicos. Y, por supuesto, silicosis
Controversial ambientalismo
Investigaciones recientes han revelado que los peligros asociados con la piedra artificial van más allá de la sílice cristalina, (el componente principal responsable de la silicosis). La investigadora de salud pública Chandnee Ramkissoon y sus colegas de la Universidad de Adelaida y de la Universidad de Tasmania encontraron que los metales como el aluminio y las resinas que emiten compuestos orgánicos volátiles también son perjudiciales.
Encontraron que aunque las losas de «bajo contenido de sílice» emiten menos sílice cristalina, las partículas tienden a ser más finas y penetran más profundamente en los pulmones.
Cosentino encargó una investigación al Instituto de Tecnología Cerámica de España que habría descubierto que una de sus losas emitía menos sílice cristalina que el granito natural y tenía cantidades similares de metales como aluminio y estaño. Sin embargo, escudándose en su política de privacidad, el instituto no suministró información sobre los resultados no publicados. A Jenny Houlroyd, investigadora de Georgia Tech, manifestó que como científica le gustaría ver esos datos antes de considerarlos seguros para los trabajadores.
Cosentino, que se encuentra en el centro de un debate que trasciende las fronteras de la industria, ha anunciado una ambiciosa iniciativa para reducir su impacto ambiental y mejorar la seguridad de sus productos, pero sigue respondiendo con pobres y anémicas iniciativas para resolver los casos de los trabajadores afectados por silicosis. El colmo de las paradojas lo constituye su millonaria inversión, financiada con capitales de la Unión Europea, para la construcción de una planta para producir materias primas a partir de sus residuos.
La fábrica, denominada Cantera Tecnológica Circular, promete reducir en 62 % las emisiones y lograr una materia prima que tenga el menor contenido posible en sílice cristalina. Cosentino asegura que ningún producto de Silestone tiene actualmente más de un 40 % de sílice cristalina y algunos se mueven entre un 0% y un 10%, pero no publica los resultados de los estudios.
La cabeza de la serpiente
Mientras Cosentino publicita su preocupación por un medioambiente más respirable y celebra sus avances en materia de sostenibilidad, los trabajadores afectados por silicosis continúan asfixiándose, enfermos, desatendidos y sin esperanzas.
A pesar de las medidas anunciadas por la empresa, muchos consideran que son insuficientes para reparar el daño causado y evitar nuevos casos. Francisco y Miguel, por ejemplo, están en desacuerdo con el arreglo que firmó la asociación Apsa con Cosentino. «Todo el dinero que nos den es poco. ¿Cuánto vale una vida?»- se pregunta Francisco Aragón– Nos han echado a perder nuestro presente y futuro».
Consideran que el gobierno debería promovder iniciativas como las que se desarrollan en otros países. La solución definitiva es dejar de fabricar el aglomerado de cuarzo, como pasó con el amianto. Francisco, espera que «cuando la sociedad se dé cuenta de que está muriendo gente que lo fabrica y que lo monta, dejará de comprarlo». Para Miguel, si no se le corta la cabeza, la serpiente seguirá enfermando más gente».