LaLiga en España estaba resuelta mucho antes de que deviniera en un calvario. Sin embargo, en Reino Unido vibró hasta el final. Unos, apuestan por futbolistas estrellas; los otros, por entrenadores.
Por primera vez desde la temporada 2012-2013, ningún equipo español jugará las finales de los torneos continentales de clubes. Lo que podría interpretarse como un accidente también nos ofrece otra visión, menos optimista y quizá más ajustada a la realidad.
https://www.youtube.com/watch?v=j5kqqIWC_TA&feature=youtu.be
La eliminación del FC Barcelona de la UEFA Champions League, a manos del Liverpool inglés, y el adiós del Valencia de la Europa League firmaron el adiós europeo. Aún cuando cada episodio posee características muy propias –no hay en la naturaleza dos fenómenos idénticos– de ambos surge un cuestionamiento que pocos, por ahora, parecen dispuestos a hacerse: ¿sigue siendo LaLiga el mejor campeonato del mundo?
La pregunta no es capciosa y tampoco pretende conducir a una conclusión excluyente; su origen se encuentra en la razón existencial de cualquier duda, que no es otra que la revisión constante de los fenómenos que ocurren en la vida. Es por ello que, con la intención de encontrar un poco de razón, desde este espacio nos atrevemos a desarrollar una idea: el fútbol también es de los entrenadores.
Se juega a lo que se entrena. La imagen del Barça en ambos partidos frente al Liverpool es consecuencia de ello, no de lo casual o episódico. Tampoco es físico, es juego
— Ignacio Benedetti P. (@IgnacioABP) May 31, 2019
A finales de la década de 1940, cuando su afilada pluma empezaba a ganarse el respeto del fútbol sureño, el periodista argentino Dante Panzeri (1923-1978) creyó haber encontrado, en la inolvidable revista El Gráfico, un altavoz con la potencia suficiente para promover discusiones futbolísticas que enriquecieran al lector. Una de sus banderas era que el fútbol pertenecía a los jugadores porque eran ellos quienes cada fin de semana actuaban y definían cada partido. Sin embargo, Panzeri también fue un gran defensor del entrenamiento y creía que el entrenador, a través de la práctica, posee la capacidad de incidir en la performance de los futbolistas. Un técnico no puede enseñar a jugar a quien no posee las cualidades innatas propias del fútbol. Sí puede acompañarlo en el descubrimiento de estas y de cómo ponerlas al servicio del equipo.
Escoltar a un atleta en ese proceso no es tarea sencilla. Requiere un acto de desprendimiento por parte del entrenador poco usual en los seres humanos: quitarse la venda de las verdades aprendidas para sumergirse en las profundidades de la incertidumbre.
Lo que no se practica, trabaja, ensaya, entrena, prepara o habitúa en la semana luego no se podrá ejecutar en los partidos. Juega y condiciona el oponente, pero también lo hace la calidad de esos entrenamientos
— Ignacio Benedetti P. (@IgnacioABP) May 31, 2019
No en vano, los adiestradores más reconocidos en el mundo del deporte reconocen que las experiencias anteriores sirven de muy poco en el momento de encarar nuevos proyectos, mucho menos si estos tienen protagonistas diferentes. Ya lo dijo alguna vez Jaume Perich: “La experiencia nos enseña que la experiencia no sirve para nada”.
El Paciente Inglés
La Premier League británica se ha convertido en un modelo de equidad y justicia. Los clubes que componen la primera división reciben una cantidad idéntica de dinero con respecto a la venta de sus derechos televisivos fuera del territorio insular, lo que supone que, a diferencia de LaLiga, la Bundesliga alemana, la Serie A italiana o la Ligue 1 francesa, exista una igualdad de condiciones competitivas que solamente se alterará a partir de los resultados que cada equipo vaya logrando en el campeonato.
#Podcast Último capítulo de la temporada de “Mi fútbol”. En este “Un equipo es más que la suma de partes”.https://t.co/PFMjqB1QoM
— Ignacio Benedetti P. (@IgnacioABP) May 21, 2019
La fórmula, explicada por la BBC en su página web (Premier League payments: Manchester United receive more than Manchester City), es la siguiente: de la totalidad de los ingresos por derechos televisivos, el 50% se reparte equitativamente entre todos los clubes; el 25% se divide según la cantidad de partidos retransmitidos en vivo en el Reino Unido, y el restante 25% según la posición obtenida en la clasificación de la liga una vez que esta haya finalizado.
Sin embargo, la mejoría futbolística del campeonato –ya no es aquel en el que todos sus clubes juegan el típico juego inglés de centros aéreos al área– tiene en el sentido común su arma secreta. Buena parte de esas ganancias ha sido destinada a la contratación de entrenadores extranjeros, la mayoría de ellos con ideas novedosas, lo que sumado al “fútbol tradicional” inglés, ha traído como resultado un torneo sumamente rico en variantes y un espectáculo que no deja indiferente a nadie.
Mientras que en España se hizo costumbre la contratación de los mejores y más mediáticos futbolistas, la Premier League ha dirigido su mirada hacia el gremio de los entrenadores. El país ibérico, que ha sido casi siempre la primera opción de cualquier futbolista, bien sea por su clima o por sus estructuras fiscales, mucho más benevolentes que las del Reino Unido, en algún momento también fue la de los entrenadores, pero eso ya forma parte del pasado.
Recogiendo lo cosechado
Cuando se hace un repaso a quiénes actualmente ocupan los banquillos de los grandes clubes británicos es muy fácil identificar la apuesta antes mencionada. En los seis equipos que dominaron el torneo, y que obtuvieron plazas para las competencias europeas del año que viene, hay ideas y conductores para todos los gustos: dos españoles (Pep Guardiola/Manchester City y Unai Emery/Arsenal), un alemán (Jürgen Klopp/Liverpool), un argentino (Mauricio Pochettino/Tottenham), un italiano (Maurizio Sarri/Chelsea) y un noruego (Ole Gunnar Solskjær, que sustituyó al portugués José Mourinho, en el Manchester United).
Cuatro de ellos se formaron en el fútbol español. Pero además, si a estos nombres les agregamos a Rafael Benítez, hoy en el Newcastle, y a Marcelo Bielsa (Leeds United, segunda división), no sería apresurado concluir que los más importantes cerebros futbolísticos de los últimos años se ponen a prueba en el fútbol británico.
Prueba de ello es que las finales de los torneos continentales serán protagonizadas por clubes de aquel país (Liverpool y Tottenham, en la Champions; Arsenal y Chelsea, en la Europa League), al tiempo que en su torneo doméstico se acrecienta la sensación de que “cualquiera le puede ganar a cualquiera”.
El fútbol de los futbolistas necesita retos y horas de ensayo. A los grandes jugadores nadie les va a ilustrar en el oficio de jugar al fútbol, sin embargo, sí se les puede guiar hacia nuevas formas de interpretar este juego.
España ha sido, de un tiempo para acá, el país de referencia en cuanto a la formación de entrenadores de fútbol. No obstante, los más reconocidos ya no se cuentan entre quienes conviven en LaLiga; han preferido irse a vivir bajo la lluvia y el frío británico para probarse y demostrarle al mundo que el fútbol también es de los entrenadores. Así crece la Premier League, al tiempo que el campeonato ibérico se sume en una peligrosa siesta de la que nunca se sabe cuándo despertará.
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