Los grandes buques que surcan los mares perpetran una matanza silenciosa de cetáceos. Las colisiones con ballenas se han convertido en el mayor peligro para la supervivencia de los impresionantes mamíferos marinos. Muchos en las listas de especies en peligro de extinción.
Organismos multilaterales, científicos y ONG desarrollan programas que involucran nuevas tecnologías para ponerle un freno al problema. Sí, hay como salvarlas. Hasta hace poco, el mayor peligro para las ballenas y otros cetáceos era la captura directa por la industria ballenera o la captura incidental. Las campañas de concienciación, y una mayor responsabilidad medioambiental, lograron que la caza de ballenas disminuya. No obstante, hoy en día enfrentan otro gran problema: los barcos, de carga o de pasajeros, que ofrecen llegar más rápido a puerto sin medir las consecuencias.
En el mundo, existen unos 2 millones de ballenas, pero 20.000 individuos mueren cada año debido a colisiones con cascos o hélices de barcos de transporte marítimo internacional y cruceros. La mayoría de las que mueren se hunden hasta el fondo del mar. Solo alrededor del 10% llegan a la orilla.
Las colisiones entre cetáceos y embarcaciones son mortales. Se han duplicado en los últimos 40 años y las poblaciones de ballenas se han reducido en un 50%. El problema se extiende desde Asia hasta el norte de Europa, desde el Mediterráneo hasta Canadá y Oceanía. Siete de las trece especies de cetáceos grandes están clasificadas como especies en peligro de extinción de preocupación inmediata. Los barco las extinguen. Es una matanza silenciosa.
Gigantes cruciales
Durante mucho tiempo, se creyó que las ballenas no desempeñaban un papel crucial en el ecosistema debido a su número limitado. Investigaciones más recientes han revelado su importancia en la dispersión de material orgánico y minerales, la cadena alimentaria acuática y el ciclo del fitoplancton. Las ballenas transportan nutrientes desde el lecho marino hasta la superficie y a lo largo de sus rutas migratorias. El fitoplancton regula la presencia de CO2 en la atmósfera.
Más allá de su función ecológica, las ballenas son icónicas y representan una presencia fundamental para la humanidad. Su protección es crucial y justifica todos los esfuerzos para conservarlas. No hay duda de que las ballenas son esenciales para mitigar la emergencia climática. Regulan los ecosistemas marinos y son poderosos agentes secuestradores de carbono.
Cuando una ballena muere, se extraen aproximadamente 33 toneladas de CO2 de la atmósfera y se almacenan en las profundidades del océano miles de años. Tanto como la cantidad de CO2 que un árbol tardaría 1.600 años en absorber. El valor total del secuestro de carbono de toda la población mundial de las ballenas a lo largo de su vida se estima en 1 billón de dólares.
Amenaza náutica
La industria de transporte marino crece exponencialmente y duplica su tamaño cada década. Los datos recogidos confirman que cuantas más embarcaciones y de mayor tonelaje hay en los mares, más se incrementan los choques con animales marinos, especialmente ballenas. Un informe de Naciones Unidas indica que si en 1890 había poco más de 11.000 navieras de más de 100 toneladas, en 2018 superaban las 94.000 toneladas. Entre 1992 y 2014 el tráfico marino creció un 300%.
El auge del comercio electrónico, junto con la creciente reticencia a volar (conocida como “flygskam”) y el alto costo del transporte aéreo, hacen que en los próximos años el transporte marítimo sea una opción más recurrida. El tráfico marítimo podría aumentar en un 1.200% para 2050. Una pésima noticia para el planeta y en particular para delfines, ballenas y muchas otras especies marinas.
Más de 100.000 barcos cargueros que superan las 300 toneladas circulan por los mares. Son centros de exterminio. El 84 % de los buques de carga de 65 pies o más superan la restricción de velocidad de 10 nudos establecida por la NOAA. Cuando chocan con animales marinos causan daños físicos devastadores. Debido al tamaño cada vez mayor de buques de carga y cruceros, las tripulaciones a menudo no se dan cuenta de van matando ballenas, y hasta aumentan la velocidad unos nudos más.
Puntos calientes
- La costa sur de Sri Lanka (ballenas azules)
- La fosa helénica frente a Grecia (cachalotes)
- Golfo de Hauraki / Tīkapa Moana, Nueva Zelanda (ballenas de Bryde)
- Islas Canarias (Cachalotes)
- Mediterráneo noroccidental (cachalotes y rorcuales comunes)
- El Atlántico Noroeste (ballenas francas del Atlántico Norte)
Drama bajo las olas
Las colisiones son una grave amenaza para la vida marina. La magnitud real del problema es mucho más grave de lo que aceptan las navieras. En un artículo publicado en Nature en 2023, el investigador David Sims y su equipo advertían que los registros de colisiones entre barcos y ballenas representan solo la “punta del iceberg” en términos de daños a la biodiversidad marina causados por la industria naviera.
Uno de los estudios mencionados demostró que las colisiones con barcos son una de las principales causas de mortalidad inducida por el hombre para la ballena franca del Atlántico norte (Eubalaena glacialis). Una especie en peligro crítico de extinción. Otro estudio identificó más de 75 especies marinas en riesgo de sufrir daños por impactos de embarcaciones. No hay estimaciones precisas, pero miles de animales mueren cada año golpeados por los con barcos que exceden los 10 nudos.
Sims y su equipo encontraron que el 8% de los tiburones ballena golpeados por barcos murieron. En cuatro sitios de estudio en Estados Unidos, se registraron alrededor de 80 ballenas muertas por colisiones. La preocupación se extiende más allá de las ballenas y afecta a toda la fauna marina. Incluidos tiburones, tortugas marinas y otros organismos con una masa corporal de 45 kilogramos o más.
Los informes de impactos se centran en especies que flotan cuando están muertas (ballenas, delfines y tortugas), pero la mayoría de los animales marinos, incluidos tiburones y rayas, se hunden cuando mueren.
España tiene su cuota
El impacto de estas colisiones no solo afecta la vida marina individual, sino que también pone en riesgo poblaciones enteras de especies en peligro de extinción. El cachalote, por ejemplo, es una de las especies más afectadas en Canarias. Se reproduce y reside todo el año en el archipiélago. Las colisiones podrían afectar su población a largo plazo.
Para Natacha Aguilar, bióloga marina en el Centro Oceanográfico de Canarias, el artículo en Nature revela que solo estamos viendo una pequeña parte de las muertes por colisiones con barcos. “El problema es grave a nivel internacional, y esto incluye a España. Canarias es el lugar del mundo con más registros de varamientos de cachalotes con signos de colisión. Sabemos que ocurren también en zonas como Baleares o Gibraltar”.
El catedrático de patología veterinaria de la Universidad Las Palmas, Antonio Fernández, ha realizado autopsias en cientos de animales varados en las costas de Canarias. “De media, vienen varando entre 50 y 60 individuos cada año en Canarias. Y animales grandes”. Mantener las poblacionales es crucial para levitar la extinción estas especies marinas. «Las colisiones con barcos representan un grave problema que requiere soluciones efectivas de manera urgente», apuntó.
“Los cachalotes tardan mucho en crecer y reproducirse. La muerte de una hembra adulta en época reproductora empieza a contar más que cinco delfines en una población de doscientos”.
Antonio Fernández, catedrático de la Universidad Las Palmas
Hay soluciones
El problema de las colisiones entre barcos y ballenas no tiene una solución universal y única. Sin embargo, organizaciones como la Comisión Internacional de Ballenas, Friend of the Sea y OceanCare, coinciden en que la forma más efectiva de reducir el riesgo de colisión es la prevención. Mantener separadas las ballenas y los barcos, que los buques reduzcan la velocidad y estén alerta. Conciencia ética, y respeto a las otras especien que comparten el planeta.
Para los biólogos marinos y ambientalistas, el problema de las colisiones con barcos puede abordarse mediante medidas probadas. Mejores datos sobre dónde, cuándo, con qué frecuencia y con cuáles especies se producen los choques. Pero sobre todo, un mayor compromiso con la naturaleza tanto de la industria naviera como del público. No es difícil ni imposible establecer regulaciones que desvíen los barcos o reduzcan su velocidad cuando atraviesan ciertas áreas, y el seguimiento del cumplimiento de dichas restricciones.
“Evitar los choques de los barcos con ballenas debe ser una prioridad mundial. Es manera inmediatamente alcanzable de conservar las especies marinas más vulnerables e icónicas del mundo”.
David Sims
Mapear rutas migratorias
La organización ecologista WWF publicó un mapa que registra las rutas marinas utilizadas por las ballenas. Se basó en más de 30 años de estudio de su comportamiento mediante imágenes satelitales. Los datos se centran en el de los cetáceos porque se les considera “especies paraguas» que se utilizan como indicadores vivos de la salud de sus ecosistemas.
Conocer las trayectorias migratorias es crucial para ajustar las rutas de los barcos y reducir las posibles colisiones. Aunque desde 2014 se tiene constancia científica de que cambiar las rutas podría disminuir los impactos con animales marinos y, por ende, su daño y desaparición, pocas navieras han comenzando a tomar medidas en esta dirección.
También se publicaron los mapas elaborados por Friend of the Sea, que señalan zonas especialmente problemáticas en términos de colisiones, como el Mediterráneo (estrecho de Gibraltar, Islas Baleares y Mar de Alborán) y se insta a imponer límites más estrictos de velocidad marítima. La velocidad multiplica las de colisiones.
El Dossier de Choques de Barcos con Ballenas identifica 11 áreas de alto riesgo de colisiones, incluyendo Sri Lanka, el Golfo de Hauraki, Nueva Zelanda y las Islas Canarias, entre otras. El dossier también indica 12 especies de ballenas que se encuentran entre las poblaciones de mayor riesgo, incluida la ballena franca del Atlántico Norte Occidental, y la ballena azul.
Límites de velocidad estrictos y penalizados
Una investigación de 2022 determinó que la mayor probabilidad de lesiones letales para las ballenas grandes ocurre cuando las velocidades de los buques varían entre 8,6 y 15 nudos. Cuando la velocidad es de menos 11,8 nudos, las lesiones letales disminuye significativamente. Si la velocidad supera los 15 nudos, es prácticamente seguro que se produzcan estas lesiones.
La reducción de la velocidad en la navegación marítima no requiere cambios tecnológicos significativos, pero sí conlleva ahorros en la factura de combustible. Un estudio del Öko-Institut eV indica que una navegación más lenta reducirá los costes de transporte en general. No tendría impactos económicos significativos en las compañías navieras ni en los puertos afectados.
No obstante, si la reducción de velocidad sigue siendo una medida voluntaria, no salvaremos las ballenas. Se deben implementar reducciones de velocidad obligatorias. Organizaciones ambientalistas como OceanCare indican que la reducción de la velocidad proporcionaría igualdad de condiciones para el sector naviero y resultaría en menos colisiones y menos emisiones de contaminantes, como el ruido oceánico y los gases de efecto invernadero. No hay discusión, hay que imponer límites más estrictos en cuanto a la velocidad de navegación y a aplicar multas más severas, hasta cárcel, a quienes infrinjan las restricciones.
Es sabido, y aceptado, que el 90% de las embarcaciones superan los límites de velocidad marítima. Debe acabarse por el bien del planeta.
Nuevas Tecnologías: SAvE Whales
Además de las soluciones técnicas, en algunas regiones donde habitan especies amenazadas o en peligro de extinción, las medidas de reducción de velocidad deben ir acompañadas de herramientas para mejorar la detección y localización de la fauna marina. OceanCare ha financiado el desarrollo y la prueba de SAvE Whales, el primer sistema integrado de localización de cachalotes en tiempo real.
El innovador sistema, probado con éxito frente a la costa de Creta, funciona como una herramienta complementaria a las medidas primarias de prevención de colisiones, como el desvío de rutas marítimas y la reducción de velocidad.
El sistema utiliza boyas de alta tecnología alimentadas por energía solar o estaciones terrestres con cables equipadas con hidrófonos que captan los clics de los cachalotes, los sonidos que utilizan para comunicarse y navegar. La información se transmite en tiempo real a los barcos cercanos mediante un software que combina datos de localización con información de los barcos proporcionada por Marine Traffic.
Se han realizado dos exitosas pruebas de campo de SAvE Whales frente a la costa sur de Creta (una zona de alto riesgo de colisiones) en las temporadas de verano de 2020 y 2021. La precisión del sistema para localizar cachalotes es única en el mundo. El 19 de junio, el gobierno griego, el think tank medioambiental The Green Tank y OceanCare firmaron una declaración para implementar SAvE Whales en el estrecho de Kythira.
Con IA en Irlanda
No es la única. En 2021, Huawei lanzó una boya conectada a la nube y dotada de inteligencia artificial con el objetivo monitorear de forma autónoma el impacto acústico en la vida de los delfines. Luego se desarrolló el proyecto Smart Whales Sounds, enfocado en la protección de la vida marina en Irlanda. Se basa en el despliegue de boyas inteligentes equipadas con hidrófonos. Sus registros son procesados en tiempo real mediante algoritmos de inteligencia artificial desarrollados por Huawei. Lo que permite identificar y clasificar las vocalizaciones de diferentes especies de cetáceos.
En 2023, en colaboración con la Ocean Research and Conservation Association (ORCA) de Irlanda, Huawei presentó las conclusiones obtenidas: constató que las rutas marítimas en la zona del Mar Céltico contribuyen significativamente a la contaminación acústica del medio marino.
Se espera que el proyecto tenga implicaciones prácticas para la conservación marina y proporcione información en tiempo real a los buques en zonas de presencia de ballenas frente a la costa sur. Emer Keaveney, cofundador y director ejecutivo de ORCA Irlanda, destaca la importancia evitar el ruido de los buques. Afectan la comunicación y estrategias vitales de los animales, como la alimentación coordinada.
Certificar embarcaciones
Si bien la tecnología puede detectar y evitar las colisiones, es fundamental concienciar a la sociedad sobre la magnitud del problema y la necesidad de tomar medidas urgentes para las ballenas, delfines y tiburones. El proyecto «Friend of the Sea» (programa de la Organización Mundial de la Sostenibilidad) orientada concienciar sobre la salvaguarda del ecosistema marino y la protección de las ballenas emite la certificación «Whale-Safe» a los operadores de embarcaciones de transporte, cruceros y pesqueros que implementan medidas que disminuyen las colisiones con ballenas. Incluyen la instalación de sistemas de detección como cámaras infrarrojas, implementación de protocolos para evitar áreas de alta presencia de ballenas y comunicación regular de avistamientos a otros buques y plataformas científicas.
La certificación «Whale-Safe» permite al público, turistas y empresas que utilizan los servicios de transporte marítimo identificar a los operadores más comprometidos con la reducción de impactos letales. Se ha convertido en un estándar de certificación de productos y servicios que respetan y protegen el medio marino.
Certificado Save the Whales
Las empresas navieras deben comprometerse unilateralmente, firmando una política de “Friend of the Sea-Save the Whales”
- Implementar un programa de observación de mamíferos marinos a bordo a tiempo completo en todas las embarcaciones. Este sistema debe cubrir constantemente el área frente a las embarcaciones (mínimo de 120°), incluso durante la noche.
- Utilizar una plataforma en línea a bordo para estar informados sobre los mamíferos marinos avistados cerca de las rutas de navegación y la trayectoria planificada.
- Compartir las observaciones de ballenas en tiempo real con una plataforma en línea para poner esta información a disposición de todos los barcos en el área y con fines estadísticos.
- Permitir que Friend of the Sea acceda a datos en tiempo real sobre las embarcaciones de la empresa y los mamíferos marinos cercanos en la plataforma en línea.
- Tener un procedimiento establecido para reaccionar y evitar la presencia de mamíferos marinos cercanos.
Acuerdos necesarios
Miles de barcos se mueven por los siete mares trasladando billones de dólares en mercancía y productos. En su afán por acortar los tiempos de entrega se desplazan a la mayor velocidad que pueden darle sus máquinas. En la camino se cruzan con rutas migratorias de las especies marinas. Las colisiones con barcos, a menudo invisibles para el público, diezman las poblaciones de ballenas a un ritmo alarmante.
Además, el ruido excesivo generado por las embarcaciones tiene un impacto devastador en la vida marina. El canto de los cetáceos es esencial para su comunicación, reproducción y búsqueda de alimento. Pero se ve solapado por el estruendo de los motores, que desorientan a los mamíferos marinos y alteran sus patrones de comportamiento.
La tecnología puede ser una herramienta útil para reducir el riesgo de colisiones, pero no es suficiente por sí sola. Es necesario un enfoque que combine la tecnología con la educación, la conciencia y, más importante aún, la cooperación y participación activa entre las partes involucradas. Numerosos centros de investigación, ONG y organismos multilaterales han presentado propuestas viables para detener la matanza silenciosa y salvar la fauna marina. Su protección, de gran importancia y complejidad, requiere un enfoque integral. Frenar la masacre y salvar a las ballenas y por lo menos otras 75 especies es más que posible. Solo requiere de acuerdos entre la industria, los científicos y el ordenamiento político.