El gigante petrolero Royal Dutch Shell anunció resultados adversos en el cierre de gestión 2020, con pérdidas por 21.680 millones de dólares (unos 18.000 millones de euros), por la caída de los precios y las depreciaciones derivadas por la pandemia.
Esta considerable pérdida cobra mayor dimensión al compararla con el beneficio neto de 15.800 millones de dólares en 2019. Antes de la crisis sanitaria y del confinamiento global, que han mermado el consumo de petróleo y de gas. Y llevó a la paralización del tráfico aéreo y marítimo, del turismo, del comercio y la economía
Las restricciones impulsaron la caída de los precios del crudo a sus niveles más bajos. Incluso tocaron el terreno negativo a comienzos de abril. Pero a partir del otoño boreal se recuperaron hasta alrededor de los 50 dólares. Sin embargo, las cotizaciones aún están por debajo a las reportadas a principios de 2020.
Durante el segundo trimestre las cuentas de Shell registraron pérdidas por más de 18.000 millones de dólares. Consecuencia de las grandes depreciaciones de sus activos por la situación del mercado.
El grupo anglo-holandés tuvo un respiro en el tercer trimestre con cifras levemente positivas. Hasta caer en el cuarto trimestre con cifras negativas de 4.014 millones de dólares (3.348 millones de euros).
“Salimos de 2020 con un balance más sólido, listos para acelerar nuestra estrategia», dijo el consejero delegado de Royal Dutch Shell, Ben van Beurden. Resaltó el compromiso de la compañía por adelantar reestructuraciones y una política de dividendos progresivos. Y en poder elevar un 4% el dividendo por acción del primer trimestre de 2021. Un $ 0,1735 por acción.
Pérdidas de Shell y futuro incierto
En las pérdidas arrojadas por Shell en 2020 incidieron los precios más bajos, la menor demanda y el impuesto diferido desfavorable. La producción 14% menor en comparación con 2019 debido al acuerdo alcanzado por la OPEP+. Así como por desinversiones, mayor mantenimiento, menor demanda de gas. Y huracanes en el golfo de México y en Estados Unidos.
Los ingresos en 2020 se situaron en 180.543 millones de dólares (150.302 millones de euros), un descenso del 47,6 % frente a 2019.
Las compras alcanzaron117.093 millones de dólares (97.772 millones de euros), una disminución del 53,7 % frente al año anterior. Mientras que los gastos anuales de producción se situaron en 24.001 millones de dólares (19.980 millones de euros), una caída del 9,2 %.
Entretanto, los gastos totales bajaron el 35,6 % hasta situarse el año pasado en 210.162 millones de dólares (174.854 millones de euros).
Las pérdidas anuales de Shell son más importantes que las publicadas esta semana por BP, de 20.300 millones de dólares.
Ben van Beurden anticipó que el grupo se vio obligado a lanzar una profunda reestructuración que debe permitirle adaptarse a unos precios más bajos. Al mismo tiempo, cumplir su objetivo de volver sus actividades más «verdes» y alcanzar la neutralidad carbono para 2050.
Shell, al igual que otras petroleras, inicia 2021 con cautela. Reconoce que hay una «significativa incertidumbre» respecto al curso de la pandemia. Y su impacto en las condiciones macroeconómicas que pueden afectar en la demanda del petróleo, el gas y los productos derivados.
Señaló, además, en el Foro Económico Mundial, en Davos, que Shell actúa en una acción climática. Y dijo que el grupo será un negocio de emisiones netas cero para 2050 «si no antes».
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