Este jueves se desarrolló la sexta jornada del juicio al procés en el Tribunal Supremo en Madrid, con los interrogatorios al ex consejero de la Generalitat catalana, Santi Vila y al ex presidente de la Asamblea Nacional Catalana, Jordi Sànchez.
La sesión coincidió con la convocatoria de huelga general en Cataluña, en protesta por la imputación de los líderes soberanistas, impulsada por un sindicato minoritario del Ayuntamiento de Barcelona.
El presidente de la Generalitat, Joaquim Torra, quien estuvo presente, y el ex vicepresidente catalán, Oriol Junqueras se saludaron y abrazaron en el receso de la jornada.
Avui es jutja l’independentisme civil, un moviment democràtic i legítim. La declaració de @jordialapreso demostra que no hi ha res, que les proves de la fiscalia i aquest judici són un gran ‘fake’. L’Estat espanyol està quedant nu. #JoAcuso pic.twitter.com/ktijiG8c9c
— Quim Torra i Pla (@QuimTorraiPla) February 21, 2019
Vila en la sexta jornada: La tensión distorsionó el rumbo
Al explicar sobre los motivos que condujeron a la declaración de independencia, el ex consejero de la Generalitat catalana Santi Vila declaró que la tensión exterior fue tan fuerte, que lo acordado discretamente “se torció».
Interrogado este jueves en la sexta jornada del proceso, Vila relató lo ocurrido previamente a la decisión de Carles Puigdemont de no convocar elecciones, tal como se había acordado. Y contrariamente a lo establecido de proseguir con la Declaración Unilateral de Independencia (DUI).
A Vila se le encausa juicio por malversación y desobediencia y para él la Fiscalía solicita siete años de prisión. No se le acusa de rebelión o sedición, ya que dimitió tras comprobar que se proclamaría la independencia de Cataluña.
Expuso al Tribunal Supremo que el rumbo de lo que se había acordado discretamente y sin publicidad, el clima de desconfianza y la fuerte tensión exterior distorsionaron.
El exconsejero se mantuvo en el Govern durante el desarrollo del procés, incluido el 1-O. Sin embargo, cuando la Generalitat proclamó la independencia unilateral, anunció su dimisión. En el juicio declaró que intentó mediar «por orden de Puigdemont». Sobre las razones que lo llevaron a dimitir, dijo que se sintió “frustrado” después de intentar mediar entre el Gobierno y la Generalitat. Y con ello evitar tanto la DUI como la aplicación del artículo 155 de la Constitución.
Según Vila no hubo negociación, sino interlocución
En la sexta jornada Vila respondió a las preguntas de su abogado Pau Molins y del fiscal Fidel Cadena. Confesó que entre medias realizó, a petición de Puigdemont, una labor de intermediación con el Gobierno de Mariano Rajoy y con los partidos no independentistas.
«No deberíamos hablar de negociación, pero sí de interlocución. De mediación por orden del president Carles Puigdemont. Y con conocimiento de algunos miembros del Govern y del partido”, relató. Lamentó la situación de la esposa y la familia del expresident fugitivo en Bélgica. «Mantengo buenas relaciones con cuadros importantes del PP y del PSOE. Mi interlocución en Madrid era valiosa para él. Se trataba de tensar la cuerda pero no romperla», comentó.
Agregó que el 25 de octubre se fueron a dormir con la sensación de paz. Que no tomarían alguna decisión unilateral. Y que irían a las elecciones autonómicas.
Hubo interés en conciliar y evitar “un choque de trenes”
En la sexta jornada del procés relató lo ocurrido el 26 de octubre de 2017, el día previo a la proclamación de la independencia. Vila declaró: «Entonces yo llamé al president Puigdemont y le dije que yo me he dado la mano con altos dirigentes del PP y del PSOE. Que he dado la palabra de que cumpliríamos. Si ahora no podemos porque no nos vemos capaces de justificarlo ante nuestro electorado, ante los jóvenes. Porque somos aprendices de mago ante las presión de redes sociales que estaban llamando traidor y cobarde al president Puigdemont. Y se estaba generando una confusión enorme en el estado de ánimo. Si no somos capaces de gestionar emocionalmente esto, yo sintiéndolo mucho me voy y dimito».
Agregó que después del 1-O parte del Govern consideró que era un mandato para la declaración de independencia. Que una mayoría de los consellers consideraba que el Govern debía ser de todos los catalanes. Aseguró que formó parte de los políticos que intercedieron ante altos dirigentes del PSOE y del Gobierno de España. Reveló que estos tenían interés en la conciliación. Y en evitar el choque institucional. “Un choque de trenes”, lo calificó. Y reducir así las tensiones.
Prosiguió: «Sería excesivo decir una negociación. Pero sí creo ser muy preciso si digo que se inició una aproximación con interlocutores políticos. Con religiosos, del mundo de la empresa, institucionales, que sencillamente querían evitar el despropósito, que esto acabara mal.
Vila expresó que el 26 de octubre todo se “torció». Precisó que la convocatoria de rueda de prensa para anunciar el adelanto electoral y evitar la aplicación del artículo 155 se aplazó sucesivas veces. Y que con algunas horas de retraso Puigdemont anunció que no habría elecciones. Relató que posteriormente el líder envió al Parlament la DUI.
Defendió también en la sexta jornada del juicio que no se hicieron gastos con el dinero público en el referéndum. Y que por tanto no cometió delito de malversación. “En lo personal, quedé doblemente tranquilo. Nadie en mi departamento iba a tomar una decisión que supusiera un gasto. Y Puigdemont me dijo: Estate tranquilo que no gastaremos ni un euro del erario público”.
Sànchez dijo que nunca imaginó que se desataría la violencia durante el 1-O
La sexta jornada del juicio continuó en la tarde con la declaración de Jordi Sànchez, presidente en 2017 de la Asamblea Nacional Catalana. Se le encausa por rebelión, sedición y organización criminal. La Fiscalía solicita para él 17 años de cárcel y 17 de inhabilitación
“Jamás imaginé que pudiera haber violencia el 1-O”, ripostó a las preguntas del fiscal Javier Zaragoza. Este leyó varios tuits enviados por Sànchez entre el 20 de septiembre de 2017, en los que llamaba a una protesta no violenta frente a la Consejería de Economía. Y del 1 de octubre de ese año, fecha del referéndum. En la concentración de Economía fueron destrozados tres coches de la Guardia Civil.
El juicio se está embarrando.
Jordi Sánchez no puede ser condenado a tantos años por romper – indirectamente – los coches de la policía. En su caso se está dejando de lado lo más importante: su papel en la alienación nacionalista de las multitudes que terminó en la #DUI de 10 seg— Marcial Galaxio (@marcialgalaxio) February 21, 2019
Mensajes electrónicos y coches destrozados
El fiscal le inquirió en el transcurso de la sexta jornada del juicio sobre un correo electrónico en el que un tal Xavi Strubell le propuso aparcar vehículos frente a los colegios electorales. Sànchez respondió que es la primera vez que ve el correo y que no conoce a esa persona. «Creo que hubiera sido muy interesante llamarle como testigo».
«Hubo unos vehículos dañados. Pero no es ajustado que una acción concreta, que yo condené, sea la excusa para criminalizar una movilización de miles de personas que se manifestaban de forma cívica», agregó.
Fue interrogado también sobre el por qué siguieron adelante sabiendo lo que había pasado. Y de lo que pasaría si las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado interviniesen para impedir el referéndum. Sànchez esgrimió: «El derecho a la autodeterminación no es un acto ilegal. Y era el criterio del ministerio fiscal, que no requirió a ningún juzgado a prohibir esas manifestaciones. Estábamos ejercitando el legítimo derecho de manifestación, reunión, expresión y de autodeterminación del pueblo de Cataluña».
El encausado replicó al fiscal que la lógica del estado de derecho incluye respetar la legalidad y las resoluciones judiciales. «Yo he respetado la legalidad», sostuvo.
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