Diagnosticar el alzhéimer con una sencilla prueba de sangre, un objetivo largamente buscado por la ciencia, podría ser posible en dos o tres años. Un paso significativo que simplificaría la vida de cien millones de personas que estarán afectadas por este tipo de demencia a mitad de siglo. “Hace cinco años habría dicho que era algo de ciencia ficción”, dijo María Carrillo, directora científica de la Asociación de Alzheimer de Estados Unidos.
Las pruebas de sangre realizadas en 1.402 personas permitieron tanto diagnosticar el alzhéimer como descartarlo o diferenciarlo de otras enfermedades neurodegenerativas. En algunos casos, pueden hasta detectar la enfermedad décadas antes de que se manifiesten los síntomas. El estudio publicado por la Journal of the American Medical Association (JAMA) indica que la precisión del diagnóstico oscila entre 89% y 98%.
Los resultados fueron discutidos en la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer celebrada esta semana de forma virtual por la pandemia del coronavirus. «Esta prueba realmente abre la posibilidad de poder usar un análisis de sangre para diagnosticar el alzhéimer», dijo el Carrillo. “Increíble, ¿no es así? Hace cinco años habría dicho que esto era ciencia ficción”, añadió.
«Los datos parecen muy alentadores», dijo, por su parte, el Dr. Eliezer Masliah, jefe de neurociencia del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento de EE. UU. Este instituto no participó en el estudio, pero financió investigaciones anteriores para el desarrollo de análisis de sangre.
La nueva prueba «parece ser aún más sensible y más confiable» que los métodos anteriores, pero debe probarse en poblaciones más grandes y más diversas, indicó Masliah.
Pruebas menos invasivas y costosas
Hasta ahora, para diagnosticar el alzhéimer se realizan pruebas de memoria y evaluaciones de comportamiento, que, según muchos expertos, pueden ser inexactas. Para diagnósticos más precisos, se prescriben tomografías cerebrales o punciones lumbares, que son pruebas mucho más costosas e invasivas.
Las nuevas pruebas de sangre se centraron en detectar un tipo específico de proteína llamada p-tau217. Esta sirve de indicador tanto de las placas amiloides como de los nudos de tau, dos sustancias presentes en las personas que sufren de alzhéimer. Lo que no se sabe aún es si estas sustancias son las causantes de la enfermedad o si solo son signos de ella.
El equipo internacional de investigadores conducido por la farmacéutica estadounidense Eli Lilly midió la proteína p-tau217 en la sangre de 1402 personas en Suecia, Colombia y Estados Unidos.
Los resultados permitieron distinguir el Alzheimer de otras enfermedades neurodegenerativas al identificar niveles elevados de p-tau217 con una precisión de 89% a 98%. Ese nivel de precisión es similar al obtenido con tomografías y pruebas de líquido cefalorraquídeo, y superior a los resultados que se consiguen a través de otras pruebas de sangre. En individuos con un gen que causa el alzhéimer, se pudieron detectar niveles elevados de p-tau217 unos 20 años antes de que aparecieran los síntomas.
Una sencilla prueba de sangre “cambiaría totalmente las reglas del juego en la lucha contra el Alzheimer”, dijo el doctor Eric Reiman, director ejecutivo del Banner Alzheimer’s Institute y uno de los autores del estudio publicado en JAMA.
Un buen diagnóstico, pero aún sin cura
Diagnosticar el alzhéimer con un alto nivel de certeza no significa la cura de la enfermedad, pero los investigadores estiman que puede abrir el camino a esa meta.
Pruebas precisas y económicas podrían ayudar al identificar a “las personas más indicadas para los ensayos clínicos y darle seguimiento al impacto de las terapias que se ensayan”, dijo Carrillo, citada por el portal de la ONG AARP. “Mejores herramientas para diagnosticar el alzhéimer también permitirían la participación de más pacientes en ensayos clínicos de terapias que pudieran salvar sus vidas”, añadió.
Un diagnóstico temprano también daría a los pacientes y a sus familias más tiempo para planificar su futuro o experimentar con medicamentos aprobados que pueden ayudar a aliviar los síntomas de la enfermedad.
“Al menos en Estados Unidos, el 60% de los pacientes con demencia nunca reciben un diagnóstico en sus vidas. Nunca tienen la oportunidad de evaluar problemas potencialmente reversibles; sus familias muchas veces luchan solos contra la enfermedad”, apuntó Reiman. “No entienden muy bien que hay vida después del diagnóstico, aunque por ahora no se pueda hacer mucho por contener el avance de la enfermedad”.
“Aunque no es una cura, [esta prueba] sería un gran paso adelante”, comentó Sarah Lenz Lock, vicepresidenta sénior de Política y Salud Cerebral de AARP. “He sabido de tantas familias que luchan por obtener respuestas a sus dudas sobre lo que les pasa a sus seres queridos”, añadió la también directora ejecutiva del Consejo Mundial sobre la Salud Cerebral, organización fundada por AARP.
“Esta prueba podría ayudar a los pacientes y a sus familias a planificar y a lidiar con esta enfermedad. Son muy buenas noticias. Nos pone en el camino correcto para mejorar el cuidado y ayudar a las personas a manejar mejor, y más pronto, esta enfermedad crónica”.
Lea también: