Uno de los lugares más atractivos para los viajes de aventura de Europa está en Francia. Al sureste del territorio, entre montañas calizas, se descubren lagos de impresionante belleza y asombroso color turquesa-verde, de allí su nombre de gargantas del Verdon. Plácidos y briosos. Dispuestos para la práctica de rafting y kayak. El cambio climático que ha llevado a la región a sequías extremas y ahora, de recobrado nivel de sus aguas, coloca al turismo en Francia en una incertidumbre.
Debido a su cercanía con la Riviera Francesa, el también llamado cañón del Verdon es un sitio preferido por los turistas, quienes pueden conducir en la orilla y rentar kayaks para movilizarse en el río, o practicar alpinismo.
El lago de Sainte-Croix-du-Verdon, como parte de ese impecable paisaje, recibe la visita de excursionistas o turistas arriesgados, gracias a las generosas lluvias y la buena gestión del agua esta primavera. Meses atrás, hubiese sido difícil lograrlo pues una sequía se prolongó el verano pasado.
“El rafting y el kayak son geniales, pero si mañana no hay suficiente agua en el río, tendremos que reinventarnos”, comentó Antoine Coudray de Secret River Tours, que opera en las gargantas de Verdon.
El lago artificial de Sainte-Croix, una bulliciosa atracción turística, es uno de los tres embalses de la zona construidos para 16 represas hidroeléctricas. Las presas abastecen a la región sureste de Provenza-Alpes-Costa Azul con el 35% de sus necesidades de electricidad.
El cambio climático causado por el hombre está prolongando las sequías en el sur de Francia, lo que significa que los embalses se drenan cada vez más a niveles más bajos. Para mantener la generación de energía y el suministro de agua necesarios para los pueblos y ciudades cercanos.
Cambio climático afecta el turismo en Francia
Las agencias de turismo en esa región de Francia se muestran cautelosas por la incidencia del cambio climático. Están averiguando cómo mantener a flote sus negocios a largo plazo si los niveles de agua siguen siendo bajos o impredecibles, reseña The Associated Press.
Los tres embalses de la zona, Serre Ponçon, Castillon y Sainte-Croix, se convirtieron en un atractivo para los amantes de la naturaleza después de su construcción a mediados del siglo XX. Son conocidos por sus aguas cristalinas en valles tranquilos rodeados de altas montañas. La región atrae a más de 4,6 millones de visitantes al año, la mayoría de los cuales acuden en masa a los frescos lagos durante los meses de verano.
El año pasado, los bajos niveles de agua por la falta de nieve y lluvia en la primavera obligaron a la empresa a recurrir a los embalses para mantener la energía hidroeléctrica. Y las tuberías de agua en el sur de Francia para beber y para la agricultura.
Luego siguió empeorando. En agosto, el gobierno francés advirtió que el país estaba en medio de su cuarta ola de calor ese año. Esto redujo aún más los suministros de agua que se evaporaron con las temperaturas abrasadoras. Para muchos en la industria del turismo, los bajos niveles de agua del año pasado fueron un shock.
“En 35 años de trabajar aquí, nunca había visto un año como el pasado. No estábamos nada preparados”, dijo Jean-Claude Fraizy a AP. Dirige una base de alquiler de canoas y kayaks en el lago Castillon. Las cifras de ventas de su centro de ocio se redujeron un 60% en 2022. “Si no hay agua, no hay ganas de venir al lago”, puntualizó.
Menos invierno, menos agua
Más sorpresas podrían seguir. Un período seco de 32 días durante el invierno, el más largo en la historia registrada, significa que los embalses aún no se han recuperado por completo para este verano.
Paul Marquis, fundador del servicio de meteorología E-Meteo, precisó que en el invierno hubo un 40% menos de nevadas. Situación que mantuvo los niveles de agua por debajo del promedio a pesar de las lluvias recientes.
Mientras tanto, el lago Serre-Poncon alcanzó solo 755 metros durante el invierno, lo que llevó a EDF a frenar su producción hidroeléctrica para que el nivel del agua tuviera la oportunidad de volver al nivel óptimo de 780 metros. A tiempo para la temporada de verano, agregó.
En su opinión el agua subterránea en la región tampoco se repondrá lo suficientemente rápido, “lo que significa que podríamos ver restricciones de agua durante el verano”.
Las empresas de turismo de esa región de Francia ya se están preparando para las eventuales alteraciones del cambio climático.
“En estos días tenemos que ser conscientes de que cada vez habrá menos agua en el río para nosotros. Así que tenemos que saber adaptarnos”, señaló Coudray. Ha introducido el packrafting «a prueba de sequía» en la región durante los últimos dos años, donde el fondo inflable le permite flotar en aguas mucho menos profundas en las gargantas de Verdon.
El peso de las hidroeléctricas
Guillaume Requena, guía turístico de la empresa Aquabond Rafting, dijo que han comenzado a ofrecer tubing. Otra actividad que funciona en niveles de agua más bajos ya que pueden flotar en la superficie.
Requena sabe que las compañías de turismo deben encontrar una solución a más largo plazo y tratar de garantizar que se puedan mantener los niveles de agua en los embalses. “Todos los actores afectados por la forma en que EDF gestiona el agua en la región tendrán que seguir negociando en la mesa por sus propios intereses. El cambio climático añade más presión”, añadió.
Pero con tantas personas que dependen de las represas para obtener energía y agua en las ciudades y pueblos de abajo, Requena es consciente de que apuntalar la industria turística de los lagos está más abajo en la lista de prioridades.
“No son necesariamente las veinte o más empresas de rafting las que tienen la última palabra en la gestión de los recursos hídricos”, asentó. “En muchos sentidos, somos la última rueda de este vagón”.