Estados Unidos enfrenta uno de años más secos de su historia. Diversas regiones ya están viviendo los terribles efectos del calentamiento global provocado por la emisión de gases de efecto invernadero. La falta de lluvias al suroeste del país ha aumentado la probabilidad de las sequías, que al combinarlas con el mal manejo de los recursos hídricos provoca una de las mayores crisis del agua que han atravesado. Actualmente, el río Colorado, que fluye por los estados de Colorado, Utah, Arizona, Nevada y California, sufre una escasez de agua que afecta el abastecimiento a más de 40 millones de personas, especialmente a los agricultores.
Por primera vez en la historia, el gobierno federal ha declarado una escasez de agua en el lago Mead, uno de los principales embalses del río. Los niveles están por los suelos ya que en los últimos días ha caído a unos mínimos históricos. Las consecuencias también serán históricas, sobre todo para los agricultores de Colorado, quienes a partir de enero próximo no podrán recibir gran parte del agua de la que han dependido durante décadas. Una situación similar para los que trabajan con la tierra en el estado de Nevada.
Lo peor está por llegar, según los expertos. Se estima que de no haber una solución rápida los embalses seguirán bajando y los cortes de agua serán cada vez más extremos y repentinos. “A medida que continúe esta aparente disminución inexorable en el suministro, la escasez que estamos comenzando a ver implementada solo aumentará”, explica Jennifer Pitt, que dirige el programa del río Colorado en la Sociedad Nacional Audubon.
Las últimas reservas del río Colorado
Con las operaciones de embalse completo en el río Colorado se puede generar suficiente energía anualmente para alrededor de 600.000 hogares. Ahora, las autoridades están listas para poder generar energía para alrededor de 450.000 hogares. Eso significa menos agua disponible para partes de Arizona, Nevada, California e incluso el norte de México.
Lo que queda es el uso «administrado» del recurso tanto para agricultores como para el consumo humano. Muchas hectáreas serán sacrificadas y los animales deben intentar sobrevivir en el duro terreno del oeste de Estados Unidos. Mientras tanto, las agencias estatales están invirtiendo recursos para mantener vivas especies importantes distribuyendo agua en helicópteros a abrevaderos artificiales remotos donde los osos, ovejas y otros animales sedientos buscan alivio.
Las aves también saldrán afectadas ya que transpiran por la boca y la piel y es baja su tolerancia al calor extremo. Al requerir más esfuerzo para moverse libremente van a necesitar más agua y más comida. A todo esto se le suma que los científicos prevén que la escasez de agua sea la nueva normalidad en la región, pues el cambio climático hace que las sequías sean más frecuentes y duraderas. Recordemos que Estados Unidos es el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero en todo el mundo.
El lago Mead con niveles históricamente bajos
El lago Mead, situado en el río Colorado en la frontera entre Nevada y Arizona, es el embalse más grande de Estados Unidos. Por ello, es fundamental para el suministro de agua en la región. Actualmente distribuye agua a más de 25 millones de personas en las ciudades de Los Ángeles, San Diego, Phoenix, Tucson y Las Vegas. Por sus niveles mínimos extremos, el gobierno federal anunció que desde octubre operará bajo históricas condiciones de escasez de agua.
La Oficina de Reclamación, agencia adscrita al ministerio del Interior encargada del abastecimiento de agua anunció que la reserva está actualmente a 40% de su capacidad, «una reducción importante en comparación al 49% registrado en esta época el año pasado», aseguran. A la fecha, el Mead contiene 15.000 hm3 de agua, muy por debajo de sus más de 37.000 hm3 de capacidad.
Por otra parte, el lago Powell, la segunda reserva del país y que también es alimentado por el río Colorado, está al 32% de su capacidad, también su nivel más bajo alcanzado en la historia.
Lo más grave es que aunque la escasez de agua anunciada por el gobierno afecta solo a los estados de la cuenca baja, la Oficina de Recuperación parece tener previsto declarar una escasez similar para la cuenca superior, quizás incluso para el próximo año.
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