La ausencia de lluvias -exacerbada por el calentamiento global, los incendios forestales y su dependencia de la hidroelectricidad- pone al país al borde del colapso económico
La abundancia de ríos, generosamente caudalosos y briosos, hacen de América del Sur una región con amplias potencialidades para la generación hidroeléctrica. Brasil, Venezuela y Paraguay exhiben gigantescas represas garantes de energía limpia. En 2020, Ecuador generaba alrededor del 80% de toda la energía a través de centrales hidroeléctricas, pero desde septiembre impone cortes eléctricos de hasta 14 horas.
La emergencia energética del país genera rechazo y malestar entre la población y los sectores productivos, que se han visto paralizados en la producción de bienes y servicios; el empleo. Afectando también las actividades sanitarias, educativas, el agua, internet, telefonía celular en Ecuador. Las autoridades han tenido que lidiar con esta crisis energética sin precedentes aplicando racionamientos programados a las distintas regiones y, al comercio, la industria y oficinas públicas.
Los ciudadanos se han quejado por las redes sociales de que dichos cronogramas de corte no se están cumpliendo pues empiezan más temprano o más tarde, lo que impide la planificación de su día a día. Además de que se prolongan por más tiempo de lo previsto. Entretanto, el Ministerio de Energía y Minas ha señalado que el aumento de estos racionamientos se basa en reportes técnicos y meteorológicos.
La impresionante sequía en Ecuador, exacerbada por el calentamiento global la deforestación y otras formas de degradación ambiental, ha influido en que desde inicios de 2024 se hayan producido más de 3.000 incendios en el país, la destrucción de casi 42.000 hectáreas de vegetación, la muerte de 45.000 cabezas de ganado, el fallecimiento de una persona y alrededor de 41 personas heridas.
El manejo insostenible de los recursos hídricos, sumado a la falta de mantenimiento preventivo de las estaciones hidroeléctricas y a la enorme dependencia hídrica de este tipo de megaproyectos ha traído consigo una aguda crisis energética nacional. Teniendo en cuenta que la generación hidroeléctrica cubre alrededor del 70% de la demanda nacional de energía en Ecuador, el escenario actual de crisis climática y energética se está manifestando a través de cortes de energía desde el pasado 18 de septiembre.
La electricidad está siendo racionada y, por lo tanto, la población ecuatoriana se están enfrentando a entre 6 y 14 horas de suspensión eléctrica. Hay estimaciones de que los cortes duren hasta marzo de 2025 si la situación no mejora.
Cortes eléctricos en Ecuador, secuela de otra crisis
Tras la peor sequía de los últimos 60 años en Ecuador, el gobierno optó por los cortes eléctricos para preservar las pesadas, costosas y emblemáticas centrales hidroeléctricas que han acompañado el crecimiento del país.
El cambio climático ha dejado de ser una amenaza distante y se ha convertido en una realidad palpable que compromete el desarrollo sostenible en Ecuador. Sus efectos están afectando directamente a los ecosistemas, recursos hídricos y poblaciones. Las regiones de la Costa, Sierra, Amazonía e Insular enfrentan fenómenos como incendios forestales, sequías y lluvias torrenciales, que alteran el equilibrio natural de esa nación.
La sequía está contribuyendo a la destrucción de la selva tropical más grande y biodiversa del mundo, con una importante función en la regulación del clima mundial
Científicos alertan sobre las graves consecuencias para el desarrollo sostenible, en especial si no se toman medidas inmediatas y contundentes.
Fausto López Rodríguez, investigador de la Universidad Técnica Particular de Loja, sostiene que la alteración en los patrones de precipitación también es un efecto preocupante. La región andina ha visto cómo las temporadas de lluvias se vuelven más impredecibles y extremas, lo que genera inundaciones y derrumbes desastrosos.
En un país con una topografía compleja, estas variaciones climáticas son un riesgo latente para la infraestructura y la seguridad de las poblaciones. Datos del Banco Mundial registran que más del 60% de los desastres naturales en Ecuador están relacionados con el agua, ya sea por exceso (inundaciones) o escasez (sequías).
En la región amazónica las consecuencias son devastadoras. El Instituto Nacional de Estadística y Censos reporta que entre 2000 y 2023, la deforestación ha arrasado más de 2,3 millones de hectáreas de bosque tropical y la Amazonía es la más afectada. Esta pérdida impacta en la biodiversidad. Así como en la reducción de la capacidad del país para absorber carbono, contribuyendo al alza de las temperaturas globales.
Riesgos de las fuentes hidroeléctricas
Ecuador poco a poco está saliendo de la crisis y distanciando los cortes eléctricos ante el alivio de la demoledora sequía. Esta situación se ve reflejada en otros lugares del planeta. En los últimos años, el clima anormalmente seco en distintos sitios ha provocado que los ríos alcancen niveles extremadamente bajos, agotando los recursos hidroeléctricos en lugares como Noruega, Canadá, Turquía e incluso la exuberante Costa Rica, recoge The New York Times.
Zambia, que depende en gran medida de la energía hidroeléctrica, sufrió cortes de electricidad diarios de hasta 21 horas este año. Algunas partes de China, que también dependen del agua para obtener energía, sufrieron cortes prolongados a partir de 2022.
En total, cita el diario, más de mil millones de personas viven en países donde más del 50% de su energía proviene de plantas hidroeléctricas, según Ember. Un instituto de investigación energética global. Sin embargo, muchos científicos esperan que la energía hidroeléctrica se convierta en una fuente de energía menos confiable. A medida que el clima se calienta y los fenómenos meteorológicos extremos como las sequías se vuelven más comunes y más graves.
Más de una cuarta parte de todas las represas hidroeléctricas se encuentran en lugares con un riesgo medio a extremo de escasez de agua para 2050, según un estudio de 2022 publicado en la revista Water.
Algunas naciones, entre ellas Estados Unidos y los vecinos de Ecuador en América del Sur, Colombia y Brasil, tienen planes de respaldo para cambiar a fuentes alternativas. Incluidos los combustibles fósiles, cuando la energía hidroeléctrica escasea. Pero el costo de garantizar capacidad energética adicional es prohibitivo y muchos países no están preparados para asumirlo, dijo Nicolas Fulghum, analista senior de Ember.
Inversiones y señalamientos de corrupción
En Ecuador, el presidente Daniel Noboa, que buscará la reelección en febrero, prometió recientemente poner fin a los cortes eléctricos este mes. Apeló a la compra de energía de la vecina Colombia y de otros factores que inciden en atenuar la crisis energética.
Pero los expertos en energía esperan que cualquier alivio sea temporal. A menos que haya un diluvio los cortes regulares de energía podrían durar al menos hasta 2026, señaló Iván Endara, profesor de la Escuela Politécnica Superior de la Costa, una universidad ecuatoriana.
Se necesitan alrededor de dos semanas de lluvias intensas para elevar los niveles de los embalses. Además, para poner fin verdaderamente a la crisis, dijo, se deben dedicar años de trabajo a diversificar y desarrollar el sector energético del país. Ecuador ha informado en las últimas semanas la reactivación de turbinas térmicas y el cierre de acuerdos para explorar desarrollos basados en la energía geotérmica.
En 2007, el presidente de izquierda, Rafael Correa, invirtió miles de millones de dólares para ampliar su producción energética. El país ya había sufrido una crisis energética que duró meses en la década de 1990, y luego otra en 2009, ambas provocadas por apagones y sequías.
Al aprovechar el agua, en lugar de quemar petróleo o gas, esta nueva matriz energética ayudaría a mitigar los efectos del cambio climático global, no a convertir a Ecuador en víctima de él. Pese a la corrupción en algunos proyectos, Correa aumentó en 60% la capacidad de generación eléctrica, pero colocó al sector energético casi enteramente bajo control estatal, por tanto a la mala administración y a ineficiencia.
Manejo insostenible
Ecuador está sufriendo las consecuencias de décadas de manejo insostenible de los recursos y la dependencia de un sistema energético insostenible que no se adapta a las nuevas realidades climáticas. El país necesita urgentemente una transición que o atienda la crisis actual, sino que también siente las bases para un futuro más resiliente, equitativo y justo, en el que tanto el agua como la energía sean accesibles
Nicolas Fulghum, analista senior de Ember, la lección en Ecuador no es que las naciones deberían abandonar la energía hidroeléctrica, sino que deberían invertir fuertemente en alternativas. Preferiblemente alternativas de energía limpia como la eólica y la solar que puedan compensar la escasez de agua. Citó a Brasil y Chile como países que se han orientado en ese sentido. Mientras tanto, las familias ecuatorianas de menores recursos y posibilidades de subsistencia son las más vulnerables a estas crisis.