Aún no se comprenden completamente los mecanismos de la sensación de déjà vu, sigue siendo de interés tanto en el ámbito científico como en la cultura popular
Esa inexplicable sensación de haber vivido un momento antes (que conocemos por el galicismo “dèjá vu”) ha cautivado la imaginación humana desde tiempos inmemoriales. Aproximadamente el 90% de la población mundial ha experimentado al menos una vez en su vida esa sensación. Su incidencia es mayor en la adolescencia y disminuye con la edad. Pese a su frecuencia, las explicaciones científicas sobre el fenómeno son aún objeto de debate.
A lo largo de la historia, el déjà vu ha sido interpretado de diversas maneras. Platón lo consideraba una prueba de vidas pasadas. Sigmund Freud lo describía como «el recuerdo de un deseo inconsciente junto con un deseo de mejorar la situación actual». En la cultura popular moderna, a veces se describe como una «fallo en la matriz».
La fascinación por el déjà vu ha trascendido el ámbito científico y se ha plasmado en diversas obras de arte. El cine, en particular, ha explorado este concepto en películas como Déjà Vu, Al Filo del Mañana y The Matrix, donde se utiliza como un recurso narrativo para crear intriga y suspense.
En la literatura, autores como Marcel Proust, Italo Calvino y Luigi Pirandello exploraron la temática del déjà vu. Vinculándola con conceptos como la memoria, la identidad y la percepción del tiempo. Proust, por ejemplo, en su monumental obra “En busca del tiempo perdido”, profundiza la relación entre el pasado y el presente. Explorando cómo los recuerdos pueden distorsionar nuestra percepción de la realidad.
La ciencia nos ofrece explicaciones racionales para el déjà vu. Pero sigue despertando un gran interés en el ámbito espiritual y paranormal.
Enigma neurocientífico
El déjà vu no tiene nada de sobrenatural y es una experiencia subjetiva común en la que una persona siente que está repitiendo un conjunto de eventos, actividades, pensamientos y emociones. Aunque nunca hayan ocurrido antes.
Es un fenómeno que ha intrigado a filósofos, escritores y científicos durante siglos. Aunque en la cultura popular se ha asociado con misterios como los viajes en el tiempo o vidas pasadas, la ciencia ofrece explicaciones más racionales.
El Dr. Tim Andersen, investigador principal del Georgia Tech Research Institute, explica el fenómeno del déjà vu partiendo del episodio «Causa y efecto» de la serie de televisión “Star Trek: La próxima generación”. En el cual la Enterprise queda atrapada en un bucle temporal. Haciendo que la tripulación reviva los mismos momentos.
Pero, según Andersen, en la vida real, el fenómeno no es evidencia de viajes interdimensionales, sino más bien “un error de nuestro cerebro”. Ya San Agustín de Hipona, el teólogo cristiano, en el año 400 d.C denominaba a este fenómeno «falsae memoriae».
Pero, no fue sino hasta la época victoriana -acota- que la sociedad comenzó a relacionar esta sensación con creencias sobre experiencias paranormales y psicopatía. Un vínculo que persistió en los círculos clínicos hasta el siglo XX.
Los neurocientíficos no han llegado a un consenso sobre sus causas. Aunque coinciden en que se trata de un error de percepción que el cerebro corrige. Por lo tanto, el déjà vu no se debe a influencias ocultas, multiversos, vidas pasadas u otras explicaciones extravagantes. Más bien, “es un indicio de cómo nuestro cerebro nos mantiene conectados con la realidad”.
Dos elementos
El déjà vu se compone de dos elementos: (1) la sensación de familiaridad con una experiencia y (2) la convicción de que no se ha tenido esa experiencia previamente. “En este caso, (1) representa el error, mientras que (2) constituye la corrección”, puntualiza Andersen.
Existen ciertos grupos de personas más propensos a experimentar déjà vu. Entre los que se encuentran los epilépticos, esquizofrénicos, enfermos de Alzheimer y personas con TDAH. Todos los anteriores son trastornos neurológicos que afectan diversos sistemas. Como la memoria y la capacidad de reconocer situaciones y objetos como familiares.
Además, -puntualiza Andersen- las personas más jóvenes y aquellas que recuerdan sus sueños tienden a experimentarlo con más frecuencia. Los jóvenes suelen experimentarlo con mayor frecuencia. Debido posiblemente a una mayor plasticidad cerebral.
Déjà vu
El término «déjà vu” (“ya visto” en francés) se atribuye al psicólogo François-Léon Arnaud. Lo utilizó en 1896 en revistas científicas para diferenciarlo de otras experiencias de falsa memoria, como el «déjà vécu», («ya vivido»). Una sensación más intensa: la de haber experimentado algo antes y saber lo que sucederá a continuación.
Aunque la mayoría de las personas perciben el déjà vu como una leve curiosidad, hay quienes lo padecen formas extremas. Llegan a perder el contacto con la realidad y a confundir objetos, lugares y personas conocidos con los desconocidos.
Arnaud describió el caso de «su paciente Louis». Experimentaba una forma patológica de déjà vu que hacía que toda su vida pareciera familiar. Louis inventaba detalles para justificar su sensación de conocer a personas que nunca había visto.
Primeras aproximaciones científicas
El déjà vu ha sido objeto de estudio por parte de grandes neurocientíficos. Uno de los primeros investigadores en abordarlo fue J. Hughlings Jackson en 1888. Describió este tipo de vivencias en pacientes con convulsiones como un «estado onírico». En el que los pacientes revivían momentos pasados, como si lo que estaba sucediendo en ese momento ya hubiera ocurrido previamente.
Jackson sospechaba que las convulsiones desactivaban áreas cerebrales involucradas en el control descendente. Aunque no pudo especificar cuáles. La tecnología de la época no le permitía examinar directamente el cerebro.
Algo que comenzó a cambiar en la década de 1930. Gracias a los avances del neurocientífico Wilder Penfield. A lo largo de varias décadas, Penfield llevó a cabo experimentos estimulando directamente los cerebros de pacientes despiertos que se habían sometido a craneotomías.
Al aplicar la estimulación eléctrica cortical (ECS), Penfield logró inducir sensaciones de familiaridad y extrañeza. Así como evocar recuerdos con componentes auditivos y visuales.
En la actualidad la estimulación cerebral profunda ha permitido a los científicos identificar las áreas cerebrales involucradas en la experiencia del déjà vu. Incluyen el córtex entorrinal, un centro neuronal clave en la memoria, la navegación, la familiaridad con los objetos y la percepción del tiempo.
También el hipocampo, responsable del almacenamiento y la recuperación de la memoria. Y la amígdala, encargada del procesamiento de las emociones, en especial las relacionadas con los recuerdos.
Teorías neurobiológicas modernas
El dèjá vu es un fenómeno raro y fascinante. Según los científicos, ocurre en el cerebro. Aunque aún no existe una explicación definitiva, Andersen desglosa las más reconocidas teorías científicas que intentan desentrañar este misterio de la mente.
Una de las más aceptadas sugiere que el déjà vu ocurre cuando el hipocampo, responsable de la formación de nuevos recuerdos, y el córtex entorrinal, encargado de la sensación de familiaridad, se desincronizan.
Desincronización que puede generar una sensación de familiaridad ante una experiencia nueva. Porque el cerebro interpreta erróneamente que el evento ya ha sido almacenado en la memoria.
Otros investigadores sugieren que el origen es neurológico. Propone que puede ser causado por un retraso en la transmisión de información entre los dos hemisferios cerebrales.
Si la información visual llega a cada hemisferio en momentos ligeramente diferentes, puede generar una sensación de doble procesamiento. Como si la experiencia ya hubiera sido procesada anteriormente.
Una tercera teoría se relaciona con la confusión de los recuerdos. A menudo, el déjà vu surge cuando mezclamos recuerdos reales con información proveniente de otras fuentes. Como películas, libros o conversaciones.
Confusión que puede generar una sensación de familiaridad ante una situación nueva. Nuestro cerebro busca establecer conexiones entre la experiencia actual y los recuerdos almacenados.
Una cuarta posibilidad implica la atención. En ocasiones, el déjà vu puede ocurrir cuando nuestra atención se divide entre diferentes estímulos. Por ejemplo, si estamos en un lugar nuevo pero nuestra atención está centrada en una conversación, es posible que procesemos inconscientemente la información visual del entorno. Al volver a centrar nuestra atención en el lugar, podemos experimentar esa sensación de familiaridad debido a la previa percepción inconsciente.
Hasta la teoría de cuerdas
Aunque las pruebas apuntan a que el déjà vu se produce en nuestra mente, no se descartan otras explicaciones. Solo en la prestigiosa base de datos científica PubMed se encuentran 800 artículos con diversas teorías que intentan hacerlo. Como la que plantea que las conexiones neuronales entre diferentes regiones del cerebro pueden fortalecerse o debilitarse con el tiempo. Lo que puede provocar la activación de una red cerebral inapropiada en una situación determinada. Dando lugar a la sensación de familiaridad del déjà vu.
Otra teoría compara el cerebro con un superordenador que procesa toda la información recibida. En ocasiones, puede comportarse de manera extraña, generando la sensación de «esto ya lo he vivido».
Sin obviar, la teoría del físico teórico estadounidense Michio Kaku. Para el especialista de la teoría de campo de cuerdas el déjà vu podría ser, en realidad, el recuerdo de alguna vivencia en otra dimensión. Su hipótesis es que este fenómeno podría ser causado por la capacidad del cerebro de pasear entre varios universos paralelos.
Aunque existen múltiples teorías sobre el origen y las causas del déjà vu, lo cierto es que sigue siendo un misterio para la ciencia. “Todo esto y mucho más puede provocar un déjà vu. De hecho, no tiene por qué haber una única explicación”, puntualiza Andersen.