Por Manuel Domínguez Moreno
Para analizar con seriedad posibles pactos postelectorales en Andalucía tras los resultados del 22-M es necesario antes echar un rápido vistazo previo al calendario judicial que se le avecina en paralelo en abril a la presidenta en funciones de Andalucía, la socialista Susana Díaz. El próximo día 7 esperan en el Supremo a José Antonio Viera (ex secretario general del PSOE de Sevilla, ex consejero autonómico y actual diputado en el Congreso) para que aclare su presunta implicación en el caso de los ERE. Dos días después se sentará en la misma silla judicial y por idéntico motivo su predecesor en el cargo de presidente andaluz, José Antonio Griñán, actual senador y aforado. El día 14 también tiene cita el antecesor de éste, Manuel Chaves, diputado y aforado, y una semana después la exconsejera andaluza Mar Moreno, senadora y diputada autonómica y, por tanto, también aforada.
La vía judicial marcará sin duda el calendario de posibles pactos postelectorales en la composición del próximo Ejecutivo andaluz, aunque al día siguiente de obtener la victoria en las urnas, Susana Díaz avanzó con un punto de osadía que gobernará en solitario porque ahora siente que tiene “la estabilidad” que no le daba IU en su anterior gobierno de coalición, con la que aprobó conjuntamente los Presupuestos para este 2015.
Pese a perder más de 100.000 votos respecto a la cita de 2012 y tocar fondo en cuanto a votos totales cosechados en el cómputo histórico de comicios autonómicos andaluces, el PSOE andaluz ha obtenido una ventaja de diez puntos respecto al PP de Juan Manuel Moreno Bonilla, aún en estado de shock tras sufrir su partido un desplome histórico y contundente apenas tres años después de ser la lista más votada en la cita anterior. Varapalo debido sobre todo al empuje de Ciudadanos, cuyo líder nacional, Albert Rivera, se apresuró a anunciar en la misma noche electoral que sólo las cabezas de Chaves y Griñán puestas en bandeja de plata por Susana Díaz facilitaría que su formación, con nueve diputados, les abriese el camino del palacio de San Telmo en una primera votación, que tendrá lugar en los 15 días siguientes a la constitución, el próximo 16 de abril, del Parlamento y de la elección de su presidente, vicepresidentes y secretarios de la Cámara autonómica.
También el candidato andaluz de Ciudadanos, Juan Marín, dijo nada más reunirse con Díaz el jueves 26 que su formación no formará parte del Gobierno andaluz. “Votaremos en contra en la investidura de Susana Díaz, porque nada ha cambiado”, ha explicado. Pese a todo, la candidata socialista juega con un margen de unos quince días para conseguir que Ciudadanos o Podemos voten a favor de su investidura o se abstengan una vez se sepa el destino procesal de los expresidentes andaluces. El debate de investidura tiene como fecha límite el día 30 de abril.
El PP, que inicialmente apoyó su iniciativa de apoyar la lista más votada, ahora se desdice y anuncia su voto en contra de la investidura de Susana Díaz si esta no se compromete a hacer lo mismo en las próximas autonómicas y municipales de mayo. “Para gobernar tiene que ceder”, le advierte Moreno tras reunirse con ella durante 40 improductivos minutos en la ronda de negociaciones. El PP intenta de este modo presionar al PSOE para que acceda a dejar gobernar las listas más votadas en las municipales del 24 de mayo. Si se niegan a ello es porque probablemente sepan que el PP puede decir adiós a numerosos consistorios. Hay que tener en cuenta que el PP ha perdido en capitales como Huelva (PSOE), Sevilla (PSOE) y Cádiz (Podemos) como la lista más votada. Los populares temen que una posible alianza de PSOE y Podemos les pueda arrebatar el poder que ostenta el PP en los grandes núcleos urbanos.
Podemos mantiene la incógnita
Por su parte, Podemos, con 15 representantes en la Cámara andaluza, se viste de largo por primera vez en un parlamento español, y mantiene la duda de abstenerse o votar en contra. Su cabeza de cartel, Teresa Rodríguez, ha marcado el norte: no serán ni pinza ni muleta del PSOE y ponen también como condición que Chaves y Griñán abandonen sus escaños.
Los cinco diputados de IU son los que lo tienen más fácil para votar en contra de su hasta hace apenas unas semanas socia de gobierno, porque el varapalo sufrido el 22-M (IU ha pasado de 12 a cinco diputados) lo han interpretado como un voto de castigo de sus electores más fieles ante el pacto con los socialistas y el empuje imparable de Podemos. Para su líder, Antonio Maíllo, Susana Díaz sufre “un problema de credibilidad”.
La lideresa del PSOE andaluz quiere que sus ciudadanos noten sus ganas de comenzar de cero y que no se vuelvan a repetir escenas del pasado como la famosa ‘pinza’ de 1994 entre PP e IU. Por eso ha dicho que solo un increíble pacto PP-Podemos puede quitarle la silla de la Presidencia andaluza. A esto se llama poner la venda antes de que aparezca la herida.
Tampoco lo tendrá fácil la candidata socialista dada la inusitada fuerza con la que ha recomenzado sus actuaciones judiciales Mercedes Alaya tras el parón electoral. Las nuevas detenciones e imputaciones de altos cargos de la Junta vuelve a poner en el primer plano de la actualidad el presunto peso de la corrupción institucionalizada de la Administración autonómica, aunque Susana Díaz se empeñe en “crujir” a todo aquel que sea apuntado por la justicia. Sin ir más lejos, esta misma semana ha cesado fulminantemente a dos delegados provinciales de Empleo tras conocerse su imputación en el caso de los cursos de formación. Las diferentes varas de medir aún se notan demasiado en un gobierno y un partido, el PSOE, que mantiene en diferentes escalafones de las administraciones autonómica y nacional a altos cargos inculpados en los presuntos casos de corrupción.
Al margen de condicionantes judiciales, ahora comienza una etapa de estrategias en la que cada formación con representación parlamentaria querrá que sea su vecino de al lado el que se retrate primero, aunque al mismo tiempo tampoco ninguno quiere quedarse fuera de la foto. Por ello, esta fase de discreción negociadora con tantos personajes en liza es nueva absolutamente en una Cámara como la andaluza, demasiado acostumbrada durante décadas al rodillo socialista.
El apretado calendario electoral de este 2015, con municipales, autonómicas y generales, marcará sin duda las negociaciones y las estrategias en el feudo andaluz durante las próximas semanas. Susana Díaz se ha aprestado a hacer un llamamiento a la responsabilidad de todos los grupos con representación parlamentaria y advierte a todo el que no lo sea que “tendrá que rendir cuentas” ante los ciudadanos. “Todo el mundo sabe lo que le ha dicho la gente en las urnas”, añade.
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