Naturales y salvajes fluyen los caudales del Gaula, explayándose por unos 153 kilómetros en la región central de Noruega. En 2005, este brioso torrente de agua fue nombrado el mejor río del país y, uno de los más óptimos de Europa, para la pesca de salmón, con una captura de 37,5 toneladas al año. Desde entonces ese volumen ha registrado altibajos hasta esta primavera cuando se encendieron las alarmas: la población de salmones -en especial los medianos y grandes- se redujo considerablemente en el fiordo de Trondheim, un entrante del mar de Noruega.
La noticia corrió entre lugareños, pescadores y visitantes que se dan cita en el Gaula, durante esa temporada. Destino fascinante y reconocido por aficionados del salmón de todo el mundo por sus maravillosas aguas para la pesca a mosca y sus grandes salmones atlánticos. Además de las excelentes posibilidades para capturas de estos exquisitos y saludables peces de más de 10 kilos llegando y de hasta 20 kilos.
Se siente “como el día del juicio final” comentó con desánimo Ann-Britt Bogen, directora del Gaula Fly-fishing Friends. Una especie de albergue que ofrece pesca exclusiva rotativa durante 24 horas y 6,5 km del río para disfrutar de sus paisajes. La mayoría de las aguas son de doble orilla.
Pero el río estuvo cerrado hasta el 31 de agosto, cuando finalizó la temporada, reseñó The Guardian en un amplio artículo. «Sin el salmón, Gauldalen es sólo un valle, un valle vacío», exclamó Bogen.
El Gaula no es el único que reporta esta situación atípica e inquietante. Este años se cerraron 33 ríos noruegos durante la temporada de pesca. Aunque los científicos venían advirtiendo sobre el rápido descenso del salmón del Atlántico norte, en gran medida relacionada con la crisis climática, igualmente sorprendió a muchos.
En peligro de amenaza el salmón de Noruega
Entre junio y julio, si las condiciones de nivel y temperatura del agua están dadas, un buen pescador puede esperar tener entre sus manos de 1 a 3 salmones en la semana. Y con grandes posibilidades de recibir trofeos y gratificaciones de amigos y hasta de la competencia.
Las cosas han cambiado en ese lugar del mundo y el cambio climático tiene incidencia. La pesca en el Gaula se ha tornado difícil. Se puede estar pescando 20 horas por día, durante una semana y hasta quedarse dormido con la caña en la mano y solo se tenga una captura, o nada.
Las últimas cifras muestran que las poblaciones de salmón del Atlántico se encuentran en un mínimo histórico. Los expertos afirman que esta especie se encuentra en peligro inminente debido a la cría de salmón, que ha provocado fugas (incluso de peces enfermos). También al aumento espectacular de los piojos de mar lo que podría dar lugar a que el salmón salvaje sea sustituido por completo por una especie híbrida.
La ‘Lista Roja’ de la UICN difundida en la COP28 de Dubái, destacó que el 25% de las especies de peces de agua dulce del mundo, están en riesgo de extinción. El salmón del Atlántico ha pasado de ‘preocupación menor’ a ‘casi amenazado’ y señala que la población global disminuyó un 23% entre 2006 y 2020 debido al cambio climático que afecta todas las etapas del ciclo de vida de estos peces.
Torbjorn Forseth, del Instituto Noruego para la Investigación de la Naturaleza, cree que el salmón noruego salvaje podría extinguirse. «Estamos reemplazando el salmón salvaje con salmón de granja que se ha escapado», afirma. «Esa es, a largo plazo, una gran amenaza porque entonces se pierden todas estas adaptaciones locales».
Crisis climática agudiza los riesgos
El salmón de piscifactoría se anuncia como una solución sostenible y respetuosa con el medio ambiente a la necesidad de proteína animal de la creciente población mundial. Pero las mortandades masivas y otras controversias han desafiado estas afirmaciones.
Una sola granja puede contener un millón o más de peces, lo que genera altas concentraciones de enfermedades y parásitos que matan al salmón de piscifactoría y ponen en peligro la vida marina cercana y el salmón salvaje migratorio. Un estudio, publicado en la revista Nature, determinó que 865 millones de salmones de piscifactoría han muerto en mortandades masivas en la última década.
Los datos provinieron de los cuatro mayores países productores de salmón, Noruega, Chile, el Reino Unido y Canadá. Así como de dos productores más pequeños, Australia y Nueva Zelanda.
Cada uno de los 450 ríos salmoneros de Noruega tiene su propio salmón que se ha adaptado a las condiciones específicas del entorno local. «Si eso se reemplaza con un híbrido entre salmón salvaje y de piscifactoría, entonces se está perdiendo algo muy, muy importante», indicó Forseth.
Los factores más amplios relacionados con la crisis climática no son algo sobre lo que Noruega pueda hacer algo rápidamente. Pero el impacto de la piscicultura provocado por el hombre es algo sobre lo que sí se podría actuar pronto, agregó. Pide un enfoque diferente para la gestión de las piscifactorías, separando las poblaciones de peces cultivados y silvestres.
Consideró que la agricultura en red abierta en el mar ha alcanzado su “límite biológico”. El colapso del salmón de este año –desde el sureste de Noruega, cerca de la frontera con Suecia hasta justo al norte de Trondheim– no se parece a nada que haya visto en sus 25 años de estudio del salmón del Atlántico. «Estoy preocupado por el futuro», dice.
¿Una pieza de museo?
El cierre repentino de 33 ríos de Noruega, incluido el Gaula, apenas tres semanas después de iniciada la temporada de pesca del salmón fue un shock para muchos. Pero Ann-Britt Bogen dice que no le sorprende.
“Algo sucedió en 2023, pero el descenso ha sido evidente durante años y años y todas las investigaciones muestran las mismas tendencias”, afirma. «Es un declive enorme y está ocurriendo muy rápido».
Henrik Wiedswang Horjen, portavoz de Sjomat Norge, comenta que los problemas que afectan al salmón salvaje son complejos y que las unidades de granja cerradas consumen “mucha más energía”. Esta Federación Noruega de Productos del Mar representa a unas 700 empresas.
«Siempre hemos indicado que tomaremos en serio la parte del impacto de la industria y continuaremos con el trabajo específico», asegura. “La agricultura en unidades cerradas consume mucha más energía que en redes abiertas. Una conversión supondrá un aumento de la producción de energía, lo que tendrá un importante impacto medioambiental”.
Vegard Heggem, exjugador del Liverpool convertido en activista del salmón para Norske Lakseelver (Ríos de Salmón de Noruega), plantea que el cultivo de salmón debe pasar a una contención cerrada. Desea que el gobierno actúe como lo hizo Canadá en Columbia Británica.
“Para Noruega (el salmón) es un símbolo del país. Simplemente no es aceptable como nación permitir que el salmón salvaje se convierta en una pieza de museo. Está ahí, pero no se puede disfrutar, no se puede tocar, no se puede pescar”, precisó.
El secretario de estado de Noruega, Even Tronstad Sagebakken, dice que el impacto ambiental de la acuicultura está completamente regulado. «El gobierno está trabajando en un nuevo libro blanco sobre acuicultura. (Buscará) encontrar soluciones que hagan que las operaciones respetuosas con el medio ambiente sean más rentables y un objetivo principal para todos”.