Por Cambio16
19/10/2017
.
Múltiples razones en países pobres o en desarrollo generan hoy un grave problema de salud en los más chicos: la obesidad infantil.
Si bien el índice de obesidad de niños de países ricos se ha frenado, los menores que viven en países en desarrollo cada vez suben más de peso por comer alimentos poco saludables.
Las últimas cifras sostienen el incremento considerable ocurrido en las últimas cuatro décadas: La tasa aumentó de menos del 1% (equivalente a cinco millones de niñas y seis millones de niños) en 1975 hasta casi el 6% en las niñas (50 millones) y casi el 8% en los niños (74 millones) en 2016.
Científicos de Gran Bretaña y de la Organización Mundial de Salud encabezaron un análisis de información de más de 2400 estudios en 200 países, que analizó la estatura y peso de casi 130 millones de personas mayores de cinco años –31,5 millones de 5 a 19 años y 97,4 millones de 20 años o más–, lo que lo convierte en el estudio epidemiológico con mayor número de participantes.
Los resultados subrayan que el número de obesos de 5 a 19 años de edad aumentó más de diez veces en el mundo, pasando de 11 millones en la década de los 70 a 124 millones el año pasado. Otros 213 millones se registraron con sobrepeso en 2016, pero en un rango por debajo del umbral de la obesidad.
«En las últimas cuatro décadas, las tasas de obesidad en niños y adolescentes se dispararon en el mundo», explicó Majid Ezzati, investigador del Imperial College de Londres y uno de los autores principales del trabajo.
En los países desarrollados, el investigador precisó que los índices de obesidad entre niños y adolescentes recientemente se habían estabilizado alrededor del 10% en Gran Bretaña y cerca del 20% en Estados Unidos.
«Esto muestra que se puede hacer algo sobre la obesidad, pero sería una exageración llamar esto ‘buenas noticias’ porque sigue siendo un grave problema», afirmó Majid Ezzati, de Imperial College London, uno de los autores del estudio divulgado. «Estos todavía son niveles muy altos y no queremos que se queden así, queremos que bajen».
Ezzati y colegas hallaron que en partes de Asia, el norte de África y el Medio Oriente, los índices de obesidad están subiendo. Científicos calculan los nuevos obesos son unos 50 millones de niñas y 74 millones de niños.
El estudio llega en un momento en el que muchos gobiernos comienzan a implementar distintas acciones para frenar la obesidad, como los impuestos a las bebidas azucaradas –una política que está demostrando ser eficaz para mejorar las dietas–.
«La obesidad se encuentra en niveles críticos. El resultado es un terrible aumento del sufrimiento humano, que también conlleva enormes costes económicos», afirma por su parte Michael R. Bloomberg, embajador de la OMS para las enfermedades no transmisibles.
Asia oriental con más obesidad
Al desglosar las cifras país por país, el aumento de las tasas de obesidad infantil y adolescente en los estados con altos ingresos se ha ralentizado y estabilizado. Sin embargo, en los países de ingresos bajos y medios, especialmente en Asia, la tasa se ha visto acelerada en los últimos años.
Las áreas del mundo con el mayor aumento en el número de niños y adolescentes obesos fueron Asia oriental, la región de habla inglesa de altos ingresos, Oriente Medio y África del Norte. Nauru (Micronesia) fue el país con mayor prevalencia de obesidad en las niñas (33,4%) y las Islas Cook (Pacífico Sur) en los niños (33,3%).
Los datos futuros pueden ser peores
Pero si los datos son malos ahora, los expertos sostienen que, de continuar las tendencias posteriores al año 2000, los niveles globales de obesidad infantil y adolescente superarán a los de los jóvenes con bajo peso moderado y severo de la misma edad en 2022.
En 2016, el número global de niñas y niños por debajo del peso normal fue de 75 millones y 117 millones, respectivamente. En estas cuatro décadas, el país con la mayor prevalencia de peso insuficiente ha sido la India (24,4% de las niñas y 39,3% de los niños en 1975, y el 22,7 y el 30,7% en 2016).
Desde hace años, la OMS anima a los países a reducir el consumo de alimentos ultraprocesados, altos en calorías y pobres en nutrientes, así como el tiempo que los niños gastan en actividades de ocio sedentarias. Una alimentación sana y una vida activa ayudarán a acabar con la lacra de la obesidad en las futuras generaciones.