Es una queja cada vez más frecuente de los profesores universitarios. Los alumnos no entienden lo que leen. En consecuencia, les resulta cada vez más difícil cumplir con los objetivos académicos. El problema de la falta de comprensión lectora ya no es solo un tema de los países pobres con precarios sistemas educativos.
Las críticas a la juventud y a la educación no son exclusivas de ninguna época o lugar. Tendemos a ser pesimistas al analizar nuestro presente, a menudo considerándolo como la peor de las épocas. Las críticas a las nuevas generaciones y a la educación son un fenómeno recurrente a lo largo de la historia. Aunque pueden parecer válidas en su momento, a menudo son el resultado de prejuicios y de una brecha generacional, y rara vez reflejan la realidad. Es importante recordarlo.
Sin embargo, profesores de universidades de distintos países coinciden en un mismo punto. Cada vez les resulta más difícil lograr que sus alumnos cumplan los objetivos de sus cátedras. Es un fenómeno que no se limita a la tradicional queja sobre las nuevas generaciones que se repite desde los tiempos de Aristóteles.
Las mediciones de Unesco señalan que al terminar la educación secundaria presentan dificultades de comprensión lectora el 14 % de los estudiantes en Norteamérica y Europa; el 31 % en Este y sudeste asiático; el 36 % en América Latina y el Caribe; el 57 % en Asia occidental y norte de África; y el 88 % en África subsahariana. Ya no son sólo los crónicos problemas de los deficitarios sistemas educativos de los países pobres, o las secuelas de la pandemia. Los académicos de las principales universidades cuestionan los deficientes programas educativos, la omnipresencia del smartphone y políticas educativas erróneas, a las que atribuyen las causas de los magros resultados.
Kotsko: Tendencia preocupante
Recientemente Adam Kotsko publicó un artículo en el que afirma que sus alumnos “dejaron de ser capaces de leer con eficacia”. Kotsko es un destacado académico en la Shimer Great Books School de North Central College. Su trabajo se enfoca en la intersección de la teología política, la filosofía continental y la historia del pensamiento cristiano.
Kotsko, ha observado una tendencia preocupante en los últimos años: la prohibición de libros en estados controlados por los republicanos. A menudo se dirigidas a textos con temática “woke” han causado un daño demostrable y amenazan con causar más. Como profesor universitario, Kotsko experimenta de primera mano los efectos de esta “conspiración sin conspiradores”. En los últimos cinco años, ha notado un cambio drástico en la capacidad de sus estudiantes para manejar las lecturas de la cátedra.
Anteriormente, podía asignar hasta 30 páginas de lectura por clase, pero ahora los estudiantes se sienten intimidados por cualquier lectura de más de 10 páginas. Señala que incluso los más inteligentes y motivados tienen dificultades para hacer algo más con los textos escritos que extraer conclusiones descontextualizadas. Pasan mucho tiempo en clase simplemente estableciendo lo que sucedió en una historia o los pasos básicos de un argumento, habilidades que antes daba por sentadas.
Reducir expectativas
Señala que no todas las generaciones de profesores han tenido que lidiar con las consecuencias de políticas educativas como “Que Ningún Niño Se Quede Atrás” y “Common Core”. Argumenta que la generación actual de profesores, en general, está más interesada en el éxito y la salud mental de sus estudiantes y es más receptiva a sus necesidades que cualquier otro grupo de educadores en la historia.
Según Kotsko, los profesores de hoy no se quejan de sus estudiantes. En cambio, expresan su preocupación por lo que se les ha quitado a los estudiantes debido a las políticas y prácticas educativas actuales. Su crítica no está dirigida a los estudiantes, sino a las circunstancias que limitan su potencial.
Aunque algunas personas pueden descartar estas observaciones como quejas intergeneracionales, Kotsko insiste en que la tendencia es real. Sus colegas académicos comparten su experiencia, y el tema se debate ampliamente en publicaciones académicas especializadas. La conclusión general es que los profesores se enfrentan a nuevos obstáculos a la hora de estructurar e impartir sus cursos, lo que les obliga a reducir las expectativas frente a una reducción de la preparación.
Los culpables
Como docente Kotsko identifica varios factores que han contribuido al declive en la capacidad de lectura de los estudiantes. En primer lugar, señala el impacto de los smartphones, que han disminuido la capacidad de concentración de casi todos. Los niños que crecen con smartphones carecen de la base necesaria para comprometerse con los textos escritos de manera significativa. También menciona el impacto de la pandemia y el cambio hacia el aprendizaje en línea. Sin embargo, duda que estos factores sean los únicos responsables del declive en la capacidad de lectura, ya que comenzó antes de la pandemia.
Por lo que apunta a los cambios en la pedagogía de la lectura que han ocurrido en las últimas décadas. Sostiene que, aunque no podemos cambiar el pasado ni eliminar la influencia omnipresente de los smartphones, podemos y debemos hacer más para ayudar a los jóvenes a desarrollar la capacidad de seguir narraciones y argumentos extensos en el aula. Según Kotsko, independientemente de su futura profesión o nivel educativo, los estudiantes necesitarán estas habilidades para navegar en un mundo complejo.
Argumenta que las personas, sus historias e identidades, sus instituciones y procesos de trabajo, y sus miedos y deseos son demasiado complejos para ser capturados en una hoja de ejercicios con un párrafo y algunas preguntas de comprensión lectora. La escritura en prosa a gran escala es el mejor medio que tenemos para captar esa complejidad, y el sistema educativo no debería impedir que los alumnos aprendan a desenvolverse eficazmente en ella.
“Lo que está ocurriendo con la generación actual no es que simplemente estén eligiendo TikTok en lugar de Jane Austen. Se les está privando de la capacidad de elegir, sin ninguna razón ni beneficio real. Podemos y debemos dejar de perpetrar este crimen contra nuestros jóvenes”.
Adam Kotsko
También en Latinoamérica
En las universidades latinoamericanas la situación es similar. Camilo Jiménez, profesor de Comunicación Social en la Universidad Javeriana, observó una disminución en la capacidad de escritura y comprensión lectora entre sus estudiantes. En un ejercicio en 2011, solo tres de 30 estudiantes lograron resumir un texto en un párrafo sin errores gramaticales o de sintaxis.
Según Jiménez, los estudiantes “han perdido la capacidad de estar solos” y de introspección. Habilidades que son esenciales para el desarrollo de ideas y preguntas. Problema que se ve agravado por la forma en que se lee en Internet, con múltiples distracciones y falta de concentración. También apuntó al enfoque actual de la educación que se centra en enseñar para los exámenes en lugar de fomentar la participación y la escritura reflexiva.
Leonardo Haberkorn, periodista y académico uruguayo, renunció a su puesto de profesor en la carrera de Comunicación en la Universidad ORT de Montevideo en 2020. En su carta de renuncia, expresó su frustración por la lucha constante contra las distracciones digitales como los celulares, WhatsApp y Facebook en el aula. Se había cansado de intentar impartir su pasión por los temas que enseñaba a estudiantes que estaban constantemente distraídos por sus teléfonos.
También destacó la dificultad de enseñar periodismo a estudiantes que no consumen noticias ni ven la importancia de estar informados. En su misiva cuestiona al sistema educativo por no preparar adecuadamente a los estudiantes. Sostiene que los jóvenes de hoy han sido despojados de su curiosidad, lo que ha llevado a “una disminución en los estándares educativos”.
Problema histórico
Para Isabel Ortega, una profesora chilena de lenguaje, el problema histórico en su país es la comprensión lectora. Sostiene que, aunque la gente lee una variedad de textos, desde redes sociales hasta libros de diversos temas, el problema radica en que no sabe leer bien y, por ende, no entiende lo que lee. Además, la lectura en plataformas como TikTok e Instagram, que combinan texto con sonido e imágenes, no fomenta el desarrollo de una comprensión lectora más profunda. Apunta a que en su país hay una brecha significativa en las habilidades de lectura entre los estudiantes de colegios públicos y privados. Que atribuye a la cantidad de tiempo dedicado a la lectura y la comprensión lectora en diferentes contextos.
Según la docente chilena, el sistema educativo actual tiene una deuda con los estudiantes. No se actualiza ni ofrece oportunidades para explorar qué tipo de lecturas interesan a los jóvenes en nuestros día. Critica a los colegios por educar para las pruebas en lugar de fomentar el aprendizaje, el razonamiento y el cuestionamiento en los estudiantes.
Ortega también destaca la importancia de las tres dimensiones de la lectura: textual, interpretativa y evaluativa. Argumenta que, si sólo se enseña a los estudiantes a las respuestas alternativas, no desarrollarán una visión crítica de los textos. Esta falta de habilidades de comprensión lectora se hace evidente cuando los estudiantes llegan a la universidad. Es cuando se dan cuenta de que no pueden comprender lo que leen para sus carreras. De ahí que abogue por un cambio en el enfoque del sistema educativo. Pide a cambio enseñar a leer con un propósito. Un cambio es esencial para mejorar la comprensión lectora de los estudiantes y prepararlos para el futuro.
Desplome en España
En España los datos recientes muestran un marcado deterioro en la comprensión lectora entre los niños. Según el informe PIRLS 2021, en solo 5 años, los estudiantes españoles de 9 a 10 años han visto disminuir su comprensión lectora en 7 puntos. De los 57 países analizados, España ocupa el puesto 21, un punto por debajo de la media europea. Paralelamente, el informe de la Gasol Foundation muestra que el 64% de los niños españoles de entre 8 y 16 años pasan más de 3 horas frente a una pantalla entre semana. Ocho de cada diez pasan casi 5 horas al día con un dispositivo tecnológico durante los fines de semana.
Carme Anglès, directora del área de Lengua Castellana y Literatura de Secundaria de la Editorial Vicens Vives, explica que los niños están acostumbrados a la inmediatez y la rapidez que ofrecen las nuevas tecnologías, lo que dificulta su interacción con los textos. El auge de la digitalización también se ha dado en las escuelas, donde los materiales educativos son cada vez más digitales.
En su opinión el papel y el texto son muy importantes para mejorar la capacidad de concentración y la atención de los alumnos. Con las pantallas no se consiguen los mismos resultados. También cree que el uso de las tecnologías va en detrimento de las horas de lectura. Leer-afirma- requiere un esfuerzo cognitivo. Mientras que se puede pasar mucho tiempo en aplicaciones móviles totalmente distraído.
Los expertos advierten que las secuelas de este deterioro en la comprensión lectora pueden ser devastadoras y determinantes en la vida de niños y adolescentes. El abandono escolar es quizás la consecuencia más directa. Porque la lectura es la base del éxito o el fracaso escolar. A menor comprensión lectora, más frustración, menor nivel educativo, menos oportunidades laborales, menos ingresos. La competencia lectora es esencial en el desarrollo del pensamiento crítico. Su ausencia o disminución hace a las nuevas generaciones mucho más vulnerables a la manipulación.
Generación de ignorantes
El reconocido educador español Jordi Folck, advierte sobre el fracaso de la comprensión lectora y el auge de las adicciones a las pantallas y los móviles. Según Folck, estamos descubriendo que el mundo del libro está atravesando una “edad oscura”, con la lectura en secundaria convirtiéndose en una tarea obligatoria pero molesta. A su juicio si las futuras generaciones carecen de sensibilidad, imaginación y la capacidad de comprender el mundo y a sí mismos – habilidades que se adquieren a través de los libros, no de las clases – nuestro mundo está en camino al “Reino de la Estupidez”. Afirma que necesitaremos que desaparezcan dos o más generaciones para que la creatividad, como capacidad para buscar alternativas, se comprenda como un talento a desarrollar.
Cita a Gerald Bronner, quien señala que, en los últimos veinte años, Francia ha perdido una tercera parte de los lectores irrecuperables debido a las tecnologías. Si la memoria de un niño se llena de imágenes breves y frenéticas de TikTok que no llevan a ningún lugar- argumenta Folck- será muy difícil para él concentrarse en la lectura y el esfuerzo cuando sea necesario.
Describe a la generación nacida después de 2010 como la “generación de la ignorancia”, marcada por problemas de comprensión lectora, errores ortográficos y gramaticales. Estos jóvenes, que llegaron al mundo con un móvil bajo el brazo y pronto con un chip en el cerebro, son hiperactivos en las redes, pero indisciplinados en muchos otros aspectos. Según Folck, serán incapaces de escribir una carta de motivación o un currículum para una empresa. Advierte que, en lugar de producir nuestras propias historias, las consumiremos en plataformas a cantidades industriales, con la ayuda de la Inteligencia Artificial. Esto requerirá más ojos y más dedos para el desplazamiento en pantalla.
“A la generación de los ignorantes seguirá la generación de los dormidos. Seres inútiles conectados permanentemente a pantallas”.
Jordi Folck
Un problema en expansión
A la tradicional brecha generacional se ha agregado la brecha tecnológica. Para los docentes los dispositivos entorpecen la concentración y perjudican la comprensión lectora de sus estudiantes. En consecuencia, afectan la capacidad de seguir instrucciones, analizar contenidos, y desarrollar un pensamiento crítico con base en argumentos articulados.
Peor aún dificultan las posibilidades comunicativas de sus ideas y emociones ante el empobrecimiento de su vocabulario. No es porque no lean. Leen mucho y durante muchas horas desde sus pantallas. Pero no contenidos de calidad, y constantemente interrumpidos por mensajes de sus múltiples redes sociales.
Para los jóvenes el problema radica en que sus profesores no comprenden las nuevas formas de comunicarse, más audiovisuales, inmediatas y en muchos casos asíncronas. Hay algo de verdad en esta percepción. La tecnología llegó como un tsunami a las aulas. Forzando un proceso de ajustes y revisiones que apenas se encuentra dando sus primeros y titubeantes pasos.
Para abordar este problema, los expertos sugieren un cambio en el enfoque de la educación, abordar el impacto de la tecnología en la capacidad de concentración de los estudiantes y encontrar formas de integrarla de manera efectiva en el aula. Porque la comprensión lectora es esencial para el desarrollo del pensamiento crítico y la capacidad de comprender el mundo y a uno mismo. Enfrentar este desafío es crucial para preparar a las futuras generaciones para un mundo cada vez más complejo. Pero habrá que acelerarlo porque si continúa avanzando, tendremos una inteligencia artificial cada vez más poderosa y una ignorancia humana cada vez mayor.