Una de las evocaciones más cautivantes de la primavera es el renacer de hojas y flores, en caminos, praderas y jardines. Es el despertar de la naturaleza en colores y fragancias, y del sobrevuelo de bandadas cantarinas. Esta sonoridad de las aves se ha debilitado en algunas regiones del planeta durante la primavera. Un estudio afirma que en EE UU y en Europa este sonido en campos y mares ya no es el mismo.
Los sonidos naturales, y el canto de los pájaros en particular, juegan un papel clave en la conexión con el medio ambiente. Pero la disminución generalizada de las poblaciones de aves significa que las propiedades acústicas de los paisajes naturales pueden estar cambiando.
Los coros de aves en el amanecer y atardecer de EE UU y Europa son cada vez más silenciosos y menos variados, revela un análisis publicado en Nature Communications. Un equipo internacional de investigadores dirigido por la Universidad de East Anglia (UEA), desarrolló una nueva técnica para medir este fenómeno.
Utilizan datos de seguimiento de aves de la ciencia ciudadana líderes en el mundo, con grabaciones de especies individuales en la naturaleza, para reconstruir los paisajes sonoros de más de 200.000 lugares en los últimos 25 años. El estudio se circunscribe a Europa y América del Norte.
La compilación revela una pérdida generalizada de diversidad acústica e intensidad de paisajes sonoros en ambos continentes. Impulsada por cambios en una menor riqueza y abundancia de especies.
Simon Butler, de la Facultad de Ciencias Biológicas de la UEA, explicó que “los beneficios del contacto con la naturaleza son generalizados. Desde una mejor salud física y bienestar psicológico hasta una mayor probabilidad de participar en un comportamiento pro ambiente”.
Baja la sonoridad de las aves en primavera
En opinión del experto el canto de los pájaros tiene un papel importante en la definición de la calidad de las experiencias de la naturaleza. «La disminución generalizada de las poblaciones de aves y los cambios en la distribución de las especies en respuesta al cambio climático. Esto significa que es probable que las propiedades acústicas de los paisajes sonoros naturales estén cambiando. Sin embargo, las grabaciones de sonido históricas no existen en la mayoría de los lugares, por lo que necesitábamos desarrollar un nuevo enfoque para examinar esto», explica.
Se combinaron datos de la Encuesta de Aves Reproductoras de América del Norte y el Esquema Paneuropeo de Monitoreo de Aves con grabaciones de más de 1000 especies de Xeno Canto. Una documentación en línea de los cantos de aves en primavera, para reconstruir paisajes sonoros históricos.
Las características de estos paisajes sonoros se cuantificaron, luego de emplear cuatro índices diseñados para medir la distribución de la energía acústica a través de frecuencias y tiempo. Estos índices están impulsados por la complejidad y la variedad de las canciones en las especies.
“Encontramos una disminución generalizada en la diversidad e intensidad acústica de los paisajes sonoros naturales. Resultado de los cambios en la composición de las comunidades de aves”, dijo Butler.
Asimismo, “estos hallazgos sugieren que la banda sonora de la primavera se está volviendo más silenciosa y menos variada. Y que una de las vías fundamentales a través de las cuales los humanos se relacionan con la naturaleza está en declive crónico. Con implicaciones potencialmente generalizadas para la salud y el bienestar de las personas”.
Canto de aves y bienestar humano
La gente suele escuchar más los pájaros que verlos. En consecuencia, agregó el experto, “es probable que las reducciones en la calidad de los paisajes sonoros naturales sean el mecanismo a través del cual el público sienta el impacto de la disminución de la población en curso”.
Los investigadores dicen que la relación entre los cambios en la estructura de las comunidades de aves y las características resultantes del paisaje sonoro no es fácil de predecir.
Catriona Morrison, investigadora postdoctoral de la Facultad de Ciencias Biológicas de la UEA, realizó los análisis. “Encontramos que los sitios que han experimentado mayores disminuciones en abundancia de especies. También muestran mayores disminuciones en diversidad e intensidad acústica”. Sin embargo, la estructura de la comunidad inicial y cómo las características de canto se complementan entre sí, juegan un papel importante en la determinación de cómo cambian los paisajes sonoros.
“Por ejemplo, la pérdida de especies como la alondra o el ruiseñor, que cantan canciones ricas e intrincadas, probablemente tendrá un mayor impacto en la complejidad del paisaje sonoro. En contraste con la pérdida de una especie de córvidos o gaviotas estridentes. Pero esto también dependerá de cuántos ocurrieron en el sitio y qué otras especies están presentes”, indicó.
Desafortunadamente, estamos atravesando una crisis ambiental global, señaló Morrison. Y “ahora sabemos que la conexión cada vez menor entre las personas y la naturaleza puede estar contribuyendo a esto”.
Asimismo, adicionó, “a medida que colectivamente nos volvemos menos conscientes de nuestro entorno natural, comenzamos a preocuparnos menos por su deterioro. Estudios como el nuestro tienen como objetivo aumentar la conciencia de estas pérdidas de una manera tangible. Y con la que se puedan relacionar y demostrar su impacto potencial en el bienestar humano».
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