Se suponía que el satélite Venesat 1 o Simón Bolívar estaría en órbita hasta el año 2024. Se suponía. El viernes 13 de marzo el régimen de Nicolás Maduro informó que por razones técnicas las señales de radio y televisión abierta presentaban problemas de recepción en el interior de Venezuela. Dos semanas después en un breve comunicado oficializó la muerte del satélite Simón Bolívar.
Como todo en Venezuela, el satélite se salió de control y empeoró en el ya pésimo servicio de telecomunicaciones. La explicación en el comunicado oficial es que debido a una falla el satélite se salió de su órbita y no hay posibilidad de recuperarlo. Como resultado, el Ejecutivo recurrió a la empresa Intelsat, un proveedor estadounidense de satélites de comunicaciones, para atajar el golpe y seguir ofreciendo la señal de radio y televisión en el interior de Venezuela.
Equipos de Ciencia y Tecnología apoyan esfuerzos del Gobierno nacional para garantizar, en las próximas horas, la normalización del servicio de radio y televisión en señal abierta.
Ve #comunicado oficial aquí 👇
¡Juntos y juntas fortalecemos los derechos! pic.twitter.com/X2SaNxhqGE
— Ministerio para Ciencia y Tecnología (@Mincyt_VE) March 13, 2020
Caducidad adelantada
El Venesat 1 se lanzó el 29 de octubre de 2008 desde el Centro Espacial de Xinchang en el suroeste de China. Le costó al Estado venezolano más de 400 millones de dólares.
En teoría, tenía la garantía de la Corporación Industrial China Gran Muralla de que prestaría servicios de radio, televisión y datos de banda ancha por 15 años. En la realidad, el satélite Simón Bolívar sucumbió a los avatares tecnológicos chinos tres años y siete meses antes de la fecha de caducidad.
Se presume que entre las causas que pueden haber ocasionado la pérdida del Venesat 1 es que haya presentado algún daño interno por un corto circuito o haya tropezado un bache técnico o de materiales. De allí que la información que reportaba al sistema de data fuera incorrecta y no se pudiera identificar falla alguna. También puede haber sido un error humano o de software.
El mantenimiento y monitoreo del satélite Simón Bolívar correspondía a un equipo de ingenieros y técnicos venezolanos, entrenados y formados técnicamente en China. El viernes 13 de marzo los usuarios de la señal de televisión digital abierta empezaron a quejarse de la intermitencia del servicio.
Ante los reportes y quejas que le llagaban de todas la regiones, el régimen respondió que había dificultades técnicas, pero que se hacían esfuerzos para restablecer el servicio.
Satélite fuera de órbita
Sin más detalles, aconsejaba a los usuarios de la televisión digital abierta a seguir disfrutando de los servicios de televisión por cable y plataformas de servicios digitales privados. Difícilmente un usuario de TDA en Venezuela puede suscribirse a un servicio privado de televisión por cable, además, de que las empresas privadas no disponen de equipos ni siquiera para sus abonados.
Mientras tanto, el satélite Simón Bolívar mostraba en el espacio exterior un movimiento errático e inesperado cambio de órbita. Transcurridas tres horas l Venesat 1 cayó hacia el oeste y se perdió para siempre. Más nunca respondió al centro de control principal que funciona en el estado Guárico.
Independencia tecnológica
Ante el escollo tecnológico ocurrido en el espacio exterior, que podría derrumbar la plataforma tecnológica que sostiene una maquinaria propagandística al mejor estilo nazi-facista, el régimen recurrió a la industria espacial estadounidense privada. A la espera de la construcción de un satélite de reemplazo.
En enero de 2019 se anunció el desarrollo de un satélite que complementaría al Simón Bolívar, el Venesat 2 y bautizado Guaicaipuro.
Venezuela cuenta con otros dos satélites, igualmente contratados y comprados a China: el Vrss-1 (Francisco de Miranda) y el Vrss-2 (Antonio José de Sucre). Ambos se utilizan en la investigación de recursos naturales, protección del medioambiente, seguimiento y gestión de desastres, y planificación urbana.
Queda por ver si finalmente Intelsat acudirá al auxilio del régimen de Nicolás Maduro sin verse afectada por la sanciones de Gobierno de Estados Unidos. Los que sí quedaron definitivamente afectados en medio del aislamiento que impone la pandemia fueron los 12 millones de venezolanos que disfrutarían de la «independencia tecnológica» que les proporcionaba el satélite Simón Bolívar.
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