El apuro trae cansancio, dice la sabiduría popular. Y pareciera que la producción vertiginosa de investigaciones y estudios sobre el virus SARS-CoV-2 mandó a terapia prestigiosas revistas. El prestigio científico de las revistas The Lancet y The New England of Journal Medicine quedó en entredicho por la calidad y la falta de rigor de dos estudios que publicaron. Ambas se retractaron.
En el mundo científico y académico han saltado todas las alarmas. Las retracciones ponen en entredicho el proceso de revisión por pares y socavan la credibilidad de dos revistas que tienen casi dos siglos de actividad. En general, en el sector de la salud pública a escala global.
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— The Lancet (@TheLancet) June 5, 2020
En entredicho revistas científicas
La revisión por pares es una herramienta utilizada en la evaluación de un manuscrito de un trabajo científico como requisito para ser publicado en una revista. La revisión la llevan a cabo expertos independientes -que no son parte del personal editorial- para elaborar una evaluación critica de un trabajo académico. El propósito es medir la factibilidad, calidad y rigurosidad científica de la investigación que se desea publicar..
Gran parte de la reputación de The Lancet y de The New England Journal of Medicine se debe al proceso de la revisión, riguroso y muy formal. Sin embargo, pareciera que no todo es tan transparente como debería. Las revistas, generalmente, no informan sobre puntos cruciales acerca de la revisión. Muchas veces se desconoce quién hizo la evaluación del estudio, qué encontró en el análisis, el tiempo que llevó hacerlo y cuando fue examinado
A los científicos y críticos les preocupa la falta de transparencia y fiabilidad. Exigen más claridad, especialmente en momentos como los actuales cuando la crisis sanitaria incrementó el volumen y la velocidad con la que se hacen muchas investigaciones.
De semanas a horas
Antes de la irrupción de la COVID-19, la revisión por pares tomaba semanas, ya que para examinar y editar una investigación las revistas se podían llevar entre varios meses y un año. Ahora, el trabajo de semanas se puede reducir a 48 horas. La publicación de un estudio se puede hacer dentro de los 20 días siguientes de su entrega.
Pareciera que la vertiginosidad afecta un punto crítico en la publicación de investigaciones que tendrán un importante impacto en la salud global. Quizás la pandemia está desvelando las grietas de un sistema que tiene casi un siglo de vigencia.
Los estudios sobre los que se retractaron tanto The Lancet como The New England Journal of Medicine fueron investigaciones realizadas por Mandeep R. Mehra. Un médico que goza de amplia credibilidad en el sector científico, pues es muy publicado, su prestigio se asocia con Harvard y es el director del Centro Cardiovascular del Hospital de Mujeres de Brigham.
Acusación de fraude
Mehra se disculpó por ambas publicaciones. Nunca los llamó fraude -como los calificaron algunos críticos. Solo señaló que expertos independientes no habían podido verificar los datos. La información de ambos estudios fue producida por la empresa de análisis de salud, Surgisphere, propiedad de uno de los autores de los estudios, Sapan Desai.
En una entrevista, Desai defendió su trabajo y la legitimidad de los datos. Sin embargo, cuando las revistas conminaron a que la data fuera auditada de forma independiente, argumentó que había acuerdos de confidencialidad con los hospitales que aportaron la información.
Mientras que el editor en jefe de The New England Journal of Medicne, Eric Rubin, señaló que el estudio que se publicó en la revista apenas no tuvo un seguimiento estándar. «Simplemente no le preguntamos a las personas adecuadas», admitió.
Por su parte, Richard Horton, editor en jefe de The Lancet, dijo que la investigación publicada por la revista era «un fraude monumental». Y precisamente The Lancet, vuelve estar implicada en una investigación a la que algunos expertos le encontraron fallas. Se trata de un estudio que se publicó a principios de mes sobre el distanciamiento físico, el uso de mascarillas y la protección ocular.
Fallas en el sistema
Científicos de alto nivel señalan que la investigación, encargada por la OMS, presenta fallas y no debe tomarse como evidencia para relajar el distanciamiento social, por lo menos en Reino Unido.
La dudas sobre el estudio surgieron cuando el primer ministro británico Boris Johnson señaló que se evaluaría oficialmente la regla de distanciamiento físico de dos metros.
Las declaraciones de Johnson surgen en un contexto que lo presiona desde el sector conservador para que se relajen ciertas medidas en aras de ayudar a los empresarios. El 4 de julio se espera la apertura de pubs y restaurantes en Inglaterra. el informe que evalúa la medida debería estar listo antes de esa fecha.
La investigación en cuestión concluye que el riesgo de infección por la COVID-19 depende en gran medida del distanciamiento físico con respecto a las personas infectadas y el tipo de mascarillas y protección ocular que se esté usando.
El análisis del distanciamiento social es «inapropiado», en opinión del profesor Kevin McConway, estadístico aplicado en la Open University. Otro estadístico de la Universidad de Cambridge, el profesor David Spiegelhalter, señala que el análisis de riesgo de infección en cuanto al distanciamiento social debe tomarse con «precaución». Los expertos temen que muchas investigaciones se escriban, revisen y publiquen con una rapidez que se salte los controles de calidad.
La pandemia nuevamente hace estragos esta vez en el mundo académico. La tan prestigiosa revisión por pares está siendo afectada por un volumen nunca visto de investigaciones y por el contexto político, económico y social desatado por la misma pandemia.
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