Por Cambio16
02/04/2017
El presidente colombiano Juan Manuel Santos volvió a la localidad de Mocoa, en el departamento de Putumayo para recorrer la zona que quedó devastada por una avalancha de agua y lodo, tras el desborde de tres ríos por las lluvias. Según reportó el mandatario, ya son 207 las muertes a raíz de la tragedia, entre los cuales ya se identificó a 45 niños.
“Lamentablemente el número de personas fallecidas crece cada momento, llevamos ya 207, es el último dato que tengo (…) Hasta que no tengamos la última persona identificada no vamos a parar», prometió Santos, acompañado de la Primera Dama, María Clemencia Rodríguez, y parte de su equipo ministerial para entregar donaciones a los afectados.
El gobernante viajó acompañado además por sus ministros del Interior, Juan Fernando Cristo; Salud, Alejandro Gaviria; Comercio, María Claudia Lacouture; Vivienda, Elsa Noguera; y Transporte, Jorge Eduardo Rojas.
#AEstaHora Pdte @JuanManSantos y Primera Dama llegan a Mocoa a liderar operación desplegada para atender a comunidad afectada por lluvias. pic.twitter.com/C6PboDdZ7L
— UNGRD🇨🇴 (@UNGRD) April 2, 2017
“Hoy he venido a resolver los cuellos de botella que estén presentes para que la parte humanitaria fluya con más facilidad y desde ahora comenzar la etapa de la reconstrucción”, añadió.
El jefe de Estado colombiano confirmó que se inició el proceso de identificación de cadáveres y calculó que entre 84 y 85 víctimas ya han sido reconocidas, cifra que consideró alta “frente a las circunstancias”.
Nuestros voluntarios no se rinden, trabajan las 24 horas. #TodosconMocoa pic.twitter.com/LqMrJkzlAz
— cruzrojacol (@cruzrojacol) April 2, 2017
El presidente también anunció que «desde hoy» comienza el proceso de reconstrucción del pueblo. Sin embargo, aclaró que el paso prioritario es recuperarse de la emergencia. «Que Mocoa quede mejor de lo que estaba antes», fue el deseo que expresó.
Como la morgue de Mocoa está saturada de cadáveres, las autoridades han trasladado a muchos de los fallecidos, envueltos en bolsa plásticas blancas, hasta el viejo cementerio donde esperan identificarlos y entregarlos a sus familiares.
Miembros de la Policía controlan la entrada de los dolientes y no permiten que la prensa se acerque demasiado por motivos de seguridad y de higiene, pues el olor fétido de la muerte se siente por momentos en medio del calor de la mañana según la dirección en la corra el viento.