SINC / Cambio16
Sucedió otra vez. Santa Olalla, la laguna permanente más grande de Doñana, se secó completamente. La Infraestructura Científica y Técnica Singular – Reserva Biológica de Doñana, dependiente de la Estación Biológica de Doñana, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, actualizó hace unas semanas su cámara de seguimiento de la laguna para ver su evolución y ayer se constató su completa desecación.
Desde que el centro de investigación comenzó a tomar datos sobre el espacio natural hace medio siglo, nunca antes esta imagen se había repetido dos años consecutivos. Es grave situación en la que se encuentra el sistema lagunar de Doñana y toda la biodiversidad que tiene ahí su hábitat. El sistema de lagunas alberga una gran biodiversidad y es refugio de varias especies amenazadas y endémicas.
En los últimos años, las lagunas de Doñana han venido sufriendo un serio deterioro. Cada vez dura menos su periodo de inundación y muchas no llegan a inundarse. La desecación de Santa Olalla en verano indica la ausencia de refugios acuáticos estivales para la fauna y flora acuáticas del manto eólico de Doñana.
Últimos datos científicos
La ICTS constató que el ciclo hidrológico 2021 a 2022 tuvo los niveles de precipitación más bajos de los últimos 10 años (283 mm), lo que no ha mejorado mucho este año. Las precipitaciones fueron similares (337 mm hasta agosto). Además, en ambos años se registran temperaturas máximas muy elevadas y la mayor temperatura media anual (18,53 °C) registradas.
Sin embargo, estos factores no son los únicos causantes del deterioro del sistema lagunar. Un estudio de la Estación Biológica de Doñana, con los datos recopilados durante 40 años, evidencia que el 59% de las lagunas de mayor tamaño de Doñana han desaparecido. Si bien el fenómeno se relaciona con las altas temperaturas y el largo periodo de bajas precipitaciones, también lo causa la sobreexplotación del acuífero. El 80% de las lagunas se secaron antes de lo que ocurriría con los niveles de temperatura y precipitación registrados, mientras que el 84% se inundaron menos de lo previsto. Evidentemente, la actividad humana altera el equilibrio natural de las lagunas y agrava el problema.
Preocupa, igualmente, que el 19% de las lagunas que aún se mantienen tienen más de la mitad de su cubeta invadida por matorral y pinos. Solo un 10% se mantienen en buen estado, localizadas en la vera sobre todo. La invasión de las cubetas por vegetación terrestre es un indicador del progresivo deterioro y su inminente desecación, especialmente en la zona noroeste del parque nacional y en las lagunas más próximas a Matalascañas. En la de Santa Olalla presenta densos juncales en la mitad de su cubeta inundable y masas de arbustos.
Un ecosistema en peligro
Las lagunas de Doñana son en su mayoría temporales. Se inundan gracias al agua del acuífero que, cuando se recarga con las lluvias, alcanza el nivel de superficie, llenando sus cubetas y llenando de vida la reserva. En la última década no han ocurrido grandes precipitaciones y fue menor la recarga del acuífero. Insuficiente para contrarrestar las excesivas tomas de agua para para los cultivos intensivos de fresa en los alrededores del parque, que han aumentado su superficie en más del 30% en dos lustros.
El consumo de agua de la localidad turística de Matalascañas, en el periodo estival, contribuye en alguna proporción a reducir los niveles del acuífero. La consecuencia es que muchas lagunas no se inunden o permanecen inundadas menos tiempo y afectan los ciclos vitales de las especies que tienen su hábitat en estos medios acuáticos.
Las lagunas que mantienen agua todo el año son muy escasas en el parque. Hasta hace unos años, tres lagunas se consideraban permanentes: Santa Olalla, la laguna Dulce y la del Sopetón. Actualmente, la única que se podía considerar permanente era Santa Olalla, aunque alcanzaba una escasa superficie inundada y elevadas concentraciones de sales en verano. Pero su completa desecación dos años continuos impide la presencia de peces. Cuando se secó en 2022, murieron las anguilas que quedaban. También viene disminuyendo la población de galápagos.
Las recomendaciones científicas
Desde la Estación Biológica de Doñana, se demanda la reducción urgente de la cantidad de agua que se extrae del acuífero hasta niveles que permitan la recuperación del sistema lagunar y frenar la degradación del espacio natural. También sugiere realizar evaluar cada año la disponibilidad de agua para definir las cantidades máximas de extracción e implantar medidas de ahorro.
Asimismo, propone establecer de inmediato la gobernanza de la gestión del agua y proteger al sector agrícola que opera bajo la legalidad afronta la competencia desleal de los productores ilegales. También alertan sobre el no resuelto problema de la contaminación del agua y el intenso sobrepastoreo, que daña el enclave natural.