La Unión Europea tomó acciones por el envenenamiento del líder ruso opositor Alexéi Navalni. Este jueves 15 de octubre sancionó a seis colaboradores de Vladimir Putin, presidente de Rusia. La lista de los sancionados incluye a varios altos mandos. El jefe de la Dirección de Política Interna de la presidencia rusa, el director del Servicio Federal de Seguridad, dos viceministros de Defensa, un alto funcionario de la Oficina Ejecutiva de la presidencia y al representante de Putin en Siberia.
De acuerdo con la UE, todos y cada uno de ellos tiene responsabilidad en el envenenamiento de Navalni. Bien sea por haber ayudado a las personas a ejecutar el atentado o simplemente por dar su consentimiento.
Las sanciones también se aplicarán contra el Instituto Estatal de Investigación Científica en Química Orgánica, con sede en Moscú. La UE dijo que esta institución no cumplió con sus obligaciones en términos de destrucción de arsenales de armas químicas, que usaron en la «tentativa de asesinato» de Navalni.
«Las medidas restrictivas aprobadas consisten en un veto de viajar a la Unión Europea y una congelación de activos para particulares, así como una congelación de activos para la organización», indicó el bloque.
La respuesta de Rusia
Antes de que se confirmaran las sanciones, Moscú ya le había lanzado una amenaza directa a la Unión Europea. El Kremlin afirmó que iba a responder simétricamente a las medidas que impusieran por el envenenamiento de Navalni.
Las sanciones se prepararon sobre la base de una propuesta conjunta entre Alemania y Francia. Esta, entre otros aspectos, incluía lo que aseguraron eran evidencias sobre el caso.
Serguei Lavror, jefe de la diplomacia ruso, se pronunció al respecto. «Los alemanes no tienen la intención de presentar ninguna prueba», aseguró. Agregó que su respuesta a las sanciones sería tan diplomática como la medida que ellos estaban recibiendo.
El envenenamiento de Alexéi Navalni
El oposito ruso Alexéi Navalni empezó a sentirse mal el 20 de agosto durante un vuelo que tuvo que aterrizar de emergencia en la ciudad siberiana de Omsk. Allí lo hospitalizaron en primera instancia.
Después lo trasladaron a Berlín, donde los médicos dijeron que había indicios de que había sido envenenado por medio de un agente químico nervioso. Tras el hallazgo el Gobierno alemán condenó el ataque y le exigió a Rusia explicaciones sobre lo ocurrido.
Sin embargo, en aquel momento el Kremlin aseguró que el gobierno alemán no les entregó ninguna información. Tras las declaraciones desde Berlín una portavoz rusa pidió a Alemania un suministro «completo de información».
Además, María Zakharova, vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores de Moscú, afirmó que las acusaciones del presunto uso de Novichok no tenían respaldo en pruebas. «¿Dónde están los hechos, dónde están las fórmulas?», cuestionó.
Navalni permaneció en coma inducido hasta el 7 de septiembre. El 23 del dieron el alta, después de que el hospital Charité indicó que su estado de salud había mejorado lo suficiente.
Análisis de laboratorios independientes y por la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) confirmaron lo que denuncian las autoridades alemanas. Navalni fue envenenado por un agente nervioso de la familia Novichok, una sustancia química de origen soviético que está prohibida a nivel internacional.
Desde Moscú han negado que existan pruebas sobre tal acusación.
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