Por Iñigo Aduriz
11/01/2016
Ni el desafío catalanista reforzado el domingo con la investidura de Carles Puigdemont, ni las incesantes llamadas a la «responsabilidad» y a la gran coalición por parte del PP han hecho mella en el líder del PSOE, Pedro Sánchez, que sigue empeñado en tratar de conformar un Gobierno «progresista» y «transformador» en el caso de que el jefe del Ejecutivo en funciones, Mariano Rajoy, no logre refrendar su cargo en una próxima sesión de investidura.
Por primera vez el máximo dirigente de los socialistas ha confesado que su intento por formar gobierno pasa por buscar la ayuda de Podemos pero también de Ciudadanos, y no por acercarse a las fuerzas independentistas. «Quiero entenderme tanto con Podemos como con Ciudadanos», ha recalcado Sánchez, que ha insistido en que no descarta dialogar con ninguna fuerza política y que tenderá la mano «a izquierda y derecha».
«A los tres nos une el cambio progresista», ha dicho en referencia a su partido, el PSOE, y a las formaciones que dirigen Pablo Iglesias y Albert Rivera, respectivamente. Sánchez cree que existen «muchos puntos en común» entre los tres partidos y ha mencionado la política social o la regeneración democrática.
La invitación se dirige especialmente a la formación naranja, que hasta ahora ha descartado respaldar cualquier ejecutivo de los socialistas si también tiene el apoyo de Podemos, y que ahora tiene la pelota en su tejado para conformar un gobierno de cambio.
Durante la campaña el PSOE aseguró que Ciudadanos eran «las Nuevas Generaciones del PP», pero ahora el líder socialista si bien considera que hay «elementos de discordia», como la política económica, hay otras como la regeneración o la mejora de la eficiencia del Estado que podrían compartir con la formación de Rivera.
Preguntado sobre si será imprescindible que obtenga la ayuda de fuerzas independentistas para llegar a la Moncloa Sánchez ha confesado que no sabe si ese apoyo será necesario pero ha aclarado que él no lo buscará. Lo que es «fundamental», a su juicio, es «el cambio político» y que «Rajoy no sea presidente» para «poder recomponer las estructuras políticas y económicas» del país.