Un pez de agua dulce hallado en el sureste de Europa sería uno de los pocos eslabones que conectan el mundo actual con el remoto que habitaron los dinosaurios. El asprete sobrevive en el cauce del río Valsan, en el centro de Rumania, y corre peligro extinción después de haber sobrevivido a los dinosaurios 65 millones de años
El asprete o Romanicthys valsanicola, en latín, es un pez de agua dulce contemporáneo de los últimos dinosaurios. Se estima que de su especie solo queda apenas una quincena de ejemplares a lo largo de un kilómetro del río rumano.
Dar con él no fue sencillo. Debido a sus hábitos nocturnos y a que pasa la mayor parte del día escondido bajo las rocas, es difícil de ver. Sin embargo, un grupo de científicos y activistas que trabajan para evitar su extinción encontraron un grupo de doce ejemplares en octubre. Incluso pudieron grabarles vídeos. La meta es seguir manteniendo su población, pues la Unión Internacional para Conservación de la Naturaleza (UICN) califica la especie como «críticamente amenazada».
El asprete, un fósil viviente
A este pez de agua dulce se le conoce como un fósil viviente. Ha sobrevivido millones de años prácticamente sin presentar cambios. Un estudiante rumano de biología, Nicolae Stoica, lo descubrió por primera vez en el año 1956 y durante décadas ha estado al borde de la extinción.
Mientras trabajaba en una investigación sobre la fauna piscícola de la zona, Stoica encontró un ejemplar de pez «áspero» que no correspondía con ninguna de las especies descritas previamente en los tratados de zoología disponibles.
Fue entonces cuando el estudiante informó a Margareta Dumitrescu y Petre Bararescu, expertos zoólogos sobre su hallazgo. Un año después los tres publicaron un estudio científico que acreditaba la existencia de esta especie, cuyo nombre en latín significa «pez rumano del Valsan».
Su nombre popular, «asprete», hace referencia a su textura áspera, que en rumano es «aspra». En el momento en que lo descubrieron había ejemplares en al menos otros dos ríos de la zona, con una población estimada de varios cientos de ejemplares.
Una especie amenazada
Científicos y conservacionistas están haciendo una campaña para salvar esta especie de pez endémica. La explicación principal de la disminución poblacional tiene que ver con la construcción de la presa Vidraru, levantada para producir energía eléctrica. Además de la prevención de inundaciones y facilitar las labores de regadío en esta zona de Rumania.
Ahora la presa ha reducido el flujo del río de manera considerable, poniendo en riesgo la supervivencia del asprete. Hay ocasiones en que la presa, gestionada por la empresa pública Hidroeléctrica, genera grandes cantidades de agua que arrastran masas de fango río abajo, un fango que puede asfixiar al asprete si le entra en sus branquias.
El alpinista y conservacionista Alex Gavan, uno de los embajadores de la causa para salvar al asprete, pide que el Estado rumano respete y haga cumplir sus propias leyes. Esto en relación con el daño que se le perpetra al valle del río Valsan.
Pero no solo la presa está acabando con el asprete. La tala de árboles que dan sombra al río durante el día y regulan la temperatura es un factor que ha incidido en su estado de riesgo. Además de otras intervenciones humanas como los escalones artificiales que han creado en el curso del Vaslan para regular su flujo.
Los conservacionistas quieren crear lo que se conoce como «escaleras de peces» para que el asprete no pueda quedar atrapado en una determinada sección del río.
Un refugio de preservación y otras soluciones
Aparte de darle respuesta a las circunstancias que afectan de forma directa al asprete, Gavan y sus aliados en esta campaña (empresarios, científicos, activistas y ciudadanos) quieren crear un santuario ecológico. Un espacio en el valle del río Vaslan para críar en cautividad y que sea capaz de atraer visitas y generar beneficios económicos en la zona.
Lo que quieren lograr es la reconstrucción «ecológica del valle» y tener algunos asprete en cautiverio como respaldo en caso de que ocurra una catástrofe en el río. Planean implicar a los vecinos de la zona a través de cursos de emprendimiento, taller de agricultura sostenible y otras iniciativas que promocionen los valores locales y la vida tradicional, pero sin abandonar el contexto contemporáneo.
El plan para salvar al asprete incluye también la restauración ecológica de la cuenca del río Valsan, un guardián las 24 horas y concienciación local. Será un proyecto que requerirá de millones de euros en fondos, pero que ven significativo porque contarán con una orden ministerial. Quieren que sea la hoja de ruta para salvar al asprete.
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