La inédita crisis sanitaria que sacude sin parar a la humanidad ha impulsado la toma de acciones extremas. Algunas han sido muy cuestionadas. En ocasiones, se ha dado prioridad a la atención de los jóvenes, por encima de los ancianos y discapacitados. Relatos terribles y realidades vergonzosas. Gremios de médicos y enfermeras, políticos y líderes del mundo alzan sus voces y piden obviar el trato discriminatorio hacia estas personas que tienen un mayor índice de morbilidad y mortalidad frente al virus
La OMS señala que “las personas de la tercera edad tienen mayor probabilidad de enfermar gravemente si se infectan. Con los mayores de 80 años muriendo a una tasa cinco veces mayor que la media. Esta alta incidencia puede ser debido a condiciones previas de salud (patologías presentes) que afectan al 66% de las personas mayores de 70 años¨.
Surge a flor de piel, la compasión y la rabia. Pero hay muchos discursos y mucha literatura sobre los rasgos éticos, filosóficos y políticos, que subyacen en estas prácticas. Echemos un vistazo a las diversas posiciones.
En casi siete meses de pandemia es mucho lo que se ha visto y experimentado. Imágenes de tanatorios colapsados y camposantos llenos de cadáveres por la COVID19. Testimonios de familiares alertando sobre el trato discriminatorio que tuvieron sus padres o abuelos, desde las consultas o en las salas de urgencias, solo por ser mayores.
Trato discriminatorio a los mayores con la COVID-19
AGE Platform Europe, consciente de los rebrotes y el regreso a las medidas restrictivas, sugiere hacer un alto en el camino. Revisar lo ocurrido y tratar de enmendar los errores cometidos.
Esta organización, dedicada a los derechos humanos de las personas de la tercera edad en Europa, advierte que “los acontecimientos en torno al virus han demostrado cuán generalizados siguen siendo los enfoques discriminatorios hacia las personas mayores”.
Denuncia que en algunos Estados miembros, “más de la mitad de las muertes relacionadas con la COVD-19 ocurrieron en centros de atención a largo plazo. AGE ha pedido una investigación exhaustiva sobre lo que ha sucedido y tal vez siga sucediendo en las casas de retiro para ancianos. Acontecimientos que surgieron a la sombra. Al margen de familiares”.
En adición, AGE precisa que “las personas mayores tienen derecho a intervenciones que les salven la vida y a recibir el más alto nivel posible de salud. La edad nunca puede ser un criterio para la clasificación médica y la toma de decisiones debe basarse en las necesidades médicas, la evidencia científica y los principios éticos”.
En España, por ejemplo, hay unas 5.457 residencias de ancianos, entre públicas, concertadas o privadas. El número de fallecidos de la tercera edad alcanzan a las 20.558 personas en seis meses, según datos recopilados por RTVE procedentes de las comunidades autónomas.
Ello significa que el 64,20 % de las muertes notificadas oficialmente por el Ministerio de Sanidad de personas con coronavirus se ha producido entre mayores que vivían en residencias de ancianos, es decir dos tercios del total. La mayoría de las defunciones se han producido en Madrid, Cataluña, Castilla y León y Castilla-La Mancha.
Crece población de adultos mayores
Research on Ageing and Social Policy (RASP) recoge en su publicación más reciente lo que cree está sucediendo con los ancianos. Y lo titula: “Ancianos entre la ‘Revolución’ Gerontológica y la ‘Expiación’ Gerontológica”.
“Los viejos, se afirma a rajatabla, son el grupo de riesgo por excelencia. Sin embargo, basta indagar críticamente la información y nos enteramos que también los adultos y los niños y los jóvenes se contagian. Que en definitiva toda la Humanidad es grupo de riesgo. Sin embargo, con parsimonia y dogmatismo se impone la idea y se convence a la población de que los viejos se deben aislar, confinar. En definitiva: ¿Desparecer y no molestar?.¿Estar muertos simbólicamente antes que llegue la muerte sanitaria? Algo está pasando”, reflexiona el estudio.
Se espera que hasta el año 2050, el 21,8% de la población mundial será de adultos mayores (ONU, 2008). En los años 90 se estimaba que el grupo de individuos de 75 años y más constituían el renglón de adultos mayores de más crecimiento. Pero las últimas investigaciones señalan que el grupo de tercera edad que mayor crece es el de los centenarios.
Los números de incremento de edad hacia el año 2050 son absolutamente contundentes. De la actualidad al año 2050, la población de 60 años pasará de 667 a 2008 millones, en porcentajes de 10.2% a 21.8% en el total de población en los países más desarrollados. Asimismo para el año 2050, la población de 80 años pasará de 87 a 395 millones de personas.
Pero lo más impresionantes es que en el mismo período la población de centenarios pasará de 324.000 a 4.1 millones.
De abuelo a «viejo decrépito» en tiempos de COVID-19
Señala RASP en su trabajo que con la COVID-19 «el adulto mayor comienza a ser tratado de vuelta como ‘viejo’ y asociado a un ser en peligro, desde una imagen fatigada, decrépita, de riesgo».
En esta coyuntura, el sistema socio-político «arma sanitariamente la decisión impiadosa de a quién es posible atender y a quién no. El sistema sanitario transformado en justicia divina”, agrega el documento.
Este trabajo, indican en RASP, busca generar un movimiento en torno a acciones que “se están legitimando velozmente, sin recibir el correspondiente análisis crítico”.
Mientras tanto, Rosa Kornfeld-Matte, especialista en derechos humanos para las personas de edad, segura que «los informes de personas mayores abandonadas en hogares de ancianos. O de cadáveres encontrados en hogares de ancianos son alarmantes. Esto es inaceptable».
La experta independiente de la ONU pide una mayor concienciación respecto a la COVID-19 y los mayores. «Que la sociedad sea más solidaria y proteja mejor a las personas mayores que están sufriendo la mayor parte de la pandemia».
Trump, en edad de alto riesgo
El anuncio del presidente Donald Trump de que dio positivo en la prueba de COVID-19 es especialmente preocupante debido a su edad. A sus 74 años, se encuentra dentro de un grupo etario que se ha visto muy afectado durante la pandemia, reseña The Conversation.
Señala que “la gravedad de la enfermedad tiende a empeorar cuanto mayor es el paciente. Hasta finales de septiembre, 79% de las muertes por COVID-19 en Estados Unidos habían ocurrido en pacientes mayores de 65 años. Estas estadísticas son muy similares en países de todo el mundo”.
Los científicos creen que se debe principalmente a cambios en el sistema inmunológico humano a medida que envejecemos. “Se hacen más débiles. Cuando un patógeno invade, la diferencia entre enfermedad y salud es una carrera entre la rapidez con la que el patógeno se puede propagar y la rapidez con que su respuesta inmunológica puede reaccionar sin causar demasiado daño colateral”.
A medida que las personas envejecen, sus respuestas inmunitarias innatas y adaptativas cambian, modificando este equilibrio. Y los riesgos ante la COVID-19 se acrecienta en los mayores.
Las personas de todas las edades deben insistir en la autoprotección (mascarilla, distanciamiento social, lavado de manos) para cuidarse y cuidar a las personas mayores que están alrededor.
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