Por Iñigo Aduriz | Foto Benito Guerrero
08/11/2017
Las consecuencias económicas de la crisis en Cataluña, tanto en España como en el resto de la Unión Europea, así como su incidencia en los mercados financieros, centraron ayer el coloquio que se celebró en la inauguración del Salón16, el nuevo espacio informativo y de debate de la revista Cambio16.
En el coloquio, patrocinado por la firma de inversiones suiza Swisspartners, participaron José Carlos Díez, economista, profesor e investigador de la Universidad de Alcalá; Miguel Sebastián, economista, profesor de la Universidad Complutense y exministro de Industria, Turismo y Comercio; Luis Garicano, economista y responsable del área de Economía y Empleo de Ciudadanos, y José Luis Martínez-Almeida, portavoz del Grupo Popular en el Ayuntamiento de Madrid. El coloquio estuvo moderado por el director de Cambio16, Gorka Landaburu.
El acto comenzó con la intervención de Uwe Herrlinger, value asset manager de Swisspartners, que analizó las posibilidades de inversión en España en plena crisis catalana. Tras estudiar la situación de los mercados español y catalán, Herrlinger recordó que «la confianza es clave en los mercados». Por ello, la incertidumbre que ha generado la situación en Cataluña está generando dudas. «Los inversores ven que algo está pasando en España y el capital huye rápidamente», advirtió.
«Muchas banderas y poco pan»
Antes de abrir el debate, Gorka Landaburu defendió la necesidad del acto al considerar que «en el tiempo que vivimos la reflexión es más necesaria que nunca». En clave irónica y refiriéndose al asunto económico, el director de Cambio16 consideró que la crisis catalana «ha aportado muchas banderas y poco pan». Y recordó que el desafío independentista «no afecta solo a los catalanes sino también a los españoles y a los europeos».
El exministro de Industria Miguel Sebastián reconoció que la probabilidad de que Cataluña logre la independencia «es prácticamente cero». Es más, dio «por hecha» la «derrota del independentismo». Según dijo, estamos ante el «final» del secesionismo y del llamado procés. Y celebró que la crisis esté dando argumentos a los no independentistas: «Nos estamos metiendo una vacuna de antiindependentismo y de antipopulismo», dijo.
No obstante, advirtió de que lo que «preocupa» ahora es la «incertidumbre» que ha generado en los mercados y en los inversores esa crisis catalana. E insistió en que los esfuerzos de gestores y representantes públicos deben centrarse en acabar con esa incertidumbre.
Un «shock político»
El responsable del área de Economía y Empleo de Ciudadanos, Luis Garicano, planteó tres posibles escenarios de futuro en Cataluña: que continúe el procés, que se normalice la situación con los mismos problemas de hace un año o que se ponga en marcha una dinámica de reconciliación entre los ciudadanos catalanes que construya un nuevo futuro de convivencia.
En el caso de que se produzca alguno de los dos primeros escenarios, «Cataluña va a tener un gran problema económico». También afectará a la economía española aunque de forma «mecánica», dado que la catalana representa el 20% del PIB del país. Sin embargo, se mostró optimista al señalar que, incluso en el panorama más adverso, la economía estatal resistiría por estar en la zona euro y por estar marcada por una situación de estabilidad. Por eso señaló que la crisis catalana es «un shock que no es económico sino político».
Martínez-Almeida, portavoz del PP en el Ayuntamiento de Madrid, reivindicó la necesidad de «mirar al pasado y para poder mirar al futuro» e hizo un repaso de las causas que han llevado al desafío independentista: «Nos están vendiendo que es una cuestión de identidades, pero la pela es la pela», señaló, insistiendo que los secesionistas tan solo buscan un objetivo económico. Asimismo, se mostró confiado en que «no va a llegar la independencia» y que «Cataluña va a seguir en España».
«Unidos somos más fuertes»
También ha querido dejar claro que la sociedad española ha mostrado una gran «madurez democrática» a la hora de afrontar la crisis catalana. Y que con las decisiones adoptadas por el Gobierno o la justicia se ha evidenciado que «las instituciones funcionan». «Durante 40 años, desde la aprobación de la Constitución de 1978 y a pesar de los populismos, ha quedado demostrado que unidos somos más fuertes», ha indicado sobre la relación entre Cataluña y el resto de España.
El economista José Carlos Díez incidió especialmente en las consecuencias del desafío independentista que ya están padeciendo los propios catalanes. Recordó que, según los últimos datos de empleo, 4.300 catalanes han sido despedidos o no han sido contratados en Cataluña a pesar de la tendencia contraria en el resto del país.
«Ha habido un buen dato de empleo en España y un mal dato en Cataluña. ¡Algo estarán haciendo mal los catalanes!», advirtió. Díez recordó, asimismo, que ya «hay fábricas catalanas que están buscando nuevas localizaciones» fuera de la comunidad. Y por eso les dijo a los independentistas que «están haciendo daño a los catalanes».
«Se vio venir y no se hizo nada»
Durante el coloquio, Sebastián remachó que «la independencia de Cataluña es un desastre» para la economía en cualquier caso. Una idea que también defendió Gorka Landaburu, que concluyó advirtiendo de la «responsabilidad» que tienen los políticos en lo que está sucediendo en la crisis catalana. «Todo esto es un fracaso político. Se veía venir y no se hizo nada», recalcó.