La temible Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza incluye a jaguar salvaje en la categoría de especie “casi amenazada” o en vía de extinción. La destrucción de su hábitat y la cacería ilegal han cercado su vida que transcurría con bríos en zonas semidesérticas de Norteamérica hasta los bosques tropicales de Suramérica. Este felino, trepador y nadador por excelencia, está prácticamente extinto en EE UU, El Salvador y Uruguay.
La llegada de los españoles al continente americano supuso tanto el encuentro con una diversidad de pueblos como la confluencia con una variedad de animales y plantas inimaginables. Uno es el jaguar, un félido con manchas al que llamaron tigre, y cuya importancia era notoria en las culturas indígenas. Su nombre proviene de una voz de la lengua tupí-guaraní -“yaguara”- que significa el que caza de un salto.
Se calcula que al momento de la llegada de los europeos a América había más de cien mil jaguares, recoge WWF de México. Hoy el jaguar es una especie amenazada que ha perdido el 50% de su hábitat histórico en todo el continente y tal vez más.
Los jaguares alguna vez vagaron por todo el suroeste de EE UU, pero fueron cazados hasta su extinción local en la década de los sesenta. En los noventa, el esquivo felino comenzó a reaparecer ocasionalmente en las escarpadas cadenas montañosas de las Islas del Cielo en Nuevo México y Arizona. Ahora, una serie de avistamientos en la región durante el año pasado marcan el regreso tentativo de los depredadores en peligro de extinción. Sin embargo, reseña The Guardian, aún quedan numerosos obstáculos para restablecer una población de jaguares en Estados Unidos.
El jaguar en peligro de extinción
En el siglo XVI, el cronista español fray Bernardino de Sahagún, describió con asombro la majestad del desconocido jaguar en el libro ‘Historia de las cosas de la Nueva España’: «El tigre anda y bulle en las sierras, y entre las peñas y riscos, y también en el agua. Y dicen es príncipe y señor de los otros animales. Es bajo y corpulento y tiene la cola larga. La cabeza grande y los ojos relucientes como brasa».
El jaguar enfrenta extremos climáticos cada vez mayores, pérdida de hábitat y el impacto continuo del muro fronterizo del gobierno de Trump, que ha cortado corredores de vida silvestre y fragmentado ecosistemas en toda la región. En noviembre de 2023, Sky Island Alliance capturó una imagen de un gran jaguar caminando por una ladera boscosa en las remotas montañas Whetstone del sur de Arizona. La fotografía, tomada por la red de cámaras de vida silvestre de la organización de conservación, es el quinto avistamiento de jaguar registrado en EE UU el año pasado.
Y en diciembre, una cámara de vida silvestre capturó un video del mismo jaguar en las montañas de Huachuca al sur, mientras probablemente se dirigía hacia la frontera con México. Las montañas Whetstone y Huachuca son parte de las Islas del Cielo. Una serie de picos escarpados que se elevan desde el desierto del norte de México y el suroeste de EE UU. Llamados así debido a la diferencia radical entre sus hábitats y el de las tierras bajas circundantes. Sus picos y valles son un hábitat generoso para los jaguares.
«Si estas montañas pueden sustentar al jaguar, significa que también son un gran hábitat para muchas otras especies», dijo Emily Burns, directora de programas de Sky Island Alliance en Arizona.
El muro fronterizo, la gran traba
La mitad de los jaguares en Estados Unidos probablemente hayan pasado por este corredor crucial, según Myles Traphagen, coordinador del programa de zonas fronterizas de Wildlands Network. “El flanco occidental de las montañas Huachuca y el valle de San Rafael proporcionan uno de los últimos corredores abiertos. Su objetivo es que la población de jaguares más septentrional se desplace entre su hábitat en EE UU y México. Para recuperar la especie en EE UU es vital que protejamos esta vía”, Louise Misztal, directora de Sky Island Alliance.
Pero esa libertad –y el regreso del animal a esta región– está amenazada por la construcción del muro fronterizo. Iniciada bajo la presidencia de Trump y continuada por Joe Biden, a pesar de la oposición.
La región alberga numerosas especies en peligro de extinción, como el ocelote subtropical, el lobo gris mexicano y el berrendo sonorense, además del jaguar. Han sido afectados negativamente por el muro que se extiende casi 364 kilómetros a lo largo de la frontera de Arizona. «El muro es casi insuperable para cualquier cosa mucho más grande que un tejón», dijo Russ McSpadden, defensor de la conservación del suroeste del Centro para la Diversidad Biológica de Arizona.
McSpadden considera fundamental que se proteja activamente el hábitat de los jaguares) y la conectividad del hábitat en el suroeste. «La libertad de vagar por vastos territorios está escrita en el ADN de los jaguares”, dijo
Myles Traphagen, coordinador del programa de zonas fronterizas de Wildlands Network, dijo que la reanudación de la construcción del muro podría significar el fin del jaguar en EE UU. “Si amurallaran el valle de San Rafael, la recuperación del jaguar se paralizaría”, asentó.