La vacuna rusa Sputnik V contra la COVID-19 sigue envuelta en la polémica y aún no ha sido aprobada por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, se espera que en diciembre un grupo de especialistas de la organización llegue a Rusia para hacer una revisión de la vacuna e investigar si es viable una aprobación de uso de emergencia. Aunque el suero podría aprobarse para antes de que finalice el año, los rusos viajan a países cercanos para aplicarse otra vacuna y no tener ningún problema al viajar.
En septiembre pasado, un grupo de la OMS viajó a Rusia para aprobar la vacuna rusa como emergencia para combatir la pandemia. Pero tras hacer el recorrido, suspendieron su aprobación porque mientras inspeccionaban una de las plantas donde se fabricaba la Sputnik V, encontraron que esta «no estaba acorde con las mejores prácticas de fabricación”.
Por ahora, los especialistas han solicitado cientos de documentos acerca de seguridad, calidad y eficacia, es decir, donde se especifiquen los procesos que se desarrollan en los laboratorios, y además, contenga los datos necesarios, para continuar con la aprobación. La OMS no tomará una decisión hasta que las fabricas no cuenten con los requisitos establecidos.
Los rusos viajan para vacunarse
Para poder acceder a muchos países, los ciudadanos deben estar vacunados con uno de los sueros aprobados por la OMS. Ante esto, miles de rusos viajan al extranjero para obtener un certificado de vacunación que les sirva para realizar sin ninguna dificultad sus viajes de turismo, familiares o laborales. Pero no solo para viajar es requerido, cada vez más países solicitan este certificado para entrar a comer a un restaurante, registrarse en un hotel o asistir a un evento.
Maja Lomidze, gerente de la Asociación de Operadores Turísticos Rusos dijo que en septiembre, los clientes habituales de algunas empresas de viajes se dieron cuenta de que el proceso de aprobación de Sputnik V «se estaba prolongando demasiado». Por ello, decidieron solicitar a dichas empresas que les ayudaran a obtener acceso a una vacuna aprobada por la OMS. Ya que la rusa no está encaminada.
Actualmente los rusos no tienen muchas opciones para viajar a vacunarse contra la COVID-19. Solo pueden hacerlo en tres países europeos: Serbia, Croacia o Grecia. En los últimos días algunas agencias también están comenzando a ofrecer viajes a Alemania. Aunque para este país son más caros y difíciles de obtener. Las empresas de viajes aseguran que reciben de 10 a 20 peticiones diarias de turistas rusos para viajes de vacunación a cualquiera de los países antes mencionados.
Austria vuelve al confinamiento total
El país europeo amplió el confinamiento a toda su población, después de haberlo ordenado únicamente a los no vacunados. Y a pesar de que el fin de semana pasado los ciudadanos protestaron para evitarlo. La razón es que los contagios por COVID-19 se han disparado como nunca antes. Además de que el país tiene los números más bajos de vacunación en Europa Occidental.
Austria ha tenido un dramático aumento de casos en la última semana. Con una media de 15.000 contagios diarios en un país de nueve millones de habitantes. Hasta el momento acumula 1.095.297 contagios y 12.180 fallecidos.
Las autoridades no quieren una quinta ola de la COVID-19. Por ello, también decidieron que los ciudadanos deben estar vacunados obligatoriamente antes del 1 de febrero de 2022. Ambas medidas entraron en vigor el pasado lunes 22 de noviembre, y fueron tomadas como «último recurso», según el ministro de salud austriaco Wolfgang Mückstein.
El confinamiento total obligará a los austriacos a trabajar desde casa. También se cerrarán las tiendas que no sean esenciales y las escuelas solo permanecerán abiertas en algunos casos. Durará 20 días, aunque lo volverán a revisar a los 10 días.
Científicos quieren convertir alimentos en vacunas
Un equipo de científicos de la Universidad de California está investigando formas de convertir plantas comestibles como la lechuga y espinaca en vacunas de ARNm. En un intento de que las personas puedan cultivarlas por sí mismas y demostrar que las plantas pueden replicar suficiente ARNm para competir con los métodos de inyección actuales.
Los expertos que no participan en el proyecto no le tienen mucha fe. De igual forma, Juan Pablo Giraldo, investigador principal y profesor asociado del Departamento de Botánica y Ciencias Vegetales de la UCR, ha dicho que una sola planta podría producir suficiente ARNm para vacunar a una sola persona. “Estamos probando este enfoque con espinacas y lechugas y tenemos metas a largo plazo de que las personas lo cultiven en sus propios jardines”, agregó.
El estudio no acaba allí, pues otro grupo de investigadores planean un proyecto similar para crear una vacuna contra la COVID-19 hecha de plantas comestibles. Su método implica la expresión de antígenos virales en plantas comestibles, incluidas la lechuga y la espinaca, que luego la gente comería. Las pruebas de la vacuna ya han comenzado como parte de una asociación con el Hospital de Ottawa.
En principio, ambos proyectos cuentan con el respaldo de una subvención de 500.000 dólares de la Fundación Nacional de Ciencias de los Estados Unidos. Si tienen éxito, no solo podría hacer posibles las vacunas de ARNm comestibles. Sino también crear una vacuna de ARNm capaz de almacenarse a temperatura ambiente.