El gas metano contribuye de manera importante en la crisis climática. La ONU insiste en la necesidad de recortar su presencia en la atmósfera de manera drástica. Esta acción «reduciría la velocidad del calentamiento del planeta». E insta a los países a redoblar sus esfuerzos en ese sentido. Sin embargo, Rusia, que acaba de elevar sus compromisos medioambientales, tiene un escape masivo de metano que pone en peligro al planeta y no es atendido debidamente.
En un foro sobre energía en Moscú, el presidente Vladimir Putin anunció que su país aspira a la neutralidad en emisiones de carbono para 2060. Una estrategia más ambiciosa que la mostrada hasta ahora y que difunde semanas antes de la cumbre COP26, en Glasgow.
«En la práctica, Rusia se esforzará por alcanzar la neutralidad en carbono de su economía. Nos hemos fijado un objetivo concreto: a más tardar en 2060», afirmó el jefe del Kremlin. Mientras, la Federación de Rusia mantiene un escape masivo de gas metano sin que tome medidas para frenarlo.
The Washington Post expuso el abismo entre las emisiones de metano reportadas por Rusia y las lecturas que ha detectado la nueva generación de satélites. El metano, cuya fórmula química es CH4, recalienta la Tierra hasta 86 veces más que el CO2. Más de la mitad de estas emisiones se producen por actividades humanas. Su concentración en el aire se ha duplicado durante la época industrial.
El recorte de emisiones necesario, calculado por el Panel de Expertos de la ONU, es de un 45% para 2030 si se quiere conseguir limitar el calentamiento global a 1,5 °C: unos 180 millones de toneladas anuales.
Rusia y las cifras comparativas de metano
El mundo ha fijado metas de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en las próximas décadas. Pero se mantiene una brecha entre los compromisos asumidos por los países y las crecientes concentraciones de gases que calientan el globo. Es el caso de Rusia y su masivo escape de gas metano.
Nuevos satélites dedicados a localizar y medir gases de efecto invernadero orbitan la Tierra y hay más en camino. Estos centinelas auguran una era de transparencia de datos. Sus patrocinadores tratan de salvaguardar el planeta sincerando las cifras sobre la cantidad de metano que los científicos saben que está en la atmósfera y las emisiones que informan los Estados..
Los satélites pueden proporcionar evidencia en tiempo real de fugas masivas de metano no reportadas, ni atendidas y su responsable. Esa información puede ayudar a los funcionarios a responsabilizar a las empresas contaminantes o exponer a los gobiernos que ocultan o ignoran las emisiones peligrosas que recalientan el planeta.
«La atmósfera no miente», dijo Daniel Jacob, un científico atmosférico de la Universidad de Harvard que usa mediciones satelitales para tratar de interpretar las emisiones de metano del mundo.
El estudio que publica el Post apunta a que Rusia expulsa a la atmósfera 395 toneladas métricas por hora. Muchísimo más de lo que informa.
Las revelaciones satelitales podrían complicar aún más la cumbre climática de las Naciones Unidas, la COP26, en Escocia. Allí los líderes mundiales enfrentarán presiones para reducir la contaminación. El metano, el segundo gas de efecto invernadero más abundante después del dióxido de carbono, representa aproximadamente una cuarta parte del calentamiento global desde la revolución industrial, según la NASA. Es el componente principal del gas natural que se quiere presentar como un carburante verde.
Mayor compromiso y ambición para reducir emisiones
El presidente Vladimir Putin anunció que Rusia aspira a la neutralidad en emisiones de carbono para 2060 entre ellos el metano. El diario Kommersant informó a principios de octubre de que el gobierno ruso estaba ultimando una nueva estrategia medioambiental con medidas más fuertes para reducir las emisiones de gases con efecto invernadero.
El plan desvelado por el rotativo ruso implicaría que Moscú trate de reducir sus emisiones en casi un 80% para 2050., en principio, abandonando de forma progresiva el carbón como fuente de electricidad y dando más peso a la energía nuclear, entre otras.
Rusia es uno de lo principales países productores de hidrocarburos del mundo y gran parte de su economía depende de la extracción minera. Putin es conocido por sus posiciones «escépticas» respecto al cambio climático. Sin embargo, en los últimos tiempos ha revisado su discurso y se ha mostrado alarmado por las catástrofes naturales, como los incendios que arrasaron parte de Rusia este verano, reseñó France24.
Este año, Putin participó en una cumbre organizada por el presidente estadounidense, Joe Biden, y mostró su interés en que se ponga en marcha «una cooperación internacional» en materia de cambio climático.