Violación, castración, descargas eléctricas en los genitales, desnudez forzada y humillación sexualizada son algunos de los maltratos infligidos
Muchos conflictos armados modernos se han caracterizado por el uso de la violencia sexual generalizada. El fenómeno, que suele considerarse una consecuencia de la guerra de la que muy poco se habla, no se dirige solo contra mujeres y niñas. Hombres y niños también son víctimas. La invasión rusa a Ucranía no ha estado exenta de esta práctica, pero aquí se ha aplicado en un estadio superior.
La Comisión Internacional Independiente de Investigación sobre Ucrania de la ONU reveló que hay pruebas de patrones comunes de tortura sexual por parte de las autoridades rusas contra civiles ucranianos y prisioneros de guerra en los territorios ocupados de Ucrania y en la Federación de Rusia.
Violación, intento de violación, amenazas de violación, castración, golpes o la administración de descargas eléctricas en los genitales, desnudez forzada y humillación sexualizada son algunos de los castigos a los que fueron sometidos dos tercios de los detenidos tras la invasión rusa.
La situación ha salido a la luz pública gracias al testimonio de algunos de los presos liberados, que han denunciado las atrocidades cometidas por las fuerzas rusas. La brutalidad de estas acciones no solo busca deshumanizar a las víctimas, sino también infundir terror en la población.
La ONU ha registrado 236 incidentes de violencia sexual contra hombres y 2 contra niños en menos de 3 años desde el inicio de la invasión en 2022. Conocen tan elevado número de casos porque las fuerzas rusas usan de manera sistemática la tortura y por los esfuerzos de las autoridades ucranianas por apoyar a los sobrevivientes y recopilar pruebas.
Vencer los tabús y el estigma
Aunque es un tema lleno de tabús y estigmatización, mucho más si la víctima es hombre, en Ucrania se busca crear un precedente con el registro de las tortura sexuales cometidos por las fuerzas rusas. El activista Oleksii Sivak es uno de los que decidió enfrentar la vergüenza que rodean estos crímenes.
Sivak estuvo detenido en su ciudad natal de Jerson. Las tropas rusas lo torturaron con descargas eléctricas en los genitales por resistirse a su gobierno. En 2022 el ejército ucraniano liberó la región. A raíz de la experiencia, Sivak estableció la primera red de apoyo de Ucrania para los sobrevivientes masculinos. Lo motivó el hecho de que se las vio muy mal después de su liberación debido a la soledad, y los grupos de apoyo, los recursos y la asistencia médica en casos como los de él estaban casi todos dirigidos a las mujeres.
Hace aproximadamente un año fundó Alumni. Es una organización que ofrece a hombres apoyo de igual a igual en materia de salud mental. Los hace a través de reuniones periódicas cara a cara, talleres, derivaciones y, próximamente, servicios en línea. El objetivo es ayudar a otros supervivientes y brindar un espacio de conversación.
Respeto para la infancia
Las Naciones Unidas registraron entre 2005 y 2022 un total de 315.000 violaciones graves de los derechos de la infancia en situaciones de conflicto. De estos más de 16.000 corresponden a niños y niñas sometidos a actos de violencia sexual.
“Cualquier guerra es, en última instancia, una guerra contra la infancia. La exposición a los conflictos tiene efectos catastróficos que transforman las vidas de los niños y niñas. Aunque sabemos lo que hay que hacer para protegerlos de la guerra, el mundo no está haciendo lo suficiente. Año tras año, las Naciones Unidas documentan las formas viscerales, trágicas y demasiado predecibles en que se destrozan las vidas de niños y niñas. Nos incumbe a todos garantizar que no paguen el precio de las guerras de los adultos. También adoptar las medidas audaces y concretas que son necesarias para mejorar la protección de algunos de los niños y niñas más vulnerables del mundo”, afirmó Catherine Russell, directora ejecutiva de Unicef.
Una nuevo camino para sus vidas
Sivak asegura que ayudan a la gente a encontrar un nuevo camino en sus vidas. “Uno de los objetivos de esta organización es hacer un camino donde no existía antes, para que podamos ser guías a lo largo de él para otros”, dijo. Pero destaca que Alumni no pretende «tratar» a la gente. «Ayudamos a la gente a encontrar un nuevo camino en sus vidas. No borrando lo que les ocurrió, sino aceptando y teniendo en cuenta esta experiencia», afirma.
Para él, en papel de la comunidad internacional debe ser el de apoyo a Ucrania en su lucha por defenderse, así como imponiendo sanciones. «Para prevenir estos crímenes, debe haber un castigo adecuado», afirma.
Sivak es consciente de que, al margen de la guerra, los miembros de Alumi tienen que librar sus propias batallase, luchar contra la desintegración familiar, el aislamiento social y los trastornos mentales derivados de este tipo de traumas sexuales. «No puedo cambiar el pasado, pero cada uno de nosotros se esfuerza por hacer todo lo posible para que el presente sea tolerable y el futuro feliz para todos los que han sido y están siendo torturados».
Las experiencias sobre tortura sexual de sobrevivientes masculinos son poco conocidas y rara vez discutidas en Ucrania. Las imágenes de amputados se han vuelto comunes, pero no hay vallas publicitarias o artículos de revistas que aborden las lesiones física y psicológicas de la violencia sexual. Por eso también es valioso el aporte de Sivak.
Usan la vergüenza a su favor
La sensación de vergüenza es una de las razones por las que Rusia explota la violencia sexual como arma de guerra. Sivak quiere que la red de sobrevivientes sea un faro para aquellos que intentan recuperarse y una voz para los que aún están retenidos.
A menudo a los sobrevivientes de la tortura sexual aplicadas por los rusos se les dificulta hablar públicamente sobre lo vivido. Sienten que los castigos fueron agresiones a su dignidad y masculinidad. Sin embargo, Sivak está decidido a romper este silencio. “Si estoy en silencio, es como si nunca hubiera sucedido, y eso significa que no está sucediendo ahora,”, dijo. “Si no uso mi voz, ¿cómo se escucharán los que aún no son libres?”, acotó. Según la oficina del Defensor del Pueblo ucraniano, otros 37.000 ucranianos, entre adultos civiles y niños, siguen en paradero desconocido. Lo más probable es que estén retenidos en cárceles rusas.
El Proyecto Todos los Sobrevivientes asegura que la violencia sexual contra los hombres “sucede en todo el mundo, pero siempre es un reto documentar los casos”. Sin embargo, Ucrania parece estar sentando un precedente impresionante al registrar y abordar este tipo de tortura rusa, a pesar de que el país aún está en las primeras etapas de comprender su impacto.
Los liberados reciben apoyo psicológico y son entrevistados poco después dejar la prisión. En ese momento el trauma es alto y es relativamente más fácil para los sobrevivientes contar sus experiencias.
Sistemática, sin dudas
La comisión argumenta que la amplia distribución geográfica de los lugares y la prevalencia de patrones similares en la forma en que se comete la tortura sexual demuestran que los rusos la han utilizado como una práctica común y aceptable con un sentido de impunidad. Precisa que Rusia despliega tortura sexual sistemática contra ucranianos, tanto civiles como prisioneros de guerra, en “casi todos” centros de detención donde están detenidos la ONU encontró.
Se precisaron elementos comunes adicionales en el uso de la tortura por parte de las autoridades rusas. Uno de ellos es la coherencia de las prácticas violentas impuestas en los centros de detención en los que los ucranianos han estado recluidos en la Federación de Rusia, y cómo replican estas prácticas en varios grandes centros penitenciarios de las zonas ocupadas de Ucrania.
Otro elemento común es la utilización coordinada del personal de servicios específicos de la Federación de Rusia que participan en la tortura en todos los centros de detención investigados. Además, ex detenidos aseguran que el personal penitenciario en la Federación de Rusia tenían órdenes de infligir un trato brutal. Los testimonios también ilustran que en algunos centros de detención, las autoridades rusas de mayor rango ordenaron, toleraron o no tomaron medidas para detener dicho tratamiento.
Uno de los casos documentados por la comisión es el de un hombre civil sometido a tortura durante diez días consecutivos. «Lo más aterrador fue que los perpetradores estaban haciendo todo en silencio, y muy profesionalmente. Entendí que estaban haciendo esto a muchas personas, y no nos percibían como seres humanos», expresó.
Traumas difícil de superar
Muchas de las víctimas de las torturas sexuales de los rusos han quedado con daños físicos graves o irreparables y traumas. La mayoría enfatizó el profundo impacto psicológico de estas experiencias para ellos y sus familias. Algunas se les ha hecho cuesta arriba reintegrarse a la sociedad y relacionarse con sus seres queridos. Invocaron la necesidad de apoyo psicológico y social.
La violencia sexual puede causar traumas físicos y psicológicos graves, infección por VIH y, en ocasiones, la muerte. Lo más triste es que hay una doble victimización. A las heridas y los traumas peligrosos y prolongados se suman la estigmatización y el rechazo de familiares y miembros de su comunidad.
A pesar de su incidencia generalizada en muchos conflictos armados, con frecuencia permanece oculta. Los sentimientos de culpa y de vergüenza, el temor a las represalias o los tabús en torno al tema pueden impedir que las víctimas los denuncien. Por estas razones, a menudo se desconoce la verdadera magnitud del problema. Esto puede hacer que sea muy difícil llegar a las víctimas y brindarles apoyo.
Crimen de guerra
La violación y otras formas de violencia sexual constituyen infracciones del derecho internacional humanitario cuando se cometen en el contexto de un conflicto armado. Todas las partes deben acatar la prohibición de la violencia sexual y los Estados tienen la obligación de llevar a juicio a quienes cometen esos actos. Están prohibidas por el derecho convencional, específicamente el IV Convenio de Ginebra, el Protocolo adicional I y el Protocolo adicional II, y por el derecho consuetudinario aplicable a los conflictos armados internacionales y no internacionales.
El Estatuto de la Corte Penal Internacional incluye la violación y algunas otras formas de violencia sexual en la lista de crímenes de guerra. También en la de actos que constituyen crímenes de lesa humanidad cuando se cometen como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil. Además puede constituir un acto de genocidio. Por ejemplo, cuando se trata de una medida impuesta con el objeto de impedir los nacimientos en el seno de un grupo mediante actos como la mutilación sexual o la esterilización.
Cada una de las violaciones cometidas durante un conflicto armado y en relación con este es un crimen de guerra y debe ser sancionada. Además, la violencia sexual siempre constituye una infracción de los instrumentos internacionales de derechos humanos y de muchos ordenamientos jurídicos nacionales y religiosos o tradicionales.