A medida que aumenta la generación de energía eólica y crece su importancia, los expertos llevan a cabo nuevas investigaciones. En Australia estudian si el ruido de las turbinas en los parques «eólicos» afecta el sueño y bienestar de los residentes cercanos.
Los investigadores del Instituto de Adelaida para la Salud del Sueño de Flinders hicieron una revisión de la literatura existente sobre los efectos del ruido de los aerogeneradores. Sopesaron los resultados de cinco estudios anteriores. Y aunque no encontraron efectos sistémicos en los marcadores del sueño, como el tiempo que se tarda en dormir y el tiempo total de sueño, sí hallaron algunos efectos más sutiles. Cambios en las etapas de sueño, menos tiempo en el sueño profundo y más tiempo en el sueño ligero.
Las ligeras modificaciones se percibieron al comparar el sueño con el ruido de las turbinas eólicas con el sueño con fondo silencioso.
Impacto en el sueño
Los hallazgos se publicaron en la revista internacional Journal of Sleep Research. Con financiación del National Health and Medical Research Council (NHMRC) de Australia, los investigadores estudian los patrones de sueño de más de 70 voluntarios en un estudio experimental controlado en laboratorio.
Intentan determinar los posibles impactos del ruido de los aerogeneradores tanto en el sueño como durante el día. Se espera que los resultados finales estén disponibles a mediados de 2021. El autor principal, el doctor Gorica Micic, afirma que los conocimientos y datos en esta área son limitados, por lo que se requiere realizar más estudios experimentales.
Una característica del ruido de baja frecuencia de la generación de energía eólica es que puede viajar largas distancias y entrar con mucha facilidad en los edificios. Por eso es tan importante comprender mejor los posibles impactos del ruido de los aerogeneradores en el sueño y en el organismo humano en general.
Sin resultados claros, pero con datos importantes
El objetivo del estudio es revisar con detalle las pruebas publicadas sobre el impacto del ruido de los aerogenederadores en las mediciones objetivas y subjetivas aceptadas del tiempo y la calidad del sueño. Sin embargo, los resultados no fueron lo suficientemente uniformes como para combinar datos o hacer comparaciones entre estudios.
No obstante, los datos disponibles parecían respaldar que la gravedad del insomnio, la calidad del sueño y la somnolencia diurna pueden verse afectados por la exposición al ruido de los aerogenederadores, en comparación con el ruido del fondo silencioso. Aunque los autores señalan que fue complejo sacar conclusiones firmes de los estudios disponibles debido a medidas de resultados variables y tamaños de muestra limitados.
Ruido de «parques» eólicos
El ruido de parques eólicos es una realidad. Si bien estos parques se caracterizan por ser una fuente de energía limpia, genera un ruido muy particular que afecta sobre todo a quienes viven cerca. De hecho, la contaminación acústica suele ser uno de los mayores problemas de las turbinas eólicas.
Cuando el viento incide sobre las palas de los aerogeneradores produce ruido. También hay otros generados por los mecanismos internos de la góndola, aunque son menos importantes. En cualquier caso, el ruido que generan depende de muchos factores, aunque los principales son la intensidad del viento en el momento y la distancia al aerogenerador.
Puede que muchos no consideren el ruido como un problema, pero alcanza grandes distancias y es repetitivo. Actualmente, se ha optado por instalar aerogeneradores más silenciosos cambiando sus piezas o ubicándolos en zonas con vientos más tranquilos, para que giren a menor velocidad y de esa manera disminuya el sonido. Pero todavía no es una situación general
Efectos del ruido en el sueño y la salud
El sueño es un proceso organizado, con actividad cerebral específica y variable. Además, es imprescindible para el normal funcionamiento del organismo y la recuperación física y psíquica. Su alteración por cualquier cosa, específicamente por el ruido, puede afectar de manera notable la salud.
El efecto del ruido no solo se limita a impedir la conciliación del sueño o despertar, sino que de forma más sutil es capaz de afectar profundamente lo que se conoce como la estructura del sueño. Lo hace alterando ciclos, etapas y profundidad. El ruido durante el sueño puede provocar distintos efectos en el cuerpo, como el aumento de la presión arterial y de la frecuencia cardíaca, cambios en la respiración, aumento del movimiento corporal, entre otros.
Todo esto se traduce en fatiga y puede generar un estado de ánimo depresivo y también bajo rendimiento. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, el ruido en los hospitales se ha incrementado de manera incesante en las últimas décadas. Concretamente, los decibelios registrados en el día en hospitales han aumentado de 57 a 72 de media desde 1960; mientras que los ruidos nocturnos han ido creciendo en los últimos 50 años, desde 42 a 60 decibelios.
Tales incrementos puede afectar el sueño de las personas hospitalizadas, ralentizar su recuperación y agudizar el dolor. Dormir mal reduce la respuesta inmunitaria y afecta el cerebro. Incluso, incrementa el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Además, el ruido, al ocasionar dificultades para dormir provoca el incremento de prescripción de medicamentos narcóticos y sedantes.
Ruido como estrés ambiental
El ruido también es un factor de estrés ambiental. Es decir, puede producir estrés agudo y estrés crónico, a través de la alteración de hormonas como la adrenalina y el cortisol, que al sufrir variaciones pueden afectar psicológicamente. Asimismo, el estrés puede repercutir colateralmente de manera negativa a los sistemas cardiovasculares, endocrino e inmune.
Además, por si esto fuera poco, el ruido puede generar estrés en el personal sanitario y obstaculiza la comunicación, lo que aumenta la cantidad de deficiencias, errores médicos y accidentes.
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