Una de las áreas que en los últimos años ha cobrado más importancia en el mundo empresarial es el de la Responsabilidad Social Corporativa. Se trata de un departamento fundamental que trabaja continuamente para cumplir con los compromisos de las empresas en materia sostenible, desde un enfoque medioambiental, por supuesto, pero también estableciendo las directrices del modelo de negocio y la gestión empresarial desde un punto de vista ético y responsable.
El impulso a este área dentro de las compañías ha supuesto una mejora en las condiciones y oportunidades del equipo humano que desarrolla el negocio, en la capacidad de los proveedores, en los servicios ofrecidos y en la calidad de la atención al cliente, sin embargo, 2020 supuso un punto de inflexión que puso de manifiesto la magnitud de los retos a los que nos enfrentamos como humanidad.
La pandemia propició que todas las empresas que pudieron capear el temporal volcaran sus esfuerzos de RSC, en la medida de sus posibilidades, en tratar de minimizar el impacto de la COVID-19. Para ello, aportaron soluciones inmediatas que con el paso de los meses fueron acometidas de forma estructural con el fin de garantizar el mayor bienestar posible para empleados, clientes y proveedores.
Desde luego, todo un reto que solo podía abordarse desde una mirada colaborativa y sostenible. Así lo hicieron empresas como ALD Automotive que, sin abandonar sus objetivos en materia de sostenibilidad, se centraron en políticas de acción solidaria, como la cesión de vehículos de la flota al personal sanitario, la entrega de menús solidarios a los más desfavorecidos, el adelanto de pagos a proveedores y la flexibilización en los contratos de renting, medidas todas ellas que ya han marcado varios de los hitos más importantes en materia de RSC en el sector de la movilidad.
Además, el desarrollo de soluciones telemáticas para eliminar el contacto directo interpersonal supuso cambios drásticos en la organización del trabajo, pero el esfuerzo del equipo humano hizo posible la continuidad del servicio a pleno rendimiento. Por eso, la RSC no solo ha puesto en el centro de la gestión las iniciativas de seguridad, higiene y salud, sino también las diferentes acciones orientadas a obtener el mejor equilibrio posible entre la vida personal y laboral, y las enfocadas a contar con un estado de salud óptimo que permita a a los trabajadores desarrollar ambos aspectos de su vida de forma satisfactoria.
En este sentido, el contexto actual ha supuesto un estímulo a las políticas de igualdad, conciliación, desconexión digital e impulso del talento, así como al aumento del compromiso de los empleados con los diferentes desafíos sociales. Para ello, y en consonancia con la gestión responsable, la compañía de renting cuenta con ALD Team, un programa liderado por los empleados para participar en proyectos de calado social, como la carrera de la Mujer para la lucha contra el cáncer de mama, o como la carrera Ponle Freno para la concienciación de conducción vial segura, entre otras iniciativas. Porque aunque las empresas hayan tenido que reconducir las políticas de RSC, no han descuidado su apuesta por el respeto al medio ambiente, el impulso a la seguridad vial, la eficiencia y la economía circular, la digitalización y la gestión inteligente, es decir, no han descuidado su firme compromiso por la sostenibilidad.
En el nuevo escenario, empresas de todos los sectores trabajan incansablemente por reducir la huella ecológica. Pero este cambio hacia una economía verde y una energía limpia es aún más visible en el ámbito de la movilidad, donde todas las tendencias apuntan hacia el uso de combustibles menos contaminantes y nuevos servicios que satisfagan las demandas y cubran las necesidades de transporte.
Por eso, ALD ha focalizado esfuerzos y recursos en este sentido, incluyendo en su plan estratégico MOVE 2025 la reducción del 40% de la huella de carbono, la electrificación del 30% de la flota en 5 años y del 50% en 2030. De esta manera, ALD trabaja en consonancia con las políticas nacionales y europeas para el cumplimiento de los retos de la Agenda 2030 y de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética en lo que a la instauración de la movilidad inteligente y sostenible se refiere. Siempre de la mano de instituciones y agentes del ecosistema, la compañía de renting busca integrar a los proveedores en la estrategia de sostenibilidad, y establecer alianzas con fabricantes punteros en electromovilidad, con el fin de que la revolución de la movilidad sostenible sea una opción real para todos.
Parece claro que la hoja de ruta de la RSC en los próximos años viene marcada por la necesidad de reducir la huella ecológica en las compañías e incrementar el cuidado del entorno involucrando a empleados, proveedores y clientes; más aún en el sector de la automoción, donde la sostenibilidad que viene está ligada a una electromovilidad inteligente, en la que seguridad vial, tecnología y compromiso ecológico se posicionan como el abecé de la conducción eficiente e impulsa flotas a la vanguardia tecnológica y medioambiental. Precisamente, como la industria del renting hace que estos desafíos sean asequibles para todos los públicos, el sector se consagra como motor de la sostenibilidad, y su área de RSC se afianza como una apuesta del presente y una garantía del futuro en la asunción de nuevos retos.