Por Cambio16 | Efe
08/02/2016
La fundadora de UPyD Rosa Díez y su sustituto al frente del mismo, Andrés Herzog, han anunciado que se dan de baja en el partido y han pedido la disolución de esta fuerza «para evitar que se entierre o pervierta» su legado y poder alumbrar en un futuro otro proyecto político.
Ambos han comunicado su decisión a través de las redes sociales, y a ella se ha unido el que fuera portavoz adjunto en el Congreso durante la pasada legislatura y mano derecha de Díez, Carlos Martínez Gorriarán.
Herzog dimitió como portavoz de UPyD el pasado 16 de enero, y una gestora asumió la dirección del mismo. Unos días después, se apuntó a las listas del paro.
MI BAJA DE UPYD
Como sabéis el pasado 16 de enero dimití como Portavoz de UPYD, pero hasta el día de hoy no he… https://t.co/lrvOtbvu6d
— Andrés Herzog (@Herzogoff) febrero 8, 2016
La gestora está coordinada por el portavoz adjunto de UPyD y diputado en el Parlamento vasco, Gorka Maneiro, quien ha escrito en Twitter que sigue pensando que este partido «será necesario mientras sus ideas lo sean». «Y a día de hoy lo siguen siendo».
Rosa Díez ha trasladado la baja en su cuenta de Twitter en la que ha dejado escrito el siguiente mensaje: «Baja en @UPYD. Por respeto y por cariño. Un honor haber recorrido el camino junto a toda mi familia magenta».
Baja en @UPYD. Por respeto y por cariño. Un honor haber recorrido el camino junto a toda mi familia magenta https://t.co/lsBWvR0PuP
— Rosa Díez (@rosadiezupyd) febrero 8, 2016
Después, en Facebook ha argumentado su decisión y ha explicado que UPyD «nunca quiso ser un fin en sí mismo», sino que su «única razón de existir radicaba en ser un instrumento útil para los ciudadanos».
Según Díez, mientras tuvieron los instrumentos institucionales para generar los debates que precederían a los cambios fueron útiles para los ciudadanos, incluso sin mayorías electorales, pero los resultados electorales del 20D que les dejaron fuera del Congreso, sumado a su «escasa representación institucional» en los municipios, impiden que sigan cumpliendo ese objetivo.
Cree Díez que deben «asumir y respetar el veredicto de los ciudadanos» en las urnas y «actuar de forma consecuente» para preservar su proyecto y «todo lo bueno que contiene la trayectoria política de UPyD evitando una más que inexorable y dolorosa deriva».
Aunque asegura comprender «muy bien» a quienes deseen perseverar en la contienda electoral, por ejemplo sus compañeros vascos, donde hay comicios este año, Díez considera que cualquier oportunidad futura para defender sus ideas de forma efectiva exige «darle un nuevo alumbramiento tras dar un final digno» a UPyD.
«Sólo de este modo, cuando lleguen nuevos tiempos, será posible reivindicar y alumbrar un nuevo proyecto sobre el magnífico legado que dejaremos tras estos ocho intensos años de vida y de trabajo», precisa.
En esa idea coincide Andrés Herzog y ambos apuntan además que hubieran preferido que este debate sobre la disolución de UPyD se produjera en un congreso, algo que no ha sido posible.
«Por respeto a las personas y a nuestra historia común, no deseo librar ninguna batalla dentro de la maltrecha UPyD. Por eso, porque quiero ser coherente y hacer lo que me dicta mi conciencia, la única opción que me queda es darme de baja en nuestro partido», incide Díez, quien reconoce que se trata de una «dolorosa decisión» que toma «por cariño y por respeto» hacia su «familia magenta».
Herzog se queja de que la nueva dirección surgida desde su renuncia a la portavocía siga sin decidir nada, con «un extraño entusiasmo que contrasta con las continuas bajas» que se producen, «sin entender hacia dónde va el partido ni qué sentido tiene fingir» que UPyD está vivo «tras unos resultados electorales inapelables».
Reconoce que han perdido capacidad «de influir y de servir de catalizador para los cambios que España necesita», que no cuentan con recursos para mantener su actividad ordinaria y que no tienen «voz en la política nacional» después de las elecciones generales.
Asimismo, subraya que están fuera del debate político y que UPyD está «quemada, fruto de una calculada operación político-mediática» diseñada para sacarles del tablero político, con el objetivo de sustituir un proyecto «honrado y capaz de hacer peligrar a todo un régimen, una oligarquía corrupta» por un «mero placebo, manejable a conveniencia».
«Para preservar el legado y la labor hecha por ese partido es preciso que seamos nosotros los que libre y voluntariamente demos tierra, con decisión y valentía a nuestras siglas», apela, convencido de que sólo un nuevo proyecto podría recoger esa «semilla», sin arrastrar «una marca tan castigada» como la de UPyD, que «corre además el riesgo de acabar en manos de personas que no la merezcan».
Rechaza que la gestora vote una nueva dirección «como si nada hubiera pasado» y considera que el «legado es indisoluble de las personas que lo defienden y que lo encarnan, muchas de las cuales siguen dándose de baja, agotadas por el esfuerzo o perplejas por los mensajes contradictorios que manda el actual órgano de dirección».
También a través de Facebook se ha dado de baja Carlos Martínez Gorriarán, en cuya opinión «es una decisión sumamente triste», pero «necesaria» tras un «fallo electoral inapelable a lo largo de todo el año pasado».
Un partido político institucional «no tiene sentido como partido extraparlamentario, testimonial», resume Martínez Gorriarán.