Por Cambio16
21/08/2017
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El 21 de agosto de 1911 el retrato de La Gioconda (Mona Lisa) desapareció del museo del Louvre, mientras los empleados del mismo pensaban que estaba en manos del fotógrafo oficial de la institución para realizar un reportaje gráfico con vistas a un catálogo, que luego se vendería a los visitantes del museo.
Pero el martes 22 la Gioconda seguía sin estar en su pared habitual y, cuando se preguntó al fotógrafo, éste se encogió de hombros argumentando que no sabía nada del cuadro.
Simplemente había un espacio vacío en medio de la pintura de Correggio matrimonio místico y de la pintura de Tiziano Alegoría de Alfonso d’Avalos donde había estado en exhibición durante cinco años. Un vacío y cuatro ganchos de metal de los que la Mona Lisa pendía.
Había sucedido lo impensable, una de las pinturas más famosas del mundo y expuesta en el Museo del Louvre por más de 100 años se había esfumado.
En realidad la pintura la tenía Vincenzo Perugia, un ex-empleado del museo que había aprovechado el turno de noche para llevarse la pintura bajo el brazo.
La investigación
Fueron 60 los agentes que buscaron la pintura hasta en el último rincón del museo e interrogaron a todos los que se encontraban dentro del museo.
En pocas horas se hace un descubrimiento importante, el marco y el cristal de la pintura se encuentran escondidos en una escalera.
No hubo avance en la investigación sobretodo porque llegaron más de 24 horas posterior al hecho y después de un día de descanso de la mayoría de los trabajadores.
Las investigaciones quedaron a cargo del Alphonse Bertillon, científico forense inventor del método Bertillonaje.
Durante dos años no se avanzaron en las investigaciones sobre el robo de la Mona Lisa.
Entonces el día 29 de Noviembre de 1913 llegó a Italia una carta firmada con el misterioso nombre de LEONARDO y sellada con la leyenda, Poste Restante, Place de la République, París, iba dirigida a un conocido marchante de obras de arte llamado Alfredo Geri. En la carta mencionaba el tal Leonardo que vendía la Mona Lisa.
Alfredo Geri se puso en contacto con el conservador del museo Uffizi, Giovanni Poggi, quien le animó a contestar a Leonardo mostrando su interés por la obra pero sin dejar de pensar que era solamente una broma.
Juntos, decidieron que Alfredo Geri escribiría una carta a cambio diciendo que tendría que ver la pintura antes de que pudiera ofrecer un precio.
A vuelta de correo invita a Leonardo a Florencia y Alfredo Geri es citado en la habitación número 20 en el tercer piso del hotel Tripoli de Florencia ahora llamado Hotel La Gioconda ubicado en Via Panzoni número 2.
Geri acude junto a Giovanni Poggi a la reunión y dentro de la habitación se entrevistan con el que se hace llamar LEONARDO VINCENZO.
Dentro de un segundo fondo de su maleta se encontraba La Mona Lisa.
Los dos hombres saben inmediatamente que se trata del original, la pintura tiene un finísimo craquelado, como se llama a las grietas producto del secado del oleo durante siglos, es como una dactilar de una pintura porque no se pueden imitar.
Le comentaron que acudiera al museo Uffizi a fin de llevar a cabo la transacción, de esa manera pudieron comprobar la autenticidad de la pintura, gracias al número de inventario, los sellos del Louvre y a la comparación detallada de las grietas de la pintura, llamadas craquelures, con unas fotografías del original.
Le dijeron a Leonardo Vincenzo que iban a exponer la obra y que le pagarían en el hotel.
Alfredo Geri y Giovanni Poggi llamaron a la policía, que detuvo inmediatamente al ladrón. Su nombre: Vincenzo Perugia.
El retorno
El tribunal de justicia acordó, el 5 de Junio de 1914, que Vincenzo Peruggia cometió el robo por razones patrióticas y fue condenado a a un año y quince días de prisión que luego redujeron a siete meses y nueve días.
La Mona Lisa fue exhibida en los Uffizi en Florencia, en la Galleria Borghese y Villa Medici en Roma y en la Galería Brera antes de ser regresada a París en un tren especial de los ferrocarriles italianos.
La pintura llegó a París Francia el día 4 de Enero de 1914 después de ser robado en 1911. Ya de nuevo en Francia, se exhibe desde esa fecha en el museo de Louvre.
Hoy en día, el cuadro se encuentra dentro de una urna a prueba de balas: la única obra de arte protegida de ese modo.