Cada vez son más los jóvenes dispuestos a pagar por tener la llave para alcanzar un empleo público estable en una economía con millones de aspirantes que luchan por muy pocos puestos de trabajo
En la India, la lucha por empleos gubernamentales se ha convertido en un campo de batalla donde se entrelazan la desesperación y la corrupción. Con millones de aspirantes compitiendo por unas pocas plazas, las bandas criminales han encontrado una mina de oro en el ‘comercio’ de exámenes de contratación. No solo refleja la competencia feroz por el empleo, sino también un sistema económico que no puede satisfacer las expectativas de una juventud educada y ambiciosa. Un entorno donde la demanda de empleo supera con creces la oferta.
Un caso ilustrativo lo relata el médico Shubham Mandal, reclutado para participar en un audaz robo de preguntas de un examen de policía. Armado con herramientas como destornilladores y un teléfono móvil, Mandal se infiltró en un almacén donde se guardaban las pruebas. Su misión era fotografiar las hojas de preguntas y luego venderlas a aspirantes dispuestos a pagar grandes sumas. No es un delitos aislado, sino parte de una red que opera en el estado de Uttar Pradesh, donde Ravi Atri, el cerebro detrás del robo, ha estado involucrado.
Precisión milimétrica
La operación la planificaron hasta en el más mínimo detalle. Mandal solo tenía que sortear las medidas de seguridad del almacén y actuar con rapidez. Una vez dentro, debía abrir las cajas marcadas como «confidenciales» y capturar imágenes de cada página.
Son robos que se repiten en diferentes contextos, desde exámenes para empleo de enfermera hasta puestos en la administración pública. Es un problema sistémico, no se limita a un evento o tipo de examen. El perfil del ladrón es revelador. Atri alguna vez soñó con ser médico, pero fracasó repetidamente en los exámenes de ingreso a la facultad. Pero encontró su camino en el mundo del crimen ayudando a otros a conseguir lo que él no pudo. La mezcla de ambición frustrada y deseo de «ayudar» a otros crea una narrativa compleja sobre la moralidad detrás del crimen organizado en este contexto.
La codicia y la desesperación son claves en este fenómeno. Los empleos gubernamentales los valoran mucho en la India por la estabilidad y beneficios que brindan. En un país donde la economía crece rápidamente, pero no genera suficientes empleos formales, los jóvenes se ven obligados a competir ferozmente por las pocas posiciones disponibles. Por ejemplo, por 60.000 vacantes en la policía india compiten 5 millones de candidatos. Un situación ideal para el crimen organizado.
La presión social influye con fuerza en esta dinámica. En muchas comunidades indias, el éxito se mide en función de la obtención de un empleo gubernamental. Esto lleva a los jóvenes a invertir tiempo y dinero significativos en preparación para estos exámenes, lo que aumenta aún más su desesperación si no logran obtener buenos resultados. La idea de que solo quienes consiguen estos empleos son considerados exitosos alimenta la cultura del «todo vale» para alcanzar ese objetivo.
Además, hay una percepción generalizada entre los aspirantes sobre la corrupción existente dentro del sistema mismo. Muchos creen que aquellos que pueden pagar por respuestas filtradas tienen una ventaja injusta sobre ellos, lo que les lleva a considerar las filtraciones como una opción viable para mejorar sus posibilidades. Esta mentalidad refuerza aún más el ciclo vicioso de corrupción y desesperación.
Sistema deficiente
La situación se agrava por un problema estructural en la economía india: hay demasiados jóvenes educados y muy pocos empleos disponibles. A pesar del crecimiento económico del país, gran parte proviene del sector servicios, que no absorbe suficiente mano de obra para satisfacer las necesidades laborales. Esto ha llevado a que se codicien incluso los puestos más humildes. En 2023, 1,3 millones de personas solicitaron solo 1.000 puestos en la administración pública central, lo que ilustra la intensidad de la competencia.
Este desajuste entre educación y empleo crea una presión inmensa. Muchos jóvenes indios invierten años en obtener títulos universitarios con la esperanza de asegurar un futuro mejor, solo para encontrarse con un mercado laboral saturado y competitivo. Esta frustración alimenta el deseo de encontrar soluciones rápidas y fáciles, como recurrir a métodos ilegales para asegurar un puesto.
La falta de oportunidades también está vinculada con problemas más amplios dentro del sistema educativo y laboral indio. Las instituciones educativas no siempre están alineadas con las demandas del mercado laboral actual, lo que significa que muchos graduados carecen de las habilidades necesarias para acceder a los pocos empleos disponibles. Esta desconexión contribuye al sentimiento generalizado de desesperanza entre los jóvenes.
La red criminal
El modelo operativo detrás de estas filtraciones es piramidal y sofisticado. En la cúspide se encuentran los facilitadores que organizan el robo. Debajo de ellos están los intermediarios que conectan a los delincuentes con los aspirantes dispuestos a pagar grandes sumas por respuestas filtradas. Atri comenzó su carrera como «solucionador» antes de pasar al robo directo. Su experiencia le permitió establecer una red más amplia.
Los intermediarios conocen bien sus comunidades y saben cómo atraer clientes potenciales dispuestos a arriesgarse por una oportunidad laboral mejorada. Este sistema permite que las operaciones continúen hasta cuando arrestan a algún miembro o desmantelan la banda.
El hecho de que haya jerarquía bien definida dentro del mundo del crimen organizado relacionado con las filtraciones educativas hace que sea difícil desmantelar completamente estas redes criminales sin una intervención significativa desde arriba.
Consecuencias y reacciones
La corrupción en los exámenes ha provocado protestas masivas entre estudiantes honestos que sienten que sus esfuerzos se ven socavados por quienes pueden pagar por respuestas filtradas. Recientemente, dos jóvenes se ahogaron en un centro de estudios durante una inundación tras una lluvia torrencial, lo que intensificó la ira pública hacia un sistema educativo percibido como injusto e inequitativo.
Las manifestaciones las impulsa un sentimiento creciente entre los estudiantes sobre cómo las desigualdades económicas afectan sus oportunidades laborales. Muchos argumentan que aquellos con recursos financieros tienen ventajas injustas al poder acceder a información privilegiada sobre exámenes críticos. Esto ha llevado a llamados urgentes para reformas tanto educativas como laborales que aborden las causas subyacentes del problema.
Los medios han cubierto ampliamente estas protestas. Destacan historias personales desgarradoras sobre estudiantes dedicados cuyas aspiraciones han sido destruidas por la corrupción sistémica. Estas narrativas han resonado profundamente en toda la sociedad india. Lo que ha generado un debate sobre cómo reformar el sistema educativo para hacerlo más justo e inclusivo.
Un círculo vicioso
Cuando las filtraciones son descubiertas y las pruebas se cancelan, millones de participantes son obligados a repetirlos bajo condiciones estresantes e inciertas. Este año, el examen nacional para acceder a las facultades de medicina se enfrentó a numerosas preguntas después de que un número inusual de los 2 millones de candidatos obtuvieran puntajes perfectos. En un intento por contener las repercusiones de ese caso, el gobierno canceló un examen nacional para becas de posgrado y puestos de nivel junior en universidades debido a una filtración.
En agosto pasado, tras una nueva filtración en el examen policial, miles tuvieron que viajar nuevamente para presentarse a la prueba bajo vigilancia estricta y condiciones difíciles. Este proceso no solo es agotador físicamente sino también emocionalmente desgastante para quienes ya han invertido tanto esfuerzo.
Una investigación que llevó a cabo uno de los periódicos más importantes del país, The Indian Express, descubrió que más de 40 exámenes se vieron comprometidos por filtraciones en los últimos 5 años. La situación afectó a 14 millones de aspirantes en 15 estados.
Las autoridades intentan contener este problema mediante investigaciones y arrestos; sin embargo, muchos creen que estas acciones son insuficientes ante la magnitud del desafío al que se enfrentan. Aunque algunos líderes políticos han prometido abordar el problema con seriedad, muchos aspirantes sienten que estas promesas son solo palabras vacías sin acciones concretas detrás.
Justicia incapaz
Los arrestos recientes de Atri y Mandal son solo una pequeña parte del problema más amplio relacionado con las filtraciones educativas en India. A pesar de las detenciones y esfuerzos policiales por desmantelar estas redes criminales, muchos creen que las raíces del crimen organizado están profundamente arraigadas en la sociedad india. Esto plantea preguntas difíciles sobre cómo reformar efectivamente tanto el sistema educativo como el mercado laboral para eliminar incentivos hacia comportamientos corruptos.
El sistema judicial la tiene cuesta arriba para resolver los casos relacionados con corrupción educativa debido a su complejidad inherente y al número creciente de involucrados en estas redes criminales. Los abogados defensores argumentan frecuentemente sobre violaciones procesales o errores cometidos durante las investigaciones policiales, lo cual complica aún más el proceso judicial.
Además, hay preocupaciones sobre cómo estos casos afectan la percepción pública hacia el sistema judicial mismo. Muchos ciudadanos sienten desconfianza hacia una estructura percibida como ineficaz o corrupta. Esta desconfianza puede llevar a una mayor frustración social y alimentar aún más el ciclo vicioso mencionado anteriormente.