Este martes, desde Asunción, dirigentes de la Conmebol, presidida por Alejandro Domínguez, el presidente de Boca Juniors, Daniel Angelici, y el de River Plate, Rodolfo D’Onofrio, definirán cuándo y dónde se jugará el partido final de la Copa Libertadores, el encuentro que ha desquiciado a Argentina.
“La final del siglo” se ha prolongado por más de cuatro jornadas después de que el primer partido fuera suspendido por lluvia, para jugarse al día siguiente y saldarse con un empate (2-2) tras un partido vibrante, digno de la final de finales.
El juego de vuelta nunca pudo ser debido al ataque con piedras (o ladrillazos) por parte de hinchas de River al autobús de Boca, que dejó a futbolistas heridos por los cortes del vidrio roto y afectados por el gas lacrimógeno que lanzó la policía local en su intento de controlar la situación.
«No podía jugar, nos estaban obligando. ¿Qué pasaba si jugábamos y ganábamos? ¿Quien nos saca de ahí? La gente estaba loca. Nos mataban«, comentó este lunes, Pablo Pérez, el capitán de Boca y uno de los principales afectados.
El volante calificó de “vergonzosa” la dirigencia de Conmebol, que pese a lo sucedido no tomó la decisión de suspender indefinidamente el partido hasta ayer domingo, después de tres postergaciones y cuatro horas en las que reinó el caos alrededor del Monumental.
Daniel Angelici, confirmó que viajará el martes y que aguardará la respuesta al reclamo de sanción para River por la agresión de sus hinchas en las inmediaciones del estadio.
«La intención de Boca es que el Tribunal de Disciplina lea el expediente de 15 fojas con todo lo ocurrido y que nos dé una respuesta formal, y veremos cuándo se juega», dijo Angelici a los periodistas en Buenos Aires.
Fútbol, política y culpables
Mientras se decide la nueva fecha del encuentro, apremiado por el Mundial de Clubes, una cosa está clara: no podrá ser esta semana porque los líderes mundiales se preparan para visitar Buenos Aires por la cumbre del G-20. Una cita que debía enviar el mensaje del prestigio y que ha quedado empañada por el fallo de seguridad en un juego de fútbol.
Ya el gobierno de la ciudad de Buenos Aires admitió que el dispositivo policial falló y ha iniciado una investigación interna. Sin embargo, los detenidos de la investigación sobre los presuntos culpables, ya quedaron libres.
«Esto que sucedió nos tiene que llevar a la reflexión”, indicó el presidente argentino, Mauricio Macri, que fue presidente del Boca Juniors, entre 1995 y 2008. No puede ser que los detenidos ya estén libres, es frustrante y no lo entiendo”, indicó el mandatario.
“Más allá de los operativos policiales no puedo resignarme como presidente que para organizar un espectáculo haya que militarizar toda la ciudad, es una locura y no es razonable», expresó Macri, desde una conferencia en la Casa de Gobierno.
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