La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, manifestó este martes, durante la jornada de la Transición Energética y el Empleo, la necesidad de crear un plan urgente para tomar en cuenta los empleos perdidos por los cierres de explotaciones mineras y térmicas de carbón, además de las centrales nucleares cuyas clausuras ya están planteadas.
Durante la clausura del evento organizado por el Club Español de la Ingeniería y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Ribera señaló que este sería uno de los focos principales del Gobierno de Pedro Sánchez en materia energética.
Este plan se desarrollará para zonas que abarquen la Estrategia de Transición Justa. Además, se contemplarán en la actual propuesta de Ley de Cambio Climático y Transición Energética.
En esta reunión se hizo un énfasis relevante en el panorama laboral. Ribera informó que se pondrán en marcha los «contratos de transición» durante estos cambios estructurales. Estos documentos se negociarán y pactarán con administradores locales y agentes económicos y sociales de las zonas más perjudicadas. Este modelo ya existe en Alemania y Reino Unido.
La funcionaria justificó que la afectación negativa del empleo en sectores como el del carbón no yace solo en las razones ambientales, sino en la competitividad industrial de otros países, la retirada de ayudas y la llegada de tecnologías que reducen el costo e incrementan la eficiencia.
La oportunidad del empleo con la transición energética
«Tenemos muchísimo que ganar si apostamos por la transformación de la economía y una transición bien diseñada», ha añadido Ribera, quien ha señalado que los recursos que ahora se destinan a la importación de combustibles fósiles se podrían redirigir a crear empleo.
Pidió, además, prestar atención a sectores de la transición ecológica. Para Ribera, las oportunidades que crearán las energías renovables penetrarán en la competitividad industrial y de la economía.
Según un informe de la OIT, por cada empleo perdido por la transición energética, se crearán cuatro. Aunque no todos se producirán en las mismas áreas, así que deberá elaborarse un plan que prevea todos estos casos y pueda mitigar el impacto del cambio.
«Que estos empleos sean de calidad, tanto en condiciones como salarios, hará que la transformación optimice sus efectos sociales e incentive mayores cambios. De esta forma disminuirá la brecha de desigualdad que actualmente sufrimos», añadió.
No obstante, hay que tomarse en cuenta que no habrá oportunidades ni diversificación laboral si no existe inversión. Para ello, hace falta un marco regulatorio que defina las reglas para invertir en el sector. La confianza de los inversores es un aspecto fundamental para el funcionamiento del proyecto.
«Necesitamos un marco regulatorio que favorezca la confianza en los inversores y en la sociedad en su conjunto», dijo durante el evento la directora general de energía y minas de la Junta de Andalucía, Natalia Rodríguez Hereza.
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