La controversia sobre los efectos dañinos o beneficiosos de la fluoración del agua dependerá de las políticas de salud pública que se adopten en los próximos años
El debate sobre la fluoración del agua ha resurgido con fuerza en Estados Unidos. Robert F. Kennedy Jr., ex candidato presidencial independiente, se ha trazado como meta eliminar el flúor del agua potable. Sostiene que es una neurotoxina que afecta el sistema nervioso y reduce el coeficiente intelectual en los niños. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y múltiples grupos de expertos, como la American Dental Association y la American Academy of Pediatrics, no comparten esta posición y respaldan el proceso como una forma segura y efectiva de reducir las caries dentales.
Desde 1945, muchas ciudades en Estados Unidos han añadido flúor al agua del grifo basándose en estudios que demostraron su eficacia en la prevención de caries en personas que bebían agua con flúor de forma natural. Kennedy, sin embargo, ha sido un crítico constante de la fluoración del agua.
En una publicación reciente en la red social X, afirmó que si el fuera el presidente ordenaría la eliminación del mineral del agua potable estadounidense. Acompañó su afirmación con un enlace a un artículo sobre un juicio en un Tribunal de Distrito federal en San Francisco, donde se alega que la fluoración supone un riesgo irrazonable de daño para la salud.
El juicio, presentado contra la Agencia de Protección Ambiental por organizaciones sin fines de lucro, argumenta que la fluoración del agua presenta un riesgo de reducir el coeficiente intelectual en los niños. Un juez federal dictaminó que la EPA debe regular aún más el flúor en el agua potable, aunque no especificó qué acción debería tomar la agencia. La EPA está revisando la decisión, y tiene una variedad de opciones, desde exigir una simple etiqueta de advertencia hasta prohibir el producto químico.
Las caries son lo de menos
La controversia ha llevado a un aumento en el número de condados que prohíben el flúor en el agua potable, lo que ha generado un debate sobre cómo afecta esto a la prevención dental. Además, la exposición excesiva al fluoruro se ha relacionado con una serie de problemas de salud.
Aseguran que una concentración superior a 4,0 partes por millón del mineral en el agua podría ser peligrosa. Puede causar fluorosis dental leve. Son pequeñas rayas o manchas blancas en el esmalte del diente. Aunque no afecta la salud de los dientes, la decoloración puede ser notable y antiestética.
Amamantar a los bebés o preparar la leche de fórmula con agua sin flúor puede ayudar a proteger a los niños pequeños de la fluorosis. Los menores de 6 años no deben usar un enjuague bucal que contenga fluoruro. Es necesario supervisarlos cuando se cepillan los dientes para asegurarse de que no se traguen la pasta de dientes.
También puede presentarse fluorosis ósea, una afección que puede provocar dolor y daño en los huesos y las articulaciones durante muchos años. Los huesos pueden endurecerse y volverse menos elásticos, lo que aumenta el riesgo de sufrir fracturas. Si los huesos se vuelven más gruesos, la acumulación de tejido óseo puede contribuir a una movilidad articular deteriorada.
Tiroides y sistema nervioso pueden verse comprometidos
En algunos casos, consumir fluoruro en exceso puede dañar la glándula paratiroidea y desencadenarse un hiperparatiroidismo, que implica la secreción incontrolada de hormonas paratiroideas. Esto puede resultar en un agotamiento de calcio en las estructuras óseas, así como concentraciones de calcio más altas de lo normal en la sangre. Las concentraciones más bajas de calcio en los huesos hacen que sean más susceptibles a las fracturas.
Un informe publicado en 2017 sugirió que si antes del nacimiento se recibe a través de la madre altas concentraciones del mineral podrían presentarse respuestas cognitivas deficientes en el futuro. Se midieron los niveles de flúor en 299 mujeres durante el embarazo y en sus hijos entre las edades de 6 y 12 años. Probaron la capacidad cognitiva a las edades de 4 años y entre 6 y 12 años.
Los niveles más altos de flúor se asociaron con puntuaciones más bajas en las pruebas de coeficiente intelectual. Los problemas neurológicos pueden conducir al TDAH
En 2014 se documentó que el fluoruro era una neurotoxina que podría ser peligrosa para el desarrollo infantil, junto con otras 10 sustancias químicas industriales, como plomo, arsénico, tolueno y metilmercurio.
Otros problemas de salud
La Academia Internacional de Toxicología y Medicina Oral, organización que hace campaña contra el uso de fluoruro agregado, precisa que se puede presentar acné y otros problemas de la piel, además de deficiencias cardiovasculares, que incluyen arteriosclerosis y calcificación arterial, presión arterial alta, daño miocárdico e insuficiencia cardíaca e falla cardíaca.
Sobrepasarse con la ingesta del mineral puede generar problemas reproductivos, como baja fertilidad y pubertad precoz en las niñas; afecciones que afectan las articulaciones y los huesos, como osteoartritis, cáncer de huesos y trastorno de la articulación temporomandibular. Lo señalan de ser un “eliminador extremo de electrones” con un “apetito insaciable por el calcio”. Los investigadores piden que se reconsidere el equilibrio entre riesgos y beneficios.
Envenenamiento por fluoruro también es una consecuencia de alto nivel al fluoruro. Los síntomas pueden ir desde dolor abdominal, saliva excesiva, náusea y vómitos hasta convulsiones y espasmos musculares. Pero no hay que preocuparse por este aspecto, pues aseguran no será el resultado de beber agua del grifo. Puede que ocurra en casos de contaminación accidental de la red de agua potable debido, por ejemplo, a un incendio industrial o una explosión.
Bondades avaladas y justificadas
A pesar de todos los problemas de salud que podrían desarrollarse, la mayoría o casi todos ocurren por exposición excesiva. Los defensores de la fluoración del agua argumentan que, en cualquier caso, los beneficios superan con creces los riesgos. La fluoración ha sido considerada uno de los mayores logros de la salud pública en el último siglo. Gracias a su aplicación se redujo la incidencia de caries dentales y mejoró la salud oral de millones de estadounidenses.
Gran cantidad de estudios respaldan la seguridad del flúor en las concentraciones utilizadas en el agua potable. Han sido revisados por múltiples organizaciones científicas y de salud.
Se ha demostrado que en la dosis adecuada reduce el riesgo de deterioro dental. Algunas ciudades de Estados Unidos lo añaden al agua del grifo desde 1945. A nivel federal, el Servicio de Salud Pública recomendó por primera vez la fluoración del agua del grifo en 1962. Sin embargo, la decisión sobre su uso depende de los estados y municipios.
A partir de 2020, alrededor del 63% de estadounidenses reciben agua fluorada. La AAP dice que es seguro mezclar la fórmula para bebés con agua del grifo fluorada, aunque el consumo del mineral no es necesario para los bebés menores de 6 meses y conlleva un pequeño riesgo de fluorosis dental.
El flúor hace que el esmalte dental sea más resistente al ácido que producen las bacterias de la placa. Estimula la remineralización, un proceso que agrega minerales como el calcio a los dientes. Es antibacterial, por lo que reduce el crecimiento de las bacterias que producen el sarro. El acceso a agua fluorada es particularmente importante en comunidades de bajos ingresos, donde la atención dental puede no estar al alcance de todos.
Se ha hecho con otros minerales
Con otros alimentos se hace algo similar a la fluoración del agua. La Organización Mundial de la Salud lo denomina fortificación de alimentos. Es la práctica de aumentar deliberadamente el contenido de uno o más micronutrimentos (vitaminas y minerales) en un alimento o condimento para mejorar la calidad nutricional y brindar un beneficio público para la salud con un riesgo mínimo para cada individuo.
Durante décadas de investigación, la fortificación se ha identificado como una de las intervenciones nutrimentales disponibles más rentables, en particular para los países de ingresos bajos y medianos de todo el mundo. De hecho, proporciona una mayor ingestión de nutrimentos a lo largo de la vida para las poblaciones que corren el riesgo de sufrir deficiencias alimentarias generalizadas.
Incluso en países más ricos, la fortificación ha generado beneficios positivos para la salud de toda la población. En Estados Unidos, las enfermedades por deficiencia de micronutrimentos como el bocio, el raquitismo, el beriberi y la pelagra fueron problemas de salud comunes en el siglo XX. Gracias a la fortificación sistemática dentro del suministro de alimentos han sido virtualmente eliminadas.
Toda una historia de fortificación
Durante la convención de la Asociación Médica Estadounidense de 1921, dos médicos de Ohio presentaron los resultados de su ensayo clínico que demostraban la eficacia de los tratamientos con yoduro de sodio para la prevención del bocio en las escolares de Akron.
Antes de su estudio, la investigación de Europa también había sugerido una asociación entre la deficiencia de yodo y el bocio o agrandamiento de la glándula tiroides. Se descubrió que, sin yodo, el cuerpo no podía producir correctamente las hormonas tiroideas. Por eso en 1924, la sal yodada se hizo común.
También a principios del siglo XX era común el raquitismo. Una afección infantil caracterizada por huesos demasiado blandos o malformados debido a un crecimiento óseo incompleto. Aquejaba en especial a niños pobres del norte del país. La solución añadir vitaminas A y D.
En 1938, el Consejo de Alimentos y Nutrición de la Asociación Médica Estadounidense respaldó la adición de nutrimentos a los alimentos para mejorar la salud pública. Durante este tiempo, la dieta estadounidense dependía en gran medida de las harinas refinadas cuyo procesamiento eliminaba las vitaminas B esenciales.
Para abordar esta carencia, los panaderos comenzaron a agregar levaduras ricas en vitaminas a sus panes. A finales de 1942, el 75% del pan blanco en el mercado estadounidense estaba fortificado con tiamina, niacina, hierro y riboflavina.
En la década de 1990 el ácido fólico en granos hizo su aparición. El Gobierno lanzó una intervención de salud pública que requería que los fabricantes fortificaran los productos de granos de cereales que ya estaban etiquetados como “enriquecidos” con 140 mcg de ácido fólico por 100 gramos de harina. Se había descubierto que el ácido fólico era beneficiosa para reducir la aparición de defectos del tubo neural en los recién nacidos.
Consejos para evitar la caries en niños
Evitar el consumo excesivo de azúcar: bollería, repostería, refrescos azucarados, jugos, caramelos, helados, etc.
- Correcta higiene dental: cepillarse los dientes después de cada comida, especialmente tras la cena.
- Prevenir la caries del biberón: para ello, es fundamental retirar el biberón y el chupete antes de que el bebe cumpla los dos años de edad.
- Utilizar la pasta dentífrica adecuada: pasta con flúor.
- Revisar la boca de los niños: tanto en casa como acudiendo a un chequeo dental una o dos veces al año.