El Alzheimer es una enfermedad que no discrimina, que no avisa cuando ya está instalada en el organismo, es silenciosa. Se inicia con un deterioro casi imperceptible de ciertas partes de la corteza cerebral, donde se alojan los recuerdos más recientes.
Percibir cómo la historia de ese ser querido que tienes ante tus ojos se desvanece poco a poco, día a día, hasta convertirlo es un ser humano sin voluntad, ni recuerdos, desdibujando su propia huella, es quizás una de las mayores y más crueles plagas que vive la humanidad.
De manera progresiva, la enfermedad avanza, en mayor o menor grado según cada paciente, y va comprometiendo otras partes de la corteza cerebral, apuntando y disparando, para deteriorar también las zonas de la materia gris que registraron y guardaron los recuerdos de mediano plazo. Después le toca el turno a la memoria de largo plazo, hasta convertirlos en zombis.
Cronología de una enfermedad que nos borra del mapa existencial
Un científico alemán llamado Alois Alzheimer publicó en 1906 los resultados de un estudio realizado a la señora Auguste Deter, una paciente de 50 años, a la que su marido había llevado al hospital, luego de haber detectado algunos cambios en su comportamiento, asociados con pequeños olvidos y desorientación esporádica.
Nacía el rótulo de la que se conocería como la enfermedad de Alzheimer, con un importante componente hereditario de predisposición. Hasta ahora, la pérdida de memoria estaba asociada al proceso natural de envejecimiento y, en algunos casos, a la demencia senil.
En la actualidad y gracias a los avances científicos, se sabe que la acumulación de una proteínas llamadas beta-amiloide y tau, en forma de depósitos o placas, son las que provocan la degeneración y la muerte de las neuronas en un cerebro con Alzheimer.
Adicionalmente, en los años 90, los avances en medicina genética pudieron identificar unos genes relacionados con el Alzheimer, que contienen la proteína precursora de beta-amiloide (APP), así como los que se comportan como factores de riesgo (APOE), los heredados.
Pero no fue sino hasta el año 2000, que se produjo un avance importante en las técnicas de imagen para la investigación y el diagnóstico del Alzheimer, generalizándose el uso de técnicas de imagen por resonancia magnética.
Posteriormente, en 2004 se presentó el primer radiotrazador para visualizar placas de beta-amiloide, a través de tomografía por emisión de positrones (PET).
Y no fue sino hasta 2010 que se pudo definir la fase preclínica en la enfermedad de Alzheimer, una etapa silenciosa de larga duración, que precede en 15 o 20 años a la manifestación de los síntomas de este penoso y cruel deterioro cerebral, que lleva a la anulación absoluta del ser humano que lo padece, si no muere antes.
Alzheimer: tres pasos hacia la pérdida total de la memoria
Se han asociado tres etapas en el desarrollo y curso de la enfermedad de Alzheimer, a saber:
Fase inicial:
- Fallas en la memoria
- Cambios de comportamiento
- Desorientación
- Agresividad
- Disminución en la concentración
Fase moderada
- Pérdida de memoria
- Repetición de actos
- Pérdida de reconocimiento de familiares
- Alternancia entre lucidez y confusión mental
- Agresividad
- Dependencia de un cuidador
- Olvido de vocabulario
Fase tres
- Dependencia física total
- Pérdida de capacidad para hablar
- Desconocimiento uno mismo
- Incontinencia
- Alimentación y aseo asistidos
Tratamientos para bajarle la velocidad al deterioro del Alzheimer
Existen algunas terapias médicas que ayudan a distanciar el paso de una etapa a la siguiente. Se trata de medicamentos para mejorar la cognición; es decir, elevar la condición mental, disminuir la presión arterial y equilibrar el estado de ánimo.
Igualmente, con algunos fármacos se estimula un aumento en la actividad eléctrica cerebral, se protegen las neuronas activas y se mejora la oxigenación.
Es importante señalar que la terapia con medicamentos funciona de manera distinta en cada paciente, en función de sus características individuales, como la condición física, su entorno familiar, alimentación, así como su grado de compromiso fisiológico.
Por otro lado, la actividad física ha probado dar excelentes resultados. La actividad aeróbica durante un mínimo de 30 minutos diarios, mejora la calidad cardiovascular, que repercute positivamente en la calidad del funcionamiento cerebral, así como en el estado de ánimo de los pacientes.
También la terapia ocupacional puede retardar el avance de la enfermedad, mejorando su motricidad. Igualmente una dieta balanceada y rica en ácidos grasos y la ingesta de mucho líquido ha demostrado ser eficaz en reducir la velocidad de avance de la enfermedad.
Adicionalmente se han probado algunas terapias con luz y sonidos, para generar cambios en el cerebro enfermo, con resultados muy alentadores, con posibilidades de revertir el proceso de deterioro; pero todavía en etapa experimental.
Una nueva luz al final del túnel
Recientemente, el gremio médico recibió la gran noticia de que se estaba probando un nuevo dispositivo, apenas en estudio, que era capaz de revertir —si, leyó bien— el deterioro cognitivo en pacientes con Alzheimer.
En efecto, investigadores del NeuroEM Therapeutics, de Estados Unidos, han desarrollado un dispositivo que permite revertir, en un período de apenas dos meses, el deterioro cognitivo en pacientes con Alzheimer, gracias al uso de ondas electromagnéticas que se envían al cerebro, con ayuda de una especie de gorro que se coloca en la cabeza de los pacientes.
El trabajo desarrollado por este grupo de científicos fue publicado en el Journal of Alzheimer’s Disease.
El dispositivo que han creado, para colocarlo en la cabeza de los paciente lo han denominado MemorEMTM, el cual cuenta con un grupo de sensores que se activan secuencialmente y emiten ondas electromagnéticas, mientras el paciente continúa con sus actividades habituales.
Se hizo el estudio en ocho pacientes, quienes al término de dos meses de esta terapia, habían evidenciado una notable mejoría en la comunicación entre las neuronas y vieron aumentado en cuatro puntos su rendimiento cognitivo.
Además, se observó una reducción del 50 por ciento en la pérdida de memoria. Adicionalmente, los escáneres cerebrales realizados a los pacientes mostraron una mayor comunicación entre las neuronas en un área del cerebro crítica para la integración cognitiva, llamada corteza cingulada/cíngulo.
El positivo efecto que estos gorros generaron en los pacientes, hizo que ellos —curiosamente— no quisieran devolver esos dispositivos.
La enfermedad de Alzheimer es una demencia que cuenta ya con más de 100 años de historia. Conócela. https://t.co/fp6vJoRSV3
— Culturizando (@Culturizando) September 21, 2019
El estudio sobre el Alzheimer continúa
Los investigadores del NeuroEM Therapeuti ahora reclutarán a 150 pacientes para continuar con las pruebas y poder determinar el grado de seguridad en el uso del dispositivo de ondas electromagnéticas a largo plazo.
Igualmente, el nuevo estudio con un número mayor de pacientes determinará si los beneficios son duraderos en el tiempo a nivel cognitivo.
Fundación Alzheimer España
Se creó oficialmente en 1991, por iniciativa de un grupo de personas, cuyas familias sufrieron las consecuencias de esta enfermedad, junto a profesionales, investigadores clínicos, abogados, y economistas, involucrados en esta patología.
Esta fundación tiene como norte el facilitar información y orientación a las personas que sufran síntomas de la enfermedad de Alzheimer o que deseen una asistencia preventiva, así como orientación para sus familiares y allegados.
Posee infinidad de servicios, programas y cursos, tanto para pacientes como para familiares. Además brinda psicoestimulación, Cheque Servicio en la Comunidad de Madrid, así como un canal de radio por Internet, con programas grabados de enorme orientación.
El portal web de la fundación es http://www.alzfae.org/
En España 🇪🇸 hay fundaciones que colaboran en la lucha contra el #Alzheimer como pueden ser: @AlzheimerEsp @AlzheimerCeafa @fpmaragall#WorldAlzheimersDay #DiaMundialDelAlzheimer pic.twitter.com/z5OpmQRBZ4
— FEBiotec (@FEBiotec) September 21, 2019
A modo de conclusión
En todo caso, estamos frente a muy buenas noticias para la humanidad, pues la enfermedad de Alzheimer, desde el pasado Siglo XX, es considerada el mal del siglo. Una patología que no conoce de fronteras, razas, credos, o condición social, que ataca de forma silenciosa, hasta robarnos nuestra propia identidad. Pero hay una nueva esperanza.
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