La pérdida de credibilidad en el voto es producto de la intimidación gubernamental y desinformación interesada
La democracia no vive su mejor momento. El más reciente informe de IDEA confirma que continúa retrocediendo. Por octavo año consecutivo se mantiene la tendencia aunque es la era más democrática en la historia de la humanidad. En el último año hubo el mayor declive mundial en la credibilidad, pero el sistema democrático, la alternabilidad de los gobernante mediante elecciones limpias y justas sigue siendo la mejor opción para concretar las reformas y transformaciones en consecución de un mundo mejor, con más libertad y justicia social.
El 2024 se perfila como un período extraordinario para la democracia global. Un “superciclo” electoral. Más de 3.000 millones de personas concurren a las urnas en 60 países que celebran elecciones nacionales. Un récord histórico de votantes. Aunque ha habido una significativa disminución en la calidad de las elecciones en muchos países y ha bajado la participación,
El Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral, (IDEA), con sede en Estocolmo, es una organización intergubernamental que apoya la democracia en todo el mundo. En su informe de 135 páginas sobre el Estado Global de la Democracia 2024 analizó la situación de 173 países. De acuerdo con el cual la participación electoral mundial cayó diez puntos porcentuales desde 2020. Y una de cada cinco elecciones ha sido cuestionada por uno de los perdedores.
IDEA sostiene que la pérdida de credibilidad en las elecciones es producto de la intimidación gubernamental, interferencia extranjera, desinformación y mal uso de la inteligencia artificial en las campañas. Fenómenos presentes incluso en democracias antiguas y consolidadas, como la estadounidense o las europeas.
Democracia retrocede y avanza poco
En el 2023, 82 países retrocedieron en su desempeño democrático, apenas 52 avanzaron. Fue el “peor año” que han observado en lo relativo a la representación política. En especial por los niveles de incertidumbre respecto a “las normas, las prácticas, los estándares de conducta y la aceptación de resultados legítimos” en las elecciones.
La organización en materia de derechos fundamentales evaluó factores como la existencia de un sistema legal justo o el respeto por las libertades civiles.
En comparación con los datos de 2018, se han restringido los derechos de las personas en materia de igualdad económica y libertad de expresión. De acuerdo al informe en el 22% de los países analizados. A cambio, el avance más común fue en materia de libertad de expresión. Mejoró en 17 países de los 173 examinados.
En lo relativo al Estado de derecho, “más países han experimentado declives que avances”. Un elemento relevante para el análisis fue el papel de los tribunales judiciales. Los factores que más han sufrido son la independencia judicial y la aplicación predecible de la ley. En contraste, la participación ciudadana “el único ámbito de la práctica democrática que no se ha visto afectado por la tendencia negativa”.
Menos credibilidad y participación
Vivimos en una era de incertidumbre. La estabilidad y el crecimiento de las naciones se enfrentan a múltiples retos y amenazas. Es el contexto en el que se disputan regularmente las elecciones. Las declaraciones públicas de los líderes políticos cuestionando la credibilidad de los procesos comiciales o impugnándolas ante los tribunales envían señales a los votantes.
Señales que a veces reflejan preocupaciones legítimas (como en el caso de Venezuela); otras veces, son intentos cínicos de erosionar la fe pública en la victoria de un adversario (como ocurrió en las que ganó Biden en Estados Unidos). Entre mediados de 2020 y mediados de 2024, hubo 221 elecciones nacionales en 159 países, una de cada cinco fue impugnada judicialmente.
Lo que incluyó boicots por parte de partidos de oposición, negativa de candidatos perdedores a aceptar los resultados, impugnación de los comicios ante los tribunales, violencia con muerte de civiles o disturbios. La votación y el recuento de votos fueron los aspectos más litigados.
Factores que combinados evidencia la erosión de la confianza pública en los procesos políticos. El informe de IDEA al compararlo con 2018 encontró que, en 2023, la credibilidad electoral empeoró en 39 de los 173 países analizados (más de una quinta parte).
Resulta comprensible entonces la caída en los últimos 15 años del 10% en la participación electoral (del 65,2 al 55,5%). Mientras en paralelo aumentan las protestas y disturbios luego de conocerse los resultados.
¿Democracia en declive?
IDEA concluye en su informe que la democracia continuó su declive en 2023 en lo concerniente a representación y derechos. Cuando evaluaron las áreas de mejora y deterioro de cada país, encontraron que, en 2023, cuatro de cada nueve países estaban peor que en 2018. Apenas uno de cada cuatro había mejorado. Una tendencia negativa que comenzó hace una década. Los retos a la democracia se encuentran en todo el mundo y en todos los niveles de desempeño democrático.
Lo realmente alarmante es que los contextos represivos empeoraron. No hay democracia con gobiernos que reprimen la disidencia y limitan la capacidad de la población para elegir a sus gobernantes. “Al mismo tiempo, observamos un declive en los resultados democráticos en países que han sido históricamente libres”, acota.
IDEA sostiene en su informe que muchas elecciones cumplieron su promesa de garantizar a sus pueblos el control sobre los responsables de la toma de decisiones. Cita como ejemplos las recientes elecciones en Guatemala, la India, Polonia, Senegal y otros países que permitieron a los votantes tener una voz efectiva. “Siguen siendo una piedra angular de la democracia a pesar de los desafíos actuales”.
También en Europa
Europa presenta mejores resultados que otras regiones. Pese a lo cual, el informe advierte de un retroceso significativo en pilares fundamentales de la democracia como el Estado de Derecho y las libertades civiles. Sam van der Staak, director del Programa para Europa de IDEA Internacional, describió los resultados como «inquietantes».
La calidad de las elecciones sigue disminuyendo independientemente de las innovaciones introducidas en todo el mundo para facilitar el proceso electoral. Como la reducción de la edad de voto en Chipre y Lituania.
El Estado de Derecho ha experimentado un retroceso notable en los últimos cinco años. En Europa, el 44% de los países han disminuido en al menos un factor de desempeño democrático, especialmente en la garantía de acceso a la justicia y la credibilidad de las elecciones.
Bielorrusia experimentó la mayor caída en la región en cuanto a las libertades de los partidos políticos y la libertad de expresión y prensa. Van der Staak destacó la presión sobre la democracia en Bulgaria, Grecia, Países Bajos, Portugal y España. Donde los poderes ejecutivos están presionando a los tribunales para que nombren a personas que les apoyen.
Muchos países europeos-según IDEA- están rezagados en materia de libertad de expresión y de prensa. Destaca, en particular, los problemas de Grecia con la libertad académica y los intentos de los gobiernos de Italia y Eslovaquia de presionar a los medios de comunicación. Francia también por el intento de excluir a las personas de los procesos políticos en función de factores económicos.
Avances en el Viejo Continente
El Estado Global de la Democracia también recoge que se está cerrando la brecha entre Europa oriental, central y occidental. Lo que es una buena noticia. “Europa se está uniendo cada vez más y ya no se ve la división tradicional entre las antiguas y las nuevas democracias”, apunta. Las elecciones en Europa siguen siendo prometedoras como medio para facilitar la transferencia pacífica del poder entre partidos políticos e ideologías.
IDEA sugiere que la perspectiva de entrar en la UE está ayudando a algunos países rezagados a ponerse al día. Como Albania, Kosovo y Moldavia que experimentaron progresos en el acceso a la justicia, la igualdad económica y la libertad de expresión. Ucrania para su Tribunal Constitucional, también introdujo una selección transparente, basada en los méritos, y reanudó los procedimientos disciplinarios contra los jueces.
Radiografía Global
La democracia en América Latina y el Caribe retrocede de manera preocupante. En El Salvador, el presidente Nayib Bukele ha socavado los controles democráticos. Haití, ha experimentado la caída más pronunciada en el desempeño democrático en la región. La elección de Claudia Sheinbaum como la primera mujer presidenta de México se destaca como un avance positivo en materia de igualdad de género.
Sobre Estados Unidos y Canadá, el informe observa una disminución de la igualdad económica en Canadá. También el incremento de la polarización en Estados Unidos. Uno de cada 10 estadounidenses está abierto al uso de la violencia política. Agravado por el hecho de que la credibilidad de las elecciones y las libertades civiles no se han recuperado en Estados Unidos desde el mandato de Donald Trump.
En África, el 56% de los países retrocedrieon en al menos un indicador de calidad democrática. Especialmente en la representación política y garantía de derechos fundamentales. La guerra en Sudán y los golpes de Estado en el continente impactaron negativamente en la democracia. No obstante, IDEA destaca las pequeñas señales de cambio positivo. Como el nombramiento de Judith Suminwa como primera jefa de Gobierno de la República Democrática del Congo y la posibilidad de que una mujer resulte electa jefe de estado en Namibia.
Asia y el Pacífico, (junto con África), es la región que más ha descendido en los indicadores de desempeño democrático. El 51% de los países experimentaron retrocesos. La región ha caído en materia de representación política y garantías de derechos fundamentales en varios países que fueron a elecciones este año (India, Indonesia, Pakistán, Corea del Sur y Sri Lanka).
Destacan además las restricciones a la libertad de prensa y de reunión en Myanmar y la dramática caída de los indicadores democráticos y derechos fundamentales, en Afganistán tras el arribo de los talibanes.
Progreso sigue
Seema Shah y Alexander Hudson, son dos de los corredactores del informe de IDEA. A título personal opinan que pese a los indicadores negativos registrados por el documento, constataron “que el progreso democrático no se ha detenido”.
“Hay innovación. Por ejemplo, los organismos de gestión electoral no son objetos pasivos sobre los que actúan fuerzas externas”. Explican que en muchos casos tienen el poder de actuar por sí mismos. Como «prebunckear» (anticiparse y contrarrestar información falsa o engañosa antes de que se propague) la desinformación sobre los procesos electorales (como se ha intentado en Australia).
También están innovando en los medios de votación. Para garantizar que todos los votantes con derecho a voto tengan la oportunidad de participar (como en el voto por Internet en Estonia). O desarrollan formas creativas de mantener una comunicación regular con los votantes (como a través de las redes sociales en Bután).
Sha y Hudson apuntan que, al mismo tiempo, hay países que habían sido calificados peyorativamente de «rezagados» que celebraron elecciones robustas en las que los partidos en el poder se enfrentaron a importantes desafíos. Y, en algunos casos, fueron derrotados.
Reconocen que el deterioro de la calidad de la democracia es real, persistente y probablemente continuará. “La erosión de los cimientos de la democracia, incluidas las elecciones y los derechos, requiere atención y acción inmediatas”.
Época más democrática
Entre las medidas fundamentales que creen se deben adoptar figura una comunicación más oportuna y coherente entre los organismos de gestión electoral y el público.
También incluyen la integración de los datos de opinión pública en la planificación y el análisis operativos. Ambas, decisivas para frenar las falsas narrativas sobre fraude electoral. Estiman conveniente realizar más investigaciones sobre los factores que impulsan las percepciones del público. Para Seema Shah y Alexander Hudson las elecciones deben seguir siendo una parte central de la democracia. “Por ahora, podemos tomar medidas para proteger las elecciones y buscar nuevas formas de garantizar el control popular del gobierno”.
“La democracia sigue siendo sólida en gran parte del mundo. Continuamos viviendo en una de las épocas más democráticas de la historia de la humanidad”, subrayó.