La Luna no deja de fascinar a los seres humanos. Tanto que es sagrada aún en muchas culturas. Como es el caso de la nación navajo. A quienes no les ha caído en gracia la moda de enviar a la luna los restos mortales de adinerados y famosos. Quizás esa furia hizo que ardieran en la atmósfera terrestre los restos del más reciente de los sepelios lunares.
La Luna sigue siendo un objeto de veneración en diversas culturas del mundo. Su presencia constante y su ciclo cada 28 días la han convertido en un símbolo de renovación, regeneración y sabiduría. Sea como una deidad, un símbolo o un objeto de culto, la Luna continúa desempeñando un papel importante en los humanos y en la comprensión del universo.
En el pasado los sumos sacerdotes y chamanes estudiaban sus movimientos como mensajes sagrados sobre los sucesos porvenir. En el presente son los astrónomos los que registran su estados y su humor. Ayer le cantaban los poetas, hoy es común su presencia en la ciencia ficción. Alcanzarla ha sido un sueño eterno del hombre. Finalmente, lo hizo el 20 de julio de 1969: Neil Armstrong dio ese paso enorme para la humanidad.
La hazaña mostró lo que es capaz de hacer el humano apoyado en la ciencia. Muy pocos han podido repetirla. Como los apóstoles de Cristo, solo doce hombres han tenido el privilegio de tener la Luna bajos sus pies. Hoy existen empresas que ofrecen a quienes dispongan de los recursos descansar en paz en su superficie. Para quienes la Luna es sagrada se trata de una profanación.
Culto lunar
El culto lunar se centra en la adoración y veneración de la Luna. Se encuentra en diversas culturas y tradiciones a lo largo. En la mitología egipcia, estaba asociada con Thot. El dios de la sabiduría, la escritura, la magia y la Luna. Se le atribuía la capacidad de regular el tiempo y las estaciones. La Luna era un símbolo de renovación y resurrección.
En la antigua Grecia era una trinidad sagrada compuesta por Selene (luna llena), Artemisa, (luna creciente) y Hécate (luna menguante). En la India, es el dios de la inmortalidad, Soma o Chandra. Los yoruba de África consideran a Nana Buruku la creadora de la Luna. Las culturas indígenas de América también la consideran sagrada. Además, como los navajos es considerada una deidad importante. Le atribuyen poderes curativos y protectores. Su fuerza poderosa influye en las personas y en la naturaleza.
Los Navajo creen que la Luna tiene la capacidad de curar y proteger a las personas, y que sus fases se relacionan con la fertilidad y la regeneración. Un símbolo de la vida y la muerte. Los espíritus de los muertos viajan a través de la Luna para llegar al más allá.
En naves espaciales y el alma en vilo
A diferencia de los navajos, hay quienes quieren enviar los restos de sus muertos directamente a la luna en una nave espacial. Pagan miles de dólares a empresas privadas que ofrecen una variedad de opciones, desde llevar los restos a suelo lunar, enviarlo al espacio profundo o den vueltas infinitamente alrededor de la Tierra.
Los funerales espaciales ha captado la atención del público y la demanda ha crecido de manera exponencial. Varias empresas ofrecen el servicio. En 2019, SpaceX, en colaboración con Celestis Memorial Spaceflights, envió al espacio las cenizas de 152 personas cremadas. En el mismo año, Elon Musk, fundador de SpaceX, envió las de 154 personas con 24 satélites.
El costo de enviar cenizas humanas al espacio depende de la compañía transportadora y el servicio elegido. Un servicio específico lleva las cenizas hasta la Luna. A un costo aproximado de 12.500 dólares, Misión Luna 02 o Vuelo de la Luna deposita las cenizas en el Mar de la Tranquilidad, la zona donde aterrizó el Apolo 11 en 1969.
A los navajos no les molesta que dejen orbitando los restos mortales de sus seres queridos o los envíen “al infinito y más allá”. Pero mandarlos a la Luna, no. Es inaceptable. En 1999 manifestaron su enojo a la NASA cuando la agencia estadounidense honró al astronauta Eugene Shoemaker enviando sus restos a la Luna. Shoemaker fue una autoridad pionera en las ciencias planetarias y desempeñó un papel fundamental en la formación de los astronautas del programa Apolo.
Arder en la atmósfera
Como el calentamiento global, la demanda de funerales espaciales no para de aumentar y cada vez más gente quiere descansar en paz en la Luna. Un sacrilegio para los navajos. El presidente de la Nación navajo, Buu Nygren, pidió en diciembre pasado a la NASA y al Departamento de Transporte reconsiderar estos lanzamientos. «La consideramos parte de nuestro patrimonio espiritual, un objeto de reverencia y respeto», avisó.
Buu Nygren les recordó el incidente ocurrido cuando la NASA envió los restos de Eugene Shoemaker a la Luna en la década de los noventa. En esa ocasión la NASA se disculpó y prometió consultar a los nativos americanos en el futuro. No cumplió. Ante la indiferencia de las autoridades terrestres al parecer pidieron la intervención de sus dioses protectores.
La empresa Celestis, especializada en llevar restos a la Luna partir de 12.995 dólares, lanzó 8 de enero pasado el módulo Peregrine de Astrobotic Technology a la Luna.Llevaba los restos y el ADN de más de 70 fallecidos, incluido el escritor de ciencia ficción Arthur C. Clarke.
Se habían preparado las cápsulas para que permanecieran en la superficie lunar como un tributo eterno a sus almas aventureras. Sin embargo, debido a problemas de propulsión, Astrobotic, en consulta con la NASA y el gobierno de EE UU, decidió que la nave espacial reentrara en la atmósfera terrestre para para garantizar la seguridad tanto en la Tierra como en el espacio. Las cenizas y el ADN ardieron en la atmósfera terrestre.
Familiares y amigos que pagaron el servicio para enviar los restos de sus deudos a la Luna recibieron la noticia con tristeza y compartieron en las redes sociales mensajes de consuelo.
Objeto de reverencia
La idea de enviar restos humanos a la Luna es muy controvertida. Aunque las empresas ofrecen este servicio como una forma de conmemoración o de cumplir el sueño de viajar al espacio, no todos están de acuerdo con esta práctica. Los navajos consideran que envías restos humanos a la Luna es una profanación.
Decide el dueño de los cohetes
La antropóloga Deana Weibel y la arqueóloga espacial Alice Gorman han destacado que la Luna es sagrada para muchas culturas, aunque su significado puede variar. Weibel establece un paralelismo entre la controversia actual y las disputas sobre los lugares sagrados en la Tierra. La Luna ha sido considerada sagrada desde que los humanos pudieron observarla. Algunas culturas la asocian con la muerte y otras con la vida.
El libro A Man on the Moon”de Andrew Chaikin, por ejemplo, relata la sorpresa de los niños nepaleses al descubrir que la Luna no estaba habitada. Los nepaleses creen que el espíritu de sus antepasados reside allí. Weibel también destaca que existen diferencias notables en cómo se trata lo sagrado. Mientras que algunos sostienen que los restos humanos no deberían estar en la Luna porque es sagrada, para otros, esa podría ser precisamente la razón por la que desean que reposen ahí los restos incinerados. Por su parte, Alice Gorman explica que, al igual que los navajos, hay personas para quienes la Luna tiene una conexión directa con su existencia humana. Una relación muy distinta a la que muchos en Occidente conocen.
Pese a las objeciones de los navajos,o cualquier otra cultura, la decisión de enviar restos humanos a la Luna no se reduce a argumentos morales o religiosos. Implica cuestiones de poder y acceso económico. Quienes tienen los recursos y la tecnología pueden de realizar los lanzamientos. Se resume a quien tiene los cohetes. Mientras, los navajos tendrán que conformarse con pedir a sus dioses que intercedan y los sepelios lunares ardan en la atmósfera, en el infinito o más allá.