Los migrantes centroamericanos encontraron esta semana un nuevo obstáculo en su movilización hacia Estados Unidos: los residentes en la frontera norte de México.
Desde que hace más de un mes, 1.300 personas partieron del norte de Honduras, específicamente desde San Pedro Sula, han debido enfrentar las vicisitudes propias de emprender un periplo como ese sin recursos. Además de acciones como las del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que no quiere que inmigrantes ilegales arriben a su país.
La noche del miércoles y madrugada del jueves, parte de la caravana que se dirige a Estados Unidos, se enfrentó con piedras a quienes están establecidos en la ciudad de Tijuana, fronteriza con California. Residentes a migrantes centroamericanos les gritaban que no les querían allí.
Frente a uno de los campamentos improvisados por un grupo de hondureños, decenas de residentes protestaron por la presencia de los migrantes.
«Lárguense de aquí, no los queremos (…) queremos que regresen a su país, no son bienvenidos«, gritaban a metros del muro fronterizo.
El grupo criticó que el Gobierno proporcione apoyo a extranjeros mientras los locales también se ven obligados a huir de la violencia y pobreza en su propio país. También pidieron una mejora de la seguridad.
«Nosotros no somos delincuentes (…) por qué aquí nos atienden así. En todo los lugares que hemos recorrido en México nos trataron bien (…) piensen en los niños que están aquí, por favor», decían los hondureños durante la confrontación.
Habilitan albergues
Las autoridades locales dijeron que tenían un registro de 810 migrantes centroamericanos en la ciudad, mayormente hondureños. El jueves temprano otra cantidad similar llegó en al menos 22 autobuses.
Se estima que el número de personas que se moviliza en varias caravanas supera las 5 mil personas. A los 1.300 iniciales se le han ido sumando otros de países como del mismo Honduras, Guatemala, El Salvador e incluso de México.
Muchos de los migrantes, incluso los que viajan acompañados de niños pequeños, duermen en las calles. Otros han saturado las casas de migrantes, poniendo en aprietos la logística de quienes les brindan ayuda.
Hoy pasarán la noche en la intemperie mil personas del éxodo centroamericano, entre ellas mujeres y niños, porque el gobierno de Jalisco les abandonó sobre la carretera casi 100km de donde se habían comprometido dejarlos.
Ya basta de mentiras. No jueguen a política con la vida. pic.twitter.com/XvPA36A8EV
— Pueblo Sin Fronteras (@PuebloSF) November 14, 2018
En las redes sociales también aparecieron mensajes de rechazo. Reuters tuvo acceso a un grupo de Whatsapp denominado «Bloqueo Ciudadano«, donde unas 250 personas compartían constantemente críticas a los migrantes e incluso solicitaban impedir la llegada de nuevos integrantes del movimiento. De alguna u otra forma propiciaban ataques de residentes a migrantes.
Canadá, otra opción
El gobierno de Tijuana dijo que habilitaría un espacio para recibir a 360 personas. Sin embargo, la misma autoridad indicó que sería insuficiente para los más de 2,000 centroamericanos que se espera que lleguen esta semana.
Mientras algunos migrantes aceptaban el nuevo refugio, otros prefirieron seguir en la calle. El argumento: prefieren un sitio donde moverse libremente.
«Buscaremos un lugar donde el gobierno no quiera tratarnos como si fuera una cárcel«, dijo Irineo Mujica, representante de la organización Pueblo sin Fronteras, quien ha estado al frente de la caravana. También ha mostrado su indignación por ataques de residentes a migrantes.
Mujica dijo que se espera la llegada de entre 2,000 y 3,000 migrantes o más, y que inicialmente buscarían asilo en Estados Unidos, aunque también están considerando otras alternativas como Canadá.
«Buscamos soluciones, no confrontaciones«, agregó mientras un helicóptero de la patrulla fronteriza de Estados Unidos vigilaba la frontera entre ambos países.
Hasta ahora cerca de 7.000 efectivos de seguridad han sido desplegados en la frontera. Además de los 2.100 reservistas de la Guardia Nacional que llevan meses en la frontera, el 5 de noviembre fueron movilizados unos 4.800 soldados (1.100 en California, 1.100 en Arizona y 2.600 en Texas), según informó el Pentágono.
Ilegales sin posibilidad de asilo
Una de las últimas acciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, fue suspender hace una semana el otorgamiento de asilo a migrantes que crucen la frontera con México ilegalmente.
A través de un decreto suspendió hasta por 90 días el asilo.
“Presidential Proclamation Addressing Mass Migration Through the Southern Border of the United States” https://t.co/9blzn1XGyS
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) November 9, 2018
“Queremos que la gente ingrese a nuestro país, pero tiene que ingresar legalmente. La continua migración masiva de extranjeros sin base legal para ingresar a Estados Unidos por nuestra frontera sur ha precipitado una crisis y socava la integridad de nuestras fronteras”, dijo el mandatario, quien ha reiterado su preocupación por el avance de los migrantes hacia EEUU.
En el decreto, Trump sustentó su decisión en la necesidad de salvaguardar el “interés nacional” ante la esperada llegada de “un número sustancial” de extranjeros, principalmente centroamericanos.
La medida no afectará a ningún extranjero que pida protección presentándose debidamente en un puesto fronterizo, ni a ningún residente permanente legal en Estados Unidos. Tampoco alcanzará a los menores de edad que viajen solos.
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