La petrolera da sus primeros pasos en el negocio de las energías renovables para adaptarse a un futuro con menos emisiones de carbono.
El petróleo ha sido el claro e indiscutible rey de las energías durante más de un siglo. A pesar de que su industria mueve al mundo entero, el impacto que causa en el medio ambiente y la finitud de su existencia han hecho caer en cuenta a las economías más importantes del globo de que no es una opción viable a largo plazo. Por este motivo, los grandes productores y consumidores de combustibles fósiles analizan de qué forma pueden afrontar una transición hacia energías más limpias y duraderas con el paso del tiempo. Entre los principales interesados en este proceso se encuentra Repsol, el gigante petrolero español, que se adelanta a sus competidores más inmediatos y da pasos claves para cambiar su modelo de producción.
Revisar el actual modelo hacia uno menos intensivo en carbono fue el reto señalado por Antonio Brufau, presidente de Repsol. La empresa ha resaltado la necesidad que tiene de buscar un nuevo esquema productivo que la posicione como referente energético mundial, aun en medio de un futuro contexto con poco consumo de petróleo. Después de producir petróleo desde 1987, los conceptos deben cambiar. La compañía abrió sus puertas a nuevas alternativas, visiones e ideas. Aún mantienen como premisa seguir ofreciendo soluciones energéticas para la sociedad del hoy y del futuro, sin desligarse de sus orígenes petroleros.
Brufau cree que el petróleo y el gas no serán sustituibles, sino que complementarán los otros tipos de energía. De hecho, en el mercado actual, el crudo ha alcanzado sus cuotas de producción y consumo más altas de la historia, con una industria estadounidense que aprovecha el fracking para subir su bombeo a la par de Rusia y Arabia Saudita, aunada a una demanda que alcanzará dentro de poco los 100 millones de barriles por día, según previsiones.
Por eso, la idea de Repsol es mantener su línea de producción actual y diversificarla mediante las renovables.
Estrategia e inversión
Encaminados en este rumbo, la multinacional elaboró una estrategia de inversión para la diversificación de su industria. Entre las líneas trazadas, se plantearon alcanzar una cuota del mercado minorista de gas y electricidad en España superior al 5%, y hacerse con 2.500.000 clientes para 2025.
Por otra parte, decidieron trabajar en su capacidad de generación energética baja en emisiones de carbono. Se fijaron como meta sumar 4.500 MW de potencia instalada proveniente de fuentes menos contaminantes entre 2018 y 2020. Para ello diseñaron un plan de inversión estimado en 2.500 millones de euros.
Estas inyecciones de dinero muestran las intenciones de la empresa por hacerse un lugar en la industria de las energías renovables de España. En junio, la firma llegó a un acuerdo con los fondos Macquiarie y Wren House para adquirir Viesgo, una empresa dedicada a la producción de gas y electricidad en España.
Repsol invirtió 750 millones de euros para hacerse con tres centrales hidroeléctricas y otras dos de ciclo combinado que trabajan con gas natural. Entre ambos proyectos adquirieron una capacidad de 2.350 megavatios (MW) de generación, que se sumaron a los 600 que ya poseía la compañía para alcanzar un total de 2.950 MW.
Un mes después, hizo su segundo movimiento con la adquisición de Valdesolar Hive, uno de los actores fuertes en materia de energía solar en España. Con una inversión superior a los 200 millones de euros, arroparon el ambicioso proyecto de esta firma: la creación de una central fotovoltaica en Valdecaballeros que generará alrededor de 260 MW.
Previsiones esperanzadoras
Repsol estableció sus objetivos en 2017 en función de cuidar el medio ambiente y dar una respuesta ante el cambio climático. A través de sus acciones en los últimos años, lograron reducir 126.000 toneladas de CO2 el año pasado y esperan evitar otras 190.000 en el actual, para alcanzar la meta fijada para el período 2014-2020 de 1,9 millones de toneladas evitadas.
De acuerdo con el Plan de Sostenibilidad trazado por la compañía, evitar esta cantidad de emisiones los colocaría en un panorama compatible con el Acuerdo de París, que busca acción conjunta para desacelerar el incremento de la temperatura global y mantenerla por debajo de los 2°C con respecto a su nivel preindustrial.
Otro punto importante para esta petrolera es mejorar la eficiencia de sus procesos de explotación y tratamiento del crudo.
Si bien es cierto que no van a abandonar esta línea de producción, trabajarán en función de reducir lo más que se pueda su impacto sobre el medio ambiente. La innovación y los start-ups serán una pieza clave para desarrollar las cinco líneas de acción propuestas para reducir las consecuencias medioambientales.
Con este planteamiento, Repsol espera disminuir las emisiones de CO2 y enfrentar la transición energética de España con la esperanza de mantenerse como referente mundial en producción de energías.
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