La renuncia de la editora de The New York Times Bari Weiss, avivó la polémica que encendió hace una semana un grupo de reconocidos intelectuales. “Me llamaron nazi y racista”, dijo en su carta al editor del periódico, Arthur G. Sulzberger, la autora del libro Cómo combatir el antisemitismo.
Weiss llegó a su cargo en la sección de opinión del NYT de la mano de James Bennet, quien hasta principios de junio fue el editor jefe de esa área. Este martes, la periodista de 36 años cuestionó al reconocido diario por «capitular» ante Twitter.
“Twitter no está en el directorio de The New York Times. Pero Twitter se ha convertido en su último editor”, dijo Weiss. En esto, coincide con lo expresado por más de 150 intelectuales en una carta pública, quienes aludieron al “clima de intolerancia” en las redes sociales.
Lluvia de críticas
Bennet renunció el 7 de junio luego de una lluvia de críticas en Twitter contra el periódico. La controversia surgió por publicar un artículo de un senador que pedía la intervención de la fuerza militar para detener las protestas antirraciales por la muerte de Georges Floyd a manos de policía de Minnesota.
“A medida que la ética y las costumbres de esa plataforma se han convertido en las del periódico, el periódico se ha convertido cada vez más en un espacio de rendimiento”, señaló Weiss.
“Las historias se eligen y cuentan para satisfacer al público más limitado; en lugar de permitir que un público curioso lea sobre el mundo y luego saque sus propias conclusiones”, dijo la hasta ayer editora del NYT.
“Siempre me enseñaron que los periodistas escribían el primer borrador de la historia”, añadió Weiss, graduada en 2007 en la Universidad de Columbia. “Ahora, la historia misma es una cosa efímera más moldeada para ajustarse a las necesidades de una narración predeterminada”, acusó.
Denuncias de acoso
En su renuncia, la editora también denunció el “acoso constante” por parte de colegas e incluso editores que no compartían sus puntos de vista. “Me llamaron nazi y racista”, apuntó, agregando que aprendió “a ignorar los comentarios”.
“Hay términos para todo esto: discriminación ilegal, ambiente de trabajo hostil. No soy un experto legal. Pero sé que esto está mal”, dijo Weiss, quien trabajó por tres años en el periódico neoyorquino.
Refirió, no obstante, que fue un «honor» haber sido parte del esfuerzo dirigido por Bennet para ampliar la línea editorial del NYT. “Fui contratada con el objetivo de traer voces que de otro modo no aparecerían en sus páginas; escritores nuevos, centristas, conservadores y otros que naturalmente no pensarían en The Times como su hogar. La razón de este esfuerzo era clara: el hecho de que el periódico no anticipara el resultado de las elecciones de 2016 significaba que no tenía una idea clara del país que cubre. La prioridad en Opinión era ayudar a corregir esa deficiencia crítica”.
Al despedirse de su cargo de editora del NYT, Weiss aseguró que seguirá siendo una lectora dedicada de ese periódico. «Pero ya no puedo hacer el trabajo que me trajo aquí, el que describió Adolph Ochs en una famosa declaración de 1896. ´Hacer de las columnas de The New York Times un foro para la consideración de todas las cuestiones de importancia pública; y, con ese fin, invitar a una discusión inteligente de todos los matices de opinión´».
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