Esos colores que le dan atractivo y le imprimen un toque de encanto a las comidas y golosinas, siempre han estado en el ojo de la investigación. Sus secuelas en la salud han sido estudiadas y advertidas. Desde alergias e hiperactividad hasta efectos más comprometedores para el organismo. Pero, un nuevo estudio, indaga la relación de estos colorantes alimenticios en el desarrollo de la enfermedad inflamatoria intestinal (EII). Una afección que alcanza a millones de personas en el mundo.
A fines del siglo XIX la industria de alimentos inició una escalada de penetración de colorantes en la dieta básica. Gelatinas, embutidos, refrescos y jugos, salsas, chucherías, tienen ese componente como anzuelo para el consumidor. Sin embargo, el estudio de la Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai (Nueva York) es el primero en mostrar la asociación de estos elementos artificiales y la EII.
La investigación, publicada en Cell Metabolism, se realizó en ratones. Encontró que desarrollaron colitis cuando consumieron alimentos con colorantes artificiales rojo 40 y amarillo 6. Esto ocurrió cuando un componente específico de su sistema inmunológico, conocido como citoquina IL-23, estaba desregulado.
Los científicos desean indagar exactamente cómo la citocina IL-23 promueve el desarrollo de colitis después de la exposición a los colorantes alimentarios. El propósito es determinar si estos efectos se producen, en forma similar, en los seres humanos.
La colitis es una forma de enfermedad inflamatoria intestinal. Y se sabe que la desregulación de la citocina IL-23 es un factor en el desarrollo de la EII en humanos. Los medicamentos que bloquean su función se utilizan con éxito en pacientes. Colorantes como el rojo 40 y el amarillo 6 se emplean ampliamente en alimentos, bebidas y medicamentos. Son los dos más utilizados en el mundo y van en aumento.
Colorantes alimenticios y su incidencia en la salud
Tanto la predisposición genética como los factores ambientales parecen jugar un papel importante en el desarrollo de EII.
La enfermedad inflamatoria intestinal engloba principalmente a la colitis ulcerosa y a la enfermedad de Crohn. Ambas patologías son de carácter crónico y de etiología desconocida. No existe un tratamiento definitivo para esta condición y las terapias disponibles son de altos costes.
Los casos de EII se han incrementado en el mundo y esto es especialmente llamativo en países en vías de desarrollo. A la fecha, sigue siendo mayor en Norteamérica y Europa, pero datos epidemiológicos de Asia y Medio Oriente advierten un alza. Este fenómeno también parece estar sucediendo en Latinoamérica, aunque hay pocos estudios en la región.
En el estudio, los investigadores crearon modelos de ratón que tenían una expresión desregulada de la citocina IL-23. Para su sorpresa, los ratones con la respuesta inmune desregulada no desarrollaron la enfermedad inflamatoria intestinal de forma espontánea. A pesar de que la IL-23 desregulada es un factor en las personas con la enfermedad.
Cuando se les dio una dieta con los colorantes alimenticios rojo 40 o amarillo 6, los ratones alterados desarrollaron colitis. Sin embargo, los que seguían la dieta con infusión de tinte, pero tenían un sistema inmunológico normal, no desarrollaron EII. Para probar que el colorante alimenticio era realmente responsable, los investigadores dieron a los ratones dietas modificadas sin el colorante alimenticio ni el agua que lo contenía. En ambos casos, la enfermedad se desarrolló cuando los ratones consumieron el colorante, pero no de otra manera. Repitieron este hallazgo para varias dietas y varios colorantes alimenticios.
Límites a la ingesta de esos productos
Comentaron los autores que «los cambios dramáticos en la concentración de contaminantes del aire y el agua. Y el mayor uso de alimentos procesados y aditivos en la dieta humana se correlacionan con un aumento en la incidencia de enfermedades inflamatorias y autoinmunes».
Asimismo sostuvieron que «se cree que estos cambios ambientales contribuyen al desarrollo de estas enfermedades, pero se sabe relativamente poco sobre cómo lo hacen. Esperamos que esta investigación sea un paso hacia la comprensión del impacto de los colorantes alimenticios en la salud humana».
Por otra parte, Domingo Carrera, del Centro Médico Quirúrgico de Enfermedades Digestivas (CMED), se refirió al estudio. «Me parece un trabajo muy interesante, ya que abre una vía con evidencia científica lo que sospechamos todos aquellos que nos dedicamos a la nutrición”.
Actualmente, dijo en entrevista a Alimente, que “es tal el bombardeo de aditivos químicos alimentarios en lo que compramos, que está claro que en el largo plazo no debe ser bueno someter a nuestro cuerpo a dosis ingentes de estos. Generarán problemas de salud incluso en humanos. La evidencia en la exposición de los ratones a estos colorantes y la aparición de colitis cuando el sistema inmune está desregulado es muy clara».
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