La separación entre el Reino Unido y la Unión Europea se acerca a su momento decisivo. Los líderes de la UE iniciaron este jueves una cumbre enfocada en discutir la relación con Reino Unido después de que se consuma el Brexit. Un escenario bajo la presión del primer ministro Boris Johnson, quien espera los resultados para decidir si se mantiene o no en la mesa de conversaciones.
En la agenda de la reunión, que será de dos días y se lleva a cabo en Bruselas, está el tópico de acciones por la pandemia y el presupuesto general del bloque. Sin embargo, el tema de las negociaciones es el punto central.
Fue el mismo Johnson quien había puesto el 15 de octubre de este 2020 como fecha límite para discutir cómo será el cuadro entre Londres y Bruselas a partir de 2021. De lo contrario, se prepararía una ruptura sin entendimientos de por medio. En todo caso, cualquier acuerdo posible debe sellarse en este mes de octubre para que Londres lo ratifique y también las 27 capitales europeas de la UE
A la espera de acuerdos
La tarde de este miércoles el primer ministro Boris Johnson mantuvo una conversación con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; también estuvo Charles Michel, titular del Consejo Europeo.
Von der Leyen y Michel hicieron presión en obtener progresos reales en las negociaciones. Poco después la presidenta de la Comisión Europea publicó un mensaje a través de Twitter reafirmando su postura: la UE sigue interesada en un acuerdo, pero “no a cualquier precio”.
Como respuesta Johnson no hizo más que mantener su firme amenaza de romper de forma definitiva cualquier negociación. Esto en caso de que considere que la UE no está cediendo espacios para alcanzar un acuerdo.
El vocero de Downing Street comunicó a la prensa la decepción del ministro Boris Johnson durante la conversación que mantuvo con Ursula y Charles. Su lamento se debía a la falta de progresos en las últimas dos semanas. El primer ministro estaba a la espera de conocer los resultados de la cumbre para luego tomar decisiones sobre las acciones siguientes de Reino Unido.
Frente a este escenario, en la cumbre no se prevé que haya algún anuncio novedoso. Restará conocer cuáles son los próximos pasos de Johnson.
Preocupación antes de que se consume el Brexit
La preocupación mayor es que el negociador europeo Michael Barnier logre intensificar las negociaciones para sellar un verdadero acuerdo. Algunos de los diplomáticos europeos tildan de “ridículo” el hecho de que no se haya podido establecer un acuerdo todavía, criticando además que el ritmo de la discusión lo marque la política interior.
Por su parte, el Gobierno británico no ha escondido su irritación. Repudia la táctica utilizada por los equipos negociadores de Bruselas, de tratar de obtener concesiones presionando con la falta de tiempo.
Pero lo cierto es que Europa tiene tres preocupaciones principales para sellar un acuerdo. Que se centren en las reglas de competencia leal, cómo se controlarán esas reglas y garantizar el acceso a las aguas británicas para las flotas pesqueras de la UE.
La pesca, un factor de importancia
La industria pesquera en Reino Unido representa aproximadamente 0.1% de su PIB. Sin embargo, su peso político es muchísimo mayor. Sobre todo ahora cuando se están llevando a cabo las últimas negociaciones antes de que se consume el Brexit.
La percepción de que pescadores británicos han resultado perjudicados durante los últimos años por arreglos comunitarios fue uno de los argumentos que abanderaron los partidarios del Brexit antes del referéndum de 2016. Johnson aspira cumplir con las promesas que hizo en aquella campaña.
Esta es, de hecho, una de las cartas más importantes bajo la manga de Reino Unido. Porque la UE quería evitar a toda cosa un nuevo reparto de cuotas que generara choques entre países comunitarios. Londres exige negociar cada año el acceso muturo a las aguas, la cantidad total de pesca permitida y las cuestas que son para cada Estado.
Pero la Unión Europea, por su parte, propone que los dos lagos garanticen un acceso recíproco a sus aguas de forma permanente y que se mantengan intactas las cuotas actuales. Lo que se renegociaría anualmente, en cambio, sería la cantidad totales de capturas permitidas durante la siguiente temporada.
Lo cierto es que tras meses de negociaciones y conversaciones estrechas, todo en medio de una pandemia, los progresos han sido pocos. Esto a pesar de la necesidad de llevar prosperidad y seguridad para los consumidores de los dos lados.
Además de la pesca, la UE también espera que Londres acepte un «mínimo nivel» de juego limpio en el ámbito regulatorio. La intención es que sus productos puedan llegar sin trabas al mercado europeo sin que eso suponga una ventaja competitiva.
El Reino Unido dejó formalmente la UE el 31 de enero, más de tres años después del referéndum de 2016, en el que ganó la opción del Brexit por 51,9%-48,1%. Las dos partes negocian ahora qué normas regirán los intercambios comerciales.
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