Por Cambio16
10/11/2017
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Reino Unido está a punto de embarcarse en una sexta ronda de conversaciones Brexit con la Unión Europea.
Las dos partes aún no han llegado a un acuerdo sobre tres cuestiones clave que permiten que las negociaciones avancen a la siguiente etapa: el proyecto de ley de divorcio, los derechos de los ciudadanos de la UE en el Reino Unido y qué hacer con la frontera de Irlanda del Norte.
Un acuerdo sobre la cantidad de la factura de divorcio, en particular, dará una buena indicación sobre cómo las conversaciones probablemente se desarrollen.
La resolución de ese pago, así como los otros dos «asuntos de retirada», permitirán que las dos partes pasen a asuntos sustantivos de comercio e inmigración posteriores al Brexit.
Aún no hay una suma específica que la UE exija. Sin embargo, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, sugirió anteriormente € 60 mil millones ($ 70 mil millones).
Hasta el momento, el Reino Unido ha ofrecido una fracción de eso. El pago tiene por objeto determinar qué debe el Reino Unido a la UE en virtud de las obligaciones a largo plazo que asumió con respecto a un presupuesto compartido y proyectos de infraestructura cuando era miembro.
Liam Fox, ministro de Comercio Internacional del Reino Unido afirmó que el Reino Unido «no puede ser chantajeado» con un precio muy alto para salir de la UE, mientras que el jefe negociador Brexit de la UE Michel Barnier ha expresado su frustración de que el Reino Unido no parecen sentir «la obligación legal de cumplir sus obligaciones».
¿Un giro pro-Brexit?
Pero parece que las cosas pueden estar a punto de cambiar.
Los informes dicen que la primera ministra del Reino Unido Theresa May está dispuesta a aumentar la cantidad que Gran Bretaña pagará. La UE aparentemente está presionando a Gran Bretaña para que salde la cuenta en cuestión de semanas.
Si Bruselas puede hacer que Gran Bretaña pague, además de avanzar en otros puntos difíciles, al mantenerse firme y establecer plazos, se verá, un año y medio después del referéndum Brexit, que al final el ladrido del Reino Unido es peor que su mordedura.
También revelará hasta qué punto está dispuesto a inclinarse Gran Bretaña para retener el acceso comercial preferencial al mercado de la UE. Esto, en particular, pondrá a prueba su determinación de tomar el control total de la inmigración.
La UE ha dicho en repetidas ocasiones que si Gran Bretaña quiere un acuerdo comercial similar al que tenía como miembro del bloque, también debe permitir la libre circulación de ciudadanos de la UE a través de sus fronteras.
Con la inmigración entre los factores más comunes citados por los votantes que emiten sus votos para el Brexit, este es otro engañoso acto de equilibrio que enfrenta el gobierno británico.