Íñigo Álvarez de Toledo, director de IDEAA Regeneration Systems, asegura que España debe tener como principal prioridad la regeneración de los suelos, ya que es el país más desertificado de Europa. Esto trae consecuencias importantes que repercuten en el cambio climático, los ecosistemas y la salud de la población.
“La regeneración de suelos y ecosistemas es fundamental respecto al cambio climático por dos motivos: es necesario que haya ecosistemas sanos y suelos sanos. Sin suelos sanos, las limitaciones son claras: se llega al extremo del desierto o un suelo envenenado por distintos elementos químicos”, explica Álvarez de Toledo, quien también tiene una Maestría en Ecología de la Universidad de Edimburgo.
Mitigar el cambio climático
Álvarez de Toledo señala que la importancia de tener suelos sanos radica en que son ricos en carbono. Esto sirve como mitigación contra el cambio climático, según indica. “Cuando deja de ser rico, ese carbono se desvanece y va a la atmósfera. Se convierte en dióxido de carbono, gas de efecto invernadero por excelencia”, indica el experto.
Expresó que España, que cuenta con un 20% o 30% de sus suelos desertificados, tiene un potencial para regenerarlos y reducir su emisión anual de gases de efecto invernadero. Además, la regeneración de los suelos también ayuda a una mayor adaptación. “Un suelo rico es capaz de almacenar una gran cantidad de agua, tiene un gran riqueza microbiológica que aporta mucho a las plantas y por lo tanto a la alimentación”, indica.
“La política agraria europea debe centrarse en la regeneración para ayudar a sus agricultores a estar más sanos y producir mejores productos, así como adaptarse mejor al cambio climático”, asegura Álvarez de Toledo. Pero, además, cree que Europa debe tomar el camino de otras latitudes, como Australia. En este país no solo se pagan los productos sino también los servicios ecosistémicos de los agricultores como retención o purificación de agua.
Pocas políticas públicas
Sin embargo, el experto considera que se está haciendo poco en ese sentido desde las administraciones públicas. “No hay atención” pero “esta es una total prioridad para España, que ya ha empujado al máximo sus límites ecológicos en cuanto a explotación de suelo en en un clima bastante delicado”, asegura.
En ese sentido, sostuvo que el modelo actual de explotación de los suelos ya ha entrado en “un círculo vicioso”: el suelo está degradado por lo que se utilizan más químicos para compensar la falta de fertilidad, pero a la vez, lo siguen degradando aún más. Por lo tanto, se utilizan más insumos, que a su vez, aumentan de precio, por lo que los costos son mayores, el valor del producto no es muy alto y hay que vivir de subvenciones.
Finalmente, Álvarez de Toledo considera que tanto la sociedad civil como las empresas están involucradas en esto porque “es nuestra agua, nuestro suelo y nuestro aire”. Además, a las compañías, les debe interesar que haya “un ecosistema sano” y que sus clientes estén “sanos, felices y optimistas”.
“Como conclusión, hay que centrarse en regenerar los suelos y ecosistemas. Así como repoblar la España vaciada con gente joven e ilusionada con ganas de hacer cosas interesantes con un sentido ético y de belleza (…) y, por supuesto, como una forma de mitigar los cambios climáticos que están por venir”.
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