Los integrantes de la comunidad indígena Biloxi Chitimacha Choctaw son considerados como los primeros refugiados climáticos de la tierra. Desde el siglo XIX habitaban la isla Jean Charles, en Luisiana Estados Unidos, pero entre 2016 y 2017 la mayoría tuvo que irse a tierra firme. Los huracanes, las inundaciones y el progresivo aumento del nivel del mar a lo largo del siglo XXI, por efecto del cambio climático, los obligaron.
Aunque el drama del pueblo Biloxi Chitimacha Choctaw recibió gran cobertura en su momento, antes había registro de un desplazamiento forzado de personas por razones climáticas. Fue el caso de los habitantes de las Islas Carteret, en Papúa Nueva Guinea en el océano Pacífico. En 2003, el gobierno insular autorizó su evacuación completa ante el aumento continuo del nivel del mar. Miles de personas abandonaron sus hogares en los siguientes 10 años. Sin embargo, otros se resistieron pese a los altos riesgos de inmersión. Son dos ejemplos de cómo el calentamiento global convirtió en refugiados climáticos dos comunidades cuya huella ecológica es de las más bajas del mundo. Son los primeros, pero definitivamente no los únicos.
En 2019, los científicos Scott Kulp y Benjamin Strauss advirtieron que un aproximado de 230 millones de personas vivían en terrenos a menos de un metro por encima del nivel del mar, la mayoría son naciones asiáticas. Creen que unas 50 pequeñas islas podrían desaparecer para finales de este siglo, incluso con un escenario de calentamiento global moderado.
Un término cada vez más necesario
El caso de la isla de Jean Charles visibilizó el impacto del cambio climático en las comunidades costeras y puso de relieve la necesidad de crear políticas y mecanismos de protección para los refugiados climáticos. Si bien el término aún no ha sido reconocido oficialmente por la Convención de las Naciones Unidas sobre Refugiados, será cada vez más necesaria la creación de un marco legal que proteja a los desplazados por el cambio climático.
El IPCC o Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU alertó en 2021 que entre 1901 y 2018 el nivel del mar aumentó 20 centímetros. La cifra es el mayor aumento en un período de 100 años de los últimos tres milenios. El estudio también reveló que el promedio de crecimiento anual fue de 2,3 milímetros entre 1971-2018, y de 3,7 milímetros anuales entre 2006-2018.
A ese ritmo, dice el IPCC, para el año 2050, si el nivel del mar aumenta tan solo un metro, entre 60 millones y 110 millones de personas perderían sus hogares. Las zonas más vulnerables a los efectos del cambio climático son aquellas ubicadas a nivel del mar o a menos de dos metros del nivel del mar, con costas arenosas y arrecifes de coral degradados. También las regiones insulares y costeras que experimentan alta actividad sísmica, volcánica y/o huracanes.
Para el año 2100, el IPCC prevé cinco escenarios basados en proyecciones de emisiones de gases de efecto invernadero. Si las emisiones son “muy bajas” el nivel medio global del mar aumentará entre 28 y 25 centímetros. Pero si las emisiones son “muy altas”, el incremento sería 63 centímetros y 1.01 metros.
Refugiados en su propio país
No se trata solo de islas que quedarán deshabitadas o sumergidas, sino de países completos que tendrían que mudarse. No es un drama menor. En el caso de los habitantes de Jean Charles, se convirtieron en refugiados climáticos dentro de su propio país. El gobierno estadounidense habilitó un área tierra adentro en Luisiana para ellos. El Groundswell del Banco Mundial calcula que para 2050 el cambio climático habría forzado a 216 millones de personas de seis regiones globales a mudarse dentro de sus mismos países.
El archipiélago de Kiribati y las Islas Fiji ya han registrado migraciones internas por la erosión costera y las inundaciones. Las Islas Marshall, también en el Océano Pacífico es otro territorio que enfrenta graves amenazas. Además de territorio, están perdiendo previsiones de agua potable, ya que el aumento del nivel del mar contamina los pozos de agua. Su capital, Majuro, ha perdido 30 % de su costa.
Las islas Maldivas, en el Océano Índico, es un archipiélago de 1200 islas, de las cuales 203 están habitadas. Todas en riesgo de desaparecer porque sus costas están entre cero y dos metros sobre el nivel del mar. Sus autoridades construyen una impresionante isla artificial, Hulhumalé, para acoger a 400.000 personas.
También las costas de ciudades de Estados Unidos como Nueva York o Miami podrían ver los efectos del aumento del nivel del mar. La Isla de Tangier en el estado de Virginia ya ha perdido 60 % de su tamaño y en 20 años habría desaparecido por completo.
Tuvalu tendrá que mudarse
Pero ¿y qué pasará con los países insulares que pierdan todo su territorio?
Tuvalu es un archipiélago en el Océano Pacífico central, ubicado entre Nueva Zelanda, Hawaii y la Isla de Pascua. Es considerado uno de los primeros países que podrían desaparecer bajo el agua. Cuenta con 11.300 habitantes.
En 2021, Simon Kofe, ministro de Relaciones Exteriores de Tuvalu se presentó en la Conferencia sobre Cambio Climático de la ONU con un vídeo impactante. Kofe aparecía vestido de traje, parado en una playa desolada con el agua hasta las rodillas, hablando sobre los efectos del calentamiento global. En 2023, el gobierno australiano decidió otorgar hasta 280 visados anuales a Tuvalu para ayudar a reubicar a sus habitantes. Ellos son los próximos refugiados climáticos.
En el Océano Índico, está la isla de Ghoramara perteneciente a la India; hace 25 años contaba con nueve kilómetros cuadrados de superficie y hoy son apenas cuatro kilómetros cuadrados. Una isla vecina, Lachara, desapareció hace 18 años bajo el agua. Otros países insulares en riesgo de inundarse o desaparecer son Kitibati, Nauru, Islas Salomón, Vanuatu, las Islas Seychelles, el Estrecho de Torres, la República de Palau y Cabo Verde.
Otros riesgos por el aumento del nivel del mar
El nivel del mar sube por varias razones. En primer lugar, el deshielo de los polos de la tierra producto del calentamiento global causado por los gases invernadero. Pero en zonas donde hay yacimientos de petróleo, como en las cercanías de Jean Charles, también ocurre por la construcción de canales para movilizar las embarcaciones petroleras.
Asimismo, la inundación de las islas y la erosión de sus costas también responden a los ciclos de tormentas y huracanes. Estos fenómenos son cada vez más devastadores al punto de arrancar la vegetación que protege la integridad de la tierra. Además, sin vegetación, no se produce la acumulación de sedimentos que ayudaría a preservar los márgenes de ríos.
Otras consecuencias del aumento del nivel del mar, enumeradas por el IPCC en su informe de 2022 son pérdida de playas arenosas, marismas salinas y bosques de manglares. Pérdida de arrecifes de coral, campos de algas, hierbas marinas y manglares. Salinización del agua subterránea y colapso de la pesca local y la acuicultura. Migración de especies marinas a nuevas áreas y brotes masivos de algas con su pérdida asociada de oxígeno que causa la muerte en el fondo marino.